Este cómic nunca lo había leído (de hecho, ignoraba su existencia). Cuando lo sacó de nuevo PDA vi que la gente hablaba bien de él, pero en ese momento no pude comprarlo porque tengo un límite presupuestario (ni me sobra dinero, ni espacio). Así que, cuando fue víctima de un descuento estas Navidades, me hice con él, por aquello de que es el eslabón entre el UDC de la Edad de Oro y el UDC postCrisis (las primeras) y que estaba bien.
Robinson (que tiene en su haber uno de los mejores comics que he leído en mi vida, "4 demonios y un infierno", que desgraciadamente no tengo y dudo que lo vea en español, pues pertenece al universo Grendel) hace un trabajo modesto pero bueno. Escribe bien, con ritmo y fluidez, profundiza en los personajes y desarrolla muy bien la historia, sin inventar nada nuevo, manteniendo el misterio y aumentando la tensión. Es el típico argumento (desenmascaramiento del villano y frustración de su plan de dominación mundial), pero gracias a que pone el peso en la psicología de los personajes, expone ideas interesantes y utiliza un par de buenos golpes de efecto evita que la historia sencilla y típica sea anodina.
A lo largo de los 4 cómics que componen el tomo Robinson se esfuerza en recrear el EE.UU. de la posguerra de la 2ªGM, explicar porque los superhéroes no intervinieron en esa guerra, explicar porque la gran mayoría abandonó esa actividad en los 40 (eufemismo para explicar el que los superhéroes dejaron de vender al perder el fervor del público) y contar lo que les pasó en esa época oscura, para poder enlazarlo con el renacimiento de los superhéroes (que, curiosamente, mientras Planeta editaba Marvel este había comenzado en 1961 con Lee y Kirby, pero ahora que edita DC, este empezó en 1956 con el lanzamiento de un nuevo Flash, cuál es la verdad verdadera?). Por el camino hay cosas muy interesantes que merecían más desarrollo. Supongo que Robinson renunció a ello por no hacer un cómic interminable y desvirtuarlo, pues el objetivo de este es arrojar luz a los años oscuros del género (¿1945-1955?), no a reflexionar sobre él. Entre estas buenas ideas con mucho potencial destacan las reflexiones del 1º LV, que se sabe más poderoso que la bomba atómica (recuerden que estamos en los 40) y por eso mismo renuncia a su poder (ser superhéroe) porque, al ver los efectos de esta y la inmoralidad de su uso, llega a la conclusión de que un hombre no puede manejar ese poder sólo siguiendo su propio criterio. Un dilema poco explorado en el género en su faceta intimista. Eso es en cierta forma, lo que hace abandonar a casi todos los supers en "La Edad de Oro" de Robinson. Estos se ven abrumados por una sociedad que no les necesita, pues tiene la bomba atómica y ha ganado ella sola al Mal. Sólo las personalidades inadaptadas son las que siguen con su actividad. La cosa más curiosa de este cómic es que hay una de ley del gobierno que busca que todos los supers se registren y sirvan al gobierno que termina en una lucha apoteósica entre el bando pro y el anti (hostias! Cómo la CW! Incluso el super prorregistro tiene bigote y aspecto de Casanova!). En fin, el guión de Robinson es sólido y entretenido pero, por desgracia, renuncia a hacer metagénero.
Smith hace un dibujo sencillo y tosco que remite un poco al estilo de la época, y feo al no poder conseguir el realismo ideal que pretende. Pero el estilo rudo y limitado de Smith tiene un enorme dinamismo y una buena expresividad, lo cual sumado a una efectiva narrativa clásica hace que el dibujo plasme eficazmente el guión, sin mejorarlo, aunque uno no deja de pensar que pudo hacerse más bonito. Hay que reconocer que parte de la culpa de la rudeza y aridez del dibujo lo tiene el color de Ory ya que este opta también por emular la época. Al manejar pocos colores, predominan los ocres, y aplicarlos planamente sin renunciar a un acabado granulado potencia la rudeza del dibujo. Así, el resultado es un aspecto gráfico tosco y lacónico pero elocuente.
Por tanto "La Edad de Oro" es un cómic con cierta gracia pero que no destaca sobre los demás, aunque reconozco que no sé lo suficiente del UDC. Me pierdo leyéndolo pues, o no conozco a los personajes o mi conocimiento sobre estos es insuficiente, aunque el dibujo no ayuda, pues hay personajes muy similares o irreconocibles de paisano o con otro peinado. Más allá desto descubre que recrear aquella época puede resultar muy interesante. Por ejemplo, el hecho de que los supers tengan que sacar las castañas del fuego sin Superman me ha gustado, o superhéroes tan surrealistas como el Capitán Triunfo (que es producto de la unión de una persona con el fantasma de su hermano cuando toca su marca de nacimiento) o el Espectro (la ira de diso) y tan atípicos como Robotman (ojalá se le hubiese dado más papel!) o el Átomo (teniendo en cuenta que los supehéroes son humanos idealizados, por qué se diseño a este pj como un tipo muy bajito?), que creo que merecen más atención (igual que los de Marvel), son atractivos. Además, la vida y la sociedad en aquella época fue tan diferente a la de ahora que un cómic ambientado en aquella época tiene otro sabor. Lo cual no es despreciable pues a la insípida sopa que es hoy en día el género no le vendría mal más especias.
Comentarios
Ismamelon IV, el pequeñito faraón.
y el Atom era bajito.
experimento 626
Claro que si para juzgar algo solo se lo debe comparar con sus coétaneos, es una obra maestra (de su época)
Pues Bruce y Observador la gente podía ser menos exagerada, así no habría picado.