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Mostrando entradas de junio, 2017

Los Vengadores de Shooter I

He empezado este año a reelerme Los Vengadores vol. I porque ahora sí es posible leérselo entero y me he llevado una sorpresa. Hasta su nº 161 sólo hay un par de grapas decentes ( 113 ,  125  y 157). La cosa es mala hasta la Guerra Kree-Skrull . Luego vuelve a bajar, aunque sube excepcionalmente, hasta que Englehart consigue estabilizarse en la raya en sus últimos nº , logro que su autoerigido sustituto G. Conway mantiene. Así que para mi gusto no es hasta Shooter que ese volumen de los Vengatas encadena varias grapas que superan el suficiente. La etapa de Lee, al principio con ayuda de Kirby , sólo tiene interés porque dio lugar a la serie y a algunos de sus personajes característicos. El que no empezaran a serlo hasta el nostálgico de Englehart evidencia que en su momento esos nº no supusieron gran cosa para nadie a diferencia de los de  Cuatro Fantásticos . Thomas, aunque culto, en muy pocas ocasiones ha sido más que un fan-escritor o adaptador así que se entiende que aqu

Tintín contra el Peligro Amarillo

Mientras el mundo anglosajón se recreaba en los prejuicios producidos por la lucha china contra las potencias imperialistas europeas, principalmente Inglaterra, a finales del siglo XIX para recuperar su soberanía, cuya pérdida, entre otras cosas, le obligaba a comprar opio, en el mundo francófono, en Bélgica, el conocimiento los ponía coto. Si el mundo anglosajón se refocilaba con el primigenio Fu Manchú cinematográfico (1929-1932) que resucitaba el efímero éxito de las 1ªs novelas (1913-1917), y a pesar de las protestas chinas a eso A. Raymond creaba otro prodigio del prejuicio, Ming, en 1934, ese mismo año,  Hergé denunciaba el racismo anglosajón así como el imperialismo nipón (tan certeramente que el gobierno japonés protestó) recreando en el cómic  El Loto Azul  los eventos del inmediato pasado por los cuales Japón se hizo con Manchuria manu militari . En pocas viñetas (las de la versión de 1946) el autor belga nos explica perfectamente en que consistía aquello del Peligro

Tintín en la "América" de Hoover o de Trump?

El problema de Tintín en el Congo es que se ríe con el imperialismo en vez de reírse de él o criticarlo, pero al meterse con ese cómic no hay que olvidar que es surrealista y brutal, la sutileza, el realismo y la bondad no están presentes en él. Como todo producto de su tiempo, no es consciente de lo que hace. Hergé no era-fue imperialista, tampoco racista (véase Las joyas de la Castafiore  y si bien está claro que ni África ni los negros le interesaban, nunca dejó de dibujarles de forma más caricaturesca que a los otros, denunció en  Stock  de coque   el tráfico de esclavos que aún practicaban los árabes con los africanos negros con la permisividad de los occidentales pues aquellos eran súbditos de franceses e ingleses y el Mar Rojo lo controlaba EE.UU.). Por eso esas escenas de la siguiente aventura, Tintín en América . Y eso no es todo, también las hay en las siguientes, El Loto Azul  y  La oreja rota . En estas de nuevo Hergé denuncia al imperialismo inspirándose

Otros superhéroes son posibles: la Hulka de Byrne

Watchmen mató al cómic clásico de superhéroes, si bien no de forma fulminante. Tras Watchmen al mainstream  no tenía más remedio que cambiar. Tenía varias posibilidades. Una de ellas era internarse alegremente en la comedia, que no es lo mismo que la parodia, en el humor. DC lo hizo con la JL de Giffen&DeMatteis y Marvel con la Hulka de Byrne. Evidentemente el humor ya estaba de antes, el tema es que esas series convirtieron a los Superhéroes en un género humorístico o cómico sin renunciar a lo que son. Porque los disfraces de superhéroes no son lo ridículo, tampoco sus poderes, igual que su altruismo violento tan demodé ahora, lo que es potencialmente risible son los clichés y tópicos que el género ha ido desarrollando a lo largo de las décadas que desde el final de los 80 permiten hacer el guión duna grapa de superhéroes en 2 horas. Cuando algo se convierte en convención se fosiliza, así que cuando el tiempo pasa queda fuera de lugar y por ello puede parecer ridículo. Decir

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