Dejé de hablar de Toppi porque no interesa y porque me repetía mucho. Por eso pasé de comentar entre otras cosas a Americania, historias de frontera. También pasó que esa recopilación me decepcionó bastante. Yo pensaba que iba a leer historias inéditas y resulta que no, y el acercamiento que hace ahí Toppi al Oeste/EEUU es bastante convencional. Incluso esas historias gráficamente están por debajo de su nivel. Así, seguramente esa recopilación sea lo peor de Toppi publicado aquí, aunque claro, eso significa que es mejor que lo que publican casi todos los demás. Vuelvo ahora al autor italiano porque ha pasado tiempo desde la última vez y porque seguramente esta sea la última oportunidad de hablar sobre él puesto que es bastante difícil que lo que queda inédito suyo se publique aquí ya que es un artista que no gusta y su temática no es mainstream. Además seguramente Pribiloff sea lo mejor de Toppi publicado aquí después de Sharazad y El hombre del Nilo, por ese orden.
Toppi pertenece a la gran generación italiana de autores de Cómic. Prácticamente todos los sobresalientes pertenecen a ella, y Toppi es uno de los mejores. Todos los desa generación pasaron su infancia bajo el fascismo y su adolescencia en un país destrozado por la guerra lleno de rencores puesto que el fin de la 2ªGM lo vivió Italia como una guerra civil, que paradójicamente perdieron sus 2 bandos, los fascistas y los comunistas. Esta terrible infancia lógicamente ha pesado mucho en Toppi y sus demás compañeros de profesión por lo que sus obras se parecen aunque cada uno es un autor. Así, todos, aunque sus referencias son los autores de relatos y novelas daventuras de finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX (de Haggard a Salgari), al haber crecido en un mundo belicista, imperialista y represivo, simpatizan con los perdedores dese mundo, muy de moda en la juventud de Toppi pues es cuando la Descolonización. Así, en sus historias el malo es europeo, la autoridad, la élite, la ciencia, la razón, la codicia, la ambición, etc. Que no está mal pero es que lo rural, primitivo y supersticioso no es mejor. Lo único que es bastante más inofensivo para su vecinos. Así pues leída una historia de Toppi leídas todas. Aunque evidentemente no hace daño leerse toda su obra desde que se convierte en autor (1976) porque, pese a todo, es variada y diferente. Sobre todo hoy porque ya nadie hace algo así pues estamos ya en otro mundo.
Como dibujante Toppi mencanta. Es de los pocos al que se le puede llamar artista sin exagerar un ápice. La dificultad que tiene es que cuenta las historias de la forma más difícil posible, no es fácil de leer. Los 2 puntos centrales del arte de Toppi son la frontalidad y la verticalidad, las 2 cosas más antinarrativas que hay. La vista frontal es estática por lo que no hace fluida la lectura y la verticalidad impide que se pueda aprovechar toda la página por lo que hay que pensar mucho más la narración. Mucho más en el caso de Toppi pues él prefería o tendía a fundir todas las viñetas para que la página entera fuese un cuadro de los antes, de los que los expertos consideran que son los precedentes del Cómic. Cuadros que presentan diferentes escenas que no están separadas por viñetas y tampoco tienen texto (el cual no es necesario en un cómic). Por esta constante pirueta o subversión de lo fácil, conveniente y eficiente me fascina Toppi. Pero también está que me parece un dibujante sobresaliente. Su estilo es muy particular por lo que no es etiquetable. Es tan realista, tira mucho de referencia fotográfica, como fantástico. Es un poco como sus historias, una especie de realismo mágico a la maniera italiana. Si estas en general, aunque ocurren en entornos, más que realistas, históricos, tienen elementos fantásticos, lo mismo su dibujo. Su base es realista pero tiene también mucho expresionismo y manierismo. Todo con un entintado que busca crear texturas, por eso pudo sobrevivir al ocaso del cómic occidental en B&N, una decisión muy significativa pues era muy bueno con el color (véase la portada), que hacen que sus paisajes y sus elementos fantásticos sean lo mejor de su obra. Así leerle es algo especial. No es mal guionista, pero al preferir el relato corto y no ser muy original lo que hace que sus cómics sean geniales es su peculiar forma de dibujarlos. Toppi es inconfundible. Además fue un artista así que también es muy hermoso. No fue sólo alguien que hacía las cosas a su maniera, también fue alguien que hacía las cosas muy bien.
Este tomo contiene historias que van de finales de los 70 hasta un año antes de su muerte, aunque la mayoría, por poco, son de los 80, su mejor época. Como siempre pasa con las recopilaciones de relatos cortos el asunto es irregular, incoherente y no fluye con delicadeza. Pero Toppi está excelente incluso en su última historia cuando ya se nota que la vida le pesaba de modo que no se esmeró con la figura humana. Hay historias muy fantásticas y otras poco pero en todas ellas hay un punto de humor, a veces negro, a veces blanco. Algunas son facilonas, que sean las más cortas y peores seguro que no es casualidad, todas tienen un elemento sobrenatural y ocurren en el pasado, en general en plena naturaleza. Gráficamente me parecexcelente Setas. Kas-Cej, más larga de lo habitual, ambientada en la Rusia zarista es una genial historia tan irónica que roza la parodia donde el oscurantismo ayuda a la razón a triunfar. Aioranguaq es otro gran relato pues Toppi enriquece la mentalidad mítica con la erudición europea de modo que queda claro las diferencias entre la perspectiva primitiva y la ntra, que ya incluso en el lejano pasado era violenta y artificial, es decir, el europeo nunca ha sido un animal más del ecosistema. Dios menor es la estupenda historia que Toppi lescribió a Otzi a partir del buen conocimiento que tenía de las culturas primitivas y de la humanidad. Finalmente Transiberiana. La última. Naturalmente su dibujo es el peor, mas Toppi seguía saliéndose como paisajista, habrá alguien mejor que él pintando paisajes en B&N?, pero la hacen especial dentro de la extensa obra de su autor (que yo no conozco bien) el que tanto el prota como el antagonista sean malvados y el que su final sea imprevisible.
Así pues Pribiloff es una buena muestra representativa del arte de Toppi. Como suele pasar se editó con demasiada e innecesaria calidad, pero hay que ser muy pedante para editar hoy a ese gran artista italiano. Es viejuno pero bastante clásico pues Toppi, menos cuando se ponía facilón, retrató tan bien cómo éramos que sus historias son atemporales. Mediante el pasado, con el que llegó a identificarse como narrador pues como tal aceptó que la realidad es la suma de lo natural y de lo sobrenatural, transmite, para que no lo olvidemos, que no hemos cambiado y que por eso es improbable que lo hagamos. Toda una lección para quevitemos la vanidad, la madre de todos nuestros males.
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