Jartum principios de 1885. Allí es adonde nos llevan esos autores italianos. Qué pasó ahí? Que dentro desa ciudad estaba Gordon, un exgeneral colonial inglés muy popular en su tiempo por sus obras de caridad, y fuera el ejército independentista del árabe autoproclamado mahdi (enviado; el mandado por Alá al final de la Historia para convertir la Tierra en musulmana) Mahoma Ahmad. Este había conseguido asediar a la capital prometiendo a los musulmanes sudaneses la liberación del poder colonial egipcio y la vuelta a los viejos tiempos de Mahoma, que incluía el tráfico de esclavos, el negocio, Sudán significa negros, que los egipcios presionados por los ingleses habían prohibido y perseguían. Gordon estaba en Jartum, ciudad que ya conocía pues había estado en el país tratando de acabar con el mentado esclavismo autóctono, porque le habían mandado para dirigir la retirada de las tropas egipcias destacadas en Sudán, así como de los civiles europeos residentes en la región y reunidos ya en esa ciudad, porque se pensó que los rebeldes no se atreverían a atacar a un inglés (Inglaterra se acababa de hacer con Egipto, que a su vez dominaba Sudán). Pero, como sabemos, aquel exgeneral extravagante, caballeresco y vanidoso acabó asediado. Al final resultó más importante que la nacionalidad inglesa el escaso número de tropas con las que contaba Gordon, que había llegado a Sudán a principios de 1884. Como la cosa pintaba mal el gobierno británico del momento decidió desentenderse pues el exgeneral se había extralimitado intentando impedir al mahdi, con medidas populistas como legalizar el tráfico desclavos (esto en concreto lo omite el cómic), que campase a sus anchas porque pensaba que su triunfo era peligroso para el África musulmana bajo poder británico. Pero los gobernantes ingleses no pudieron acabar dhacerlo porque la popularidad de Gordon en la pérfida Albión convirtió en intolerable esa fría decisión política. Nobstante su inicial negativa había convertido el tiempo en oro. Así que, Jartum principios de 1885...
El guión, como es habitual en la narrativa histórica, crea un protagonista ficticio que hace de cicerone del lector para así poder desligarse de los hechos y deste modo resultar interesante al que los conoce. En este caso es un periodista inglés (del periódico que lideró la campaña para que el gobierno inglés mandase al general Gordon a Sudán). Este consigue colarse en Jartum a algo más de un mes de su caída (aunque evidentemente ni él ni el resto de personajes sabe eso). Allí ve la situación y vuelve a salir por orden de Gordon para meter prisa al ejército inglés de socorro. Este absurdo más que ironía creo que es prueba de que por ser este cómic de 1976 un encargo, su guionista no sabía muy bien qué contar deste episodio colonial famoso por ser el contexto de la trasnochada novela Las cuatro plumas (citada en el cómic) y sus 5 adaptaciones al Cine, y porque el gran C. Heston hizo en 1966 Jartum, su 3ª mejor peli (las otras 1ª y 2ª), uno de los mejores films coloniales crepusculares donde hace de... Sin embargo se tomó el trabajo en serio porque el guión está bien documentado, retrata certeramente el carácter inglés tradicional, cf. el cine colonial crepuscular inglés, y cuenta una historia anticolonialista (algo de El Corazón de las Tinieblas tiene) de forma ágil y sin caer en el maniqueísmo (compara al ejército sudanés con los cruzados en el sentido de que ambos daban una guerra de religión). Al jedive de Egipto no se le había perdido nada en Sudán, pero a su vez este estaba aún en la Edad Media de modo que, como libertadores de la patria, los sudaneses no fueron unos cubanos barbudos. Así Canzio retrata a los egipcios y a los ingleses (con sus tropas coloniales) como pulpos en un garaje, y a los sudaneses como gente crédula, fanática, cruel, xenófoba y reaccionaria. Los turcos y egipcios explotaban el país con gran codicia pero la propuesta del mahdi no era mejor. Hasta qué punto se puede dejar solo a alguien que declara la yihad? En su guión Canzio no pregunta eso así que no lo responde, pero queda claro que el héroe de la historia es el periodista, un civil. Ni lo es Gordon, gallardo pero imperialista, que aparece fugazmente en el cómic, ni lo es el mahdi, que aquí es el aura de un déspota megalómano (una de las 1ªs cosas que hizo fue poner a los suyos a construirle un mausoleo para poder ser venerado muerto como ya lo era vivo). Quizás señale quién fue el bueno desta historia el hecho de que los ingleses, tras conquistar el califato sudanés (califa significa sucesor), entonces junto con Abisinia y Liberia 1 de los 3 únicos estados libres de África, una década después, destruyeron el mentado mausoleo porque allí estaba el cadáver del mahdi, había muerto poco después de tomar Jartum, al cual tiraron al Nilo salvo el cráneo porque se lo quería quedar el general conquistador Kitchener (el tío del famoso cartel de un tío señalándote para que te alistes), lo que escandalizó al gobierno inglés de tal modo que mandó a su general reenterrarlo (los sudaneses habían decapitado a Gordon y luego habían arrojado sus restos a un pozo, además en ese momento Europa estaba pasando por un fervor religioso que hizo al pueblo inglés ver la conquista como una cruzada y a Gordon como un mártir ya que era muy cristiano aunque sin militar en alguna de sus variantes, lo que evidentemente lo hacía popular en todas). La introducción del cómic no firmada pero sin duda escrita por Canzio dice que el cráneo del autoproclamado mahdi está en un museo de Londres. Por lo que he podido averiguar no se sabe su destino a ciencia cierta así que se supone que está enterrado en Sudán. No sé si la versión de Canzio es malevolencia, exageración o confusión (por lo visto se barajó el llevar el cráneo a Inglaterra para estudiarlo; esto Talbot hace que ocurra en la 2ª parte de su ucronía Arkwrigth). En el siglo XX los ingleses permitieron a los descendientes del mahdi reconstruir el mausoleo, que naturalmente sólo pueden visitar los musulmanes a pesar de que es un cenotafio y que, evidentemente, Mahoma Ahmad no es el enviado de Alá.
Toppi se encarga, con su fabuloso estilo de figuras esbeltas y alargadas líneas por doquier que más que modelar dan textura y con fondos minimalistas, deste sencillo y directo guión lleno de grandes frases: El jabón escasea en Jartum... pero es cierto que no se puede negar el último deseo a un condenado a muerte. El genial dibujante italiano no se mata en el dibujo, no sé si por falta de interés o de tiempo, pero le pone lo necesario para conseguir que el cómic sea una grata lectura. Consigue neutralizar su tendencia a la ilustración, al frontalismo, al bidimensionalismo y al estatismo con una buena narración que tiende a lo rectangular ya vertical ya horizontal y a esquivar el plano general. Por esto último las numerosas escenas de acción no lucen pero tampoco quedan mal (de todos modos al italiano le gusta más condensar el tiempo que dividirlo) y el relato tiene un raro aire intimista. Esto último es apropiado ya que el cómic no deja de ser una aventura personal y anónima (como bien refleja el título) en vez de un acontecimiento histórico. Además Toppi plasma perfectamente aquel pasado, nadie mejor que él ha usado la referencia fotográfica para transmitir verdad, borda las escenas de paseo y viaje y se sale en las escenas en el desierto así queste cómic tiene su buena ración de viñetas fabulosas e impresionantes. La guinda la pone el coloreado mecánico, ignoro si realizado por el gran dibujante italiano personalmente, barato, expresionista, los colores casi exclusivamente son ocres y violetas, y plano, muy de la época, porque dota al cómic de belleza y singularidad y a la historia de cierta irrealidad y exotismo, y eso son cosas quencajan muy bien con el inteligente guión de Canzio pues coquetea con la ilusión, el delirio y el viaje al Otro Mundo.
Por tanto El hombre del Nilo no es un gran cómic pero el dibujo de Toppi y el guión de Canzio, que retrata certeramente de forma impresionista el hecho histórico, lo convierten en una lectura sencilla, agradable y releíble en la que desconocer los acontecimientos no es un problema por la hermosura de los dibujos coloreados con exquisitez y por el tratamiento de los hechos históricos distante y crítico sin destruir por ello lo absurdo y complejo de aquellos. Una lectura que tiene el añadido de ser fresca pues el boceto de la sociedad musulmana que Canzio hace sirve para que no perdamos de vista que la rabia por la explotación y la ruptura violenta de lo normal si no la canaliza la política (los sudaneses no tenían ninguna posibilidad de acceder al gobierno colonial) acaba canalizándola la religión (cosa que resulta muy peligrosa si lo hace una religión del Libro), y entonces la violencia se convierte en transcendente, o sea inhumana, de tal modo que el autosacrificio y la crueldad se convierten en un deber. El modo de combatir del pobre ejército del mahdi es el mismo que el de los muyahidines y terroristas musulmanes de hoy. Morir es chulo porque se va al (mejor) Paraíso (patriarcal imaginable), y ser cruel con el enemigo es obligado porque este es demoníaco. Un conflicto así no es barbarie contra civilización sino Cielo contra Infierno, también lo sugiere Canzio (podía haber incidido en ello pues los de Jartum estaban entre un tío que tenía complejo de santo y otro que se creía el mahdi). El imperialismo decimonónico no es civilización del mismo modo que la yihad tampoco. Deste modo este cómic nos recuerda bellamente que no hemos cambiado y que seguir malinterpetrando vanidosamente las cosas (ver la paja en el Islam permite disimular la viga del cristianismo) como en el XIX sólo lleva a matanzas, -Es un fanático? -No lo sé. Este telescopio es de fabricación inglesa y quizás su óptica sea deformante. Desta forma El hombre en el Nilo, que culmina la descolonización, nos recuerda que en el poscolonialismo el tradicional aplauso xenófobo a la ignorancia hace que las masas y sus gobernantes sigan sin saber el efecto que tiene el propio comportamiento en el otro. Uno no puede esclavizar pero tampoco apropiarse de la casa de otro, uno no puede apoyar a dictadores pero matar mindundis tampoco.
PD: Toppi había tratado esta anécdota histórica al menos en otras 3 ocasiones más en historietas cortas en color pero publicadas aquí en B&N: "[Huida] hacia el Nilo" (Blue Jeans nº 14; trata de las peripecias de uno de los europeos capturados por el mahdi), "Jartum" (Blue Jeans nº 19; con guión de un tal Milani condensa lo narrado en El hombre del Nilo pero tratándolo de forma más global) y "La palabra en el fusil" (Super Bumerang nº 16; con guión de un tal Ventura relata las peripecias de un oficial italiano durante el primer gobierno de Gordon en Sudán).
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