El denominador común del mensaje bíblico convierte en muchos aspectos a las corrientes evangélicas del protestantismo en algo más próximo al judaísmo que al catolicismo. El punto clave de la coincidencia es la noción de "pueblo elegido", a partir de la cual resulta justificado el ejercicio de la violencia contra aquellos que se oponen al grupo humano favorito de Dios. En principio, dado que esa profesión de fe se encuentra asociada a una superioridad en el plano de los recursos, el terrorismo no suele ocupar un lugar destacado dentro del repertorio de formas de acción. Pero hay excepciones cuando este colectivo privilegiado siente la amenaza de aquellos a quienes considera inferiores. Asume entonces el carácter de un terrorismo de vigilantes [que pretende la preservación del orden establecido]: ejemplo, Ku Klux Klan y tantos otros grupos que tras sus huellas han tratado de preservar a sangre y fuego la supremacía blanca en los Estados Unidos.
A. Elorza, M. Ballester y E. Borreguero: "Terrorismo y religión" en A. Blanco, R. del Águila y J. M. Sabucedo eds.: Madrid 11-M. Un análisis del mal y sus consecuencia. Editorial Trotta, Madrid 2005.
Contexto: el párrafo que he citado es el último del apartado o sección dedicado al judaísmo de un capítulo sobre la violencia religiosa de las religiones de carácter monoteísta: judaísmo, cristianismo, islamismo y budismo (esta última tiene la particularidad de ser una religión sin dios pero algunas de sus variantes han divinizado a Buda). El capítulo trata de establecer hasta que punto sus textos sagrados fomentan la violencia religiosa. La conclusión que llega en el caso del judaísmo es que los textos judaícos promueven la violencia cuando el pacto que los judíos creen que han sellado con su dios, para ellos el único, por el que Israel es para los israelitas se ve afectado. Así, ven legítimo el uso de la violencia cuando su dominio sobre esa región se ve amenazado. Esta no ha excluido nunca el terrorismo pues el dios judío no reconoce ningún derecho a los que no ha elegido: pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida (Dt. 20: 16; negrita mía por supuesto). Así, los judíos practicaron el terrorismo cuando se disputaban con los cananeos la región de Israel (Josué, Deuteronomio), la variante insurgente contra los griegos (Macabeos), romanos (sicario es la palabra con la que estos dominaban a los terroristas judíos porque utilizaban la sica, una daga de la zona) y los ingleses cuando estos eran los que dominaban Israel y la variante estatal contra los palestinos cuando sienten que amenazan seriamente su dominio sobre el país. Esta razón, que no sólo legitima la violencia sino que la hace necesaria, es, para los autores del capítulo, la que genera la violencia de los grupos de supremacía blanca estadounidense, que en general tienen la condición de ser ultracristianos. No creo que sea algo personal el ver que también es la que hay tras la "violencia" superheroica en un nivel básico o primigenio.
Para empezar esto no parece descabellado ya que muchos de los autores primigenios de superhéroes fueron judíos, los primeros, los creadores de Superman. Aunque yo nunca he visto una relación directa entre el judaísmo y el superheroísmo pues esos autores estaban perfectamente integrados en la sociedad estadounidense. Así, creo que no resulta pertinente establecer que el superhéroe nace del judaísmo ya que la cultura estadounidense es veterotestamentaria. Que el superhéroe no es algo judío sino estadounidense lo prueba el que este triunfó. Si hubiera sido judío hubiera sido un producto marginal. Por otro lado, la cultura occidental está íntimamente ligada a los héroes con poderes gracias a los griegos (el Capitán Marvel, uno de los superhéroes más famosos de la 1º ola, tenía la sabiduría de Salomón pero la fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, la valentía de Aquiles y la velocidad de Mercurio, si bien su creador no era judío aunque era hijo de predicador). Por tanto, defender que los superhéroes son un producto judío es algo totalmente infundado, es como decir que el cine estadounidense fue inventado por los judíos porque muchos de los primigenios productores de Hollywood lo eran. No obstante, no hay que ignorar que estos primigenios creadores, aunque integrados en su Estado, crecieron en una época en que la sociedad estadounidense era abiertamente antisemita (sobre todo su sector católico, no es casual que este sea el que se dedicó a perseguir al cine de Hollywood) así que debieron sentir más que otros la necesidad de gente que los defendiese, personas que no vendrían del Estado. De ahí, además de por la cultural suspicacia con la que se ve en EE.UU. al susodicho, que el superhéroe sea un héroe popular. Es decir, que surge del pueblo para resolver los problemas del pueblo ya que la élite no lo hace.
Establecido la base cultural, ya mencionada en el párrafo citado, sólo hay que ver que el terrorismo, es decir, el uso de la violencia para intimidar, es algo deliberado en los superhéroes (en términos generales por supuesto). El ejemplo más paradigmático es Batman. Lo que B. Wayne pretende con su disfraz, su eficiencia, su dureza y su nocturnidad es aterrorizar al delincuente, el cual es supersticioso y cobarde, es decir, inferior en lo moral y en lo viril. Batman también nos lleva a ver que muchos superhéroes son ricos (Iron Man, Avispa, los Richards...) mientras que muchos supervillanos son pobres, que muchos superhéroes son estadounidenses mientras que muchos supervillanos son extranjeros, seguro que son más numerosos que los superhéroes extranjeros, (Cráneo Rojo, Armim Zola, Ra´s al Ghul, desde luego este nombre no parece que viajaba en el Mayflower), aristócratas (barón Zemo, barón von Stucker, conde Nefaria... todos ellos extranjeros!), monarcas (dr. Muerte, Namor... además extranjeros!!) o de otras razas o especies (Mandarín, Hombre Radiactivo, skrulls, krees... también extranjeros!!!). O sea, gente que amenaza el status quo: la sociedad estadounidense tal y como está en el momento de publicación del cómic, aunque, evidentemente, hay excepciones como Aquaman, rey extranjero, o Superman y Estela Plateada, ambos de otras especies si bien perfectamente caucásicos (aunque la que montaron los ultraconservadores de EE.UU. cuando Superman "decidió" renunciar a su ciudadanía estadounidense). Por otro lado, el que tardarán en surgir superhéroes femeninos y negros hechos y derechos es evidente que fue porque al principio se les veía como inferiores, es decir, débiles. Naturalmente sin despreciar el hecho de que en un principio los superhéroes era un producto dirigido a niños blancos.
Así pues parece que, ya que es necesario un análisis en profundidad, el superheroísmo no viene del imperialismo como siempre se ha dicho, aunque es innegable que en momentos puntuales lo ha defendido, por otro lado algo que no tiene mucho sentido ya que este se proyecta hacia el exterior y aquel fundamentalmente se proyecta al interior, sino de la idea de que el orden social de EE.UU. es sagrado. Así pues el superhéroe, igual que Josué o los Macabeos, está autorizado a utilizar el terrorismo para defenderlo. Por tanto, no es casualidad que los superhéroes, como los terroristas, lleven máscaras, sean clandestinos, administren "justicia" unilateralmente sin estar legitimados para ello, empleen la violencia, sirvan a una ideología, defiendan a los "oprimidos"...
Comentarios
Te enfrentas a veinticinco años de prologuititis marca Forum. Pero que me socarren contigo en la misma sartén.
¡Vale ya de prologuititis goteante! Primero te sueltan lo de los superjudios, y, cuando te descuidas, la impresionante apreciación: los superhéroes van vestidos como forzudos de circo. -Y de qué se disfrazaban, y qué nombres escogían para los forzudos en aquellos circos, señores del Madeineisnner.-
Queda un detalle, la ciudad. Se te ha olvidado dejar espacio al territorio imprescindible en la constitución de superhéroe. La próxima semana vuelvo para llorar lo mío, pero sí estoy con esto del sectante terrorismo superheroico; entendido por terrorismo el antisacramentalismo del solitario enmascarado salva almas, holy comunity levantada en armas contra el estado, o, más sencillo, contra lo planificado desde fuera. Porque los santos son también los separados, viven desde dentro, lo que apuntas sobre el imperialismo. Donde se aunan el ultraindividualismo y el desarrollo de la actividad grupal.
Desde luego es una figura que bebe de varias fuentes y por ello contradictoria (un antisistema prosistema, un rico que defiende al pobre pero mantiene la riqueza), por ello ha sido tan feraz. Quizás por eso estén ahora en decadencia, la simplificación posmoderna los está haciendo simplones. Sin tensión interior que es lo que daba tanto melodrama como acción.
En fin, muchas gracias por tus siempre iluminadores y complementarios comentarios en esta época en que ni diso deja un comentario.