En su momento traté de leer este cómic. No pude pasar de la mitad. Aburrido. Hace poco terminé uno de mis regalos de cumpleaños, Nueva cultura del Apocalipsis (mucho más interesante e impactante que novelas-soma como Juego de tronos) y me dije: coño, pero si esto es From Hell (recientemente reeditado). Así que decidí retomar el cómic de Moore y Campbell. Ya inmerso en su lectura descubro que Moore leyó la revisión de Cultura del Apocalipsis (edición revisada y extendida de la de 1988 publicada en 1990). Por tanto, confirmo que las chaladuras paranoicoesotéricas de J. Shelby Downard, un loco, me parece que sin diagnosticar, inteligente y culto del profundo Sur, la cuna de la conspiparanoia, que también son una de las principales fuentes de inspiración para Los Invisibles de Morrison, sirvieron para dar forma a From Hell, cómic que empezó a idear Moore en 1988 pero que hasta el año siguiente no fue algo publicable. Si bien su historia "Revelaciones" para La Cosa del Pantano (nº 46 vol. 2 EE.UU.) escrita en el umbral de 1986 demuestra que ya conocía las teorías mágicas que son los cimientos de las locuras de Shelby. Desconozco si a través de algún opúsculo del loco norteamericano o por libros sobre la magia.
Al principio parece que Moore desarrolla en Cómic una teoría conspiparanoica, el inglés siempre ha sido sensible a este tipo de literatura como demuestra Watchmen, elaborada a partir de otras sobre Jack el Destripador. Acaso hay algo más conspiparanoico que decir que esos asesinatos fueron ordenados por la reina Victoria personalmente? Esto hace que la historia sea árida y plúmbea. A la rendición de la narración a la exposición de datos hay que sumar las típicas tonterías conspiparanoicas. Por ejemplo el capítulo 4 de la obra, dedicado a explicar el plan que hay tras esos asesinatos que es puro Downard (este episodio fue publicado en 1991), es el típico razonamiento conspiparanoico que acaba en tontería por manejar datos históricos y mitológicos desde la ignorancia y meter en ello a las versiones conspiparanoicas de sociedades secretas, como siempre los masones, como si no pudiese nadie conspirar sin pertenecer a una, y ponerle a todo fines mágicos. Otro ejemplo es que la reina Victoria encarga a su médico personal el acabar con las putas. En serio? Pero si tenía a soldados, policías y agentes secretos para hacer algo así. Gente que además no necesitaría más que la orden para matar. Por otro lado, estamos en el siglo XIX, en uno de los barrios más pobres de Occidente, las elegidas son 5 entre las 1200 putas baratas de Whitechapel que a nadie importan que se calcula que ejercían. O sea, hubiera sido súper fácil eliminarlas sin que nadie se hubiera dado cuenta y sin que nadie las hubiera echado de menos. Difícilmente se puede ser más anónimas que ellas. La cosa se riza al final. Los mismos que ordenan asesinar a unas putas para callarlas sin importarles que se haga de forma tan notoria que sale en todos los periódicos occidentales, deciden no matar al asesino sino fingir su muerte y meterle en un manicomio para que la verdad nunca se sepa. En serio? Pero poco a poco uno acaba descubriendo que la teoría conspiparanoica de Moore es una excusa para hablar de sus temas: la violencia del Hombre sobre la Mujer, la violencia del rico sobre el pobre, la Magia y el poder de la Ficción, cosas que son más interesantes que una teoría conspiparanoica disparatada. Lo que motivó al inglés a elegir Jack el Destripador fue que reúne todos esos temas de una forma muy atractiva. Por otro lado no hay que olvidar que el psicópata es algo que le interesa bastante. Al menos desde su historia "El Hombre del Saco" para La Cosa del Pantano (nº 44 EE.UU.) escrita a finales de 1985 los asesinos en serie aparecen en su obra. Sin embargo, no consigue hacer entretenida su relato debido a que su exceso de erudición y de documentación, el lector no es un estudioso del tema por lo que no necesita tantos datos, lastran bastante la narración, sobre todo porque son innecesarios para los objetivos de la obra.
Campbell es el encargado de plasmar en papel las ambiciosas intenciones de Moore. Lo hace bastante bien asumiendo la narrativa del guionista, la de From Hell es la de Watchmen pero menos rígida y simétrica, añadiendo más erudición y aportando un estilo tosco y expresionista en b&n donde la raya domina la mancha. Es un estilo feo y duro pero que funciona debido a que su dureza encaja perfectamente con la crudeza de la historia y comunica bien. Un estilo convencional hubiera vulgarizado la historia, y la de Jack es de todo menos eso, y un estilo más académico hubiera chocado con la crueldad y la sordidez de la historia. La elección de Campbell, o la de Moore eligiendo a este, es acertada del mismo modo que lo es la de Spiegelman para su Maus. Un estilo realista hubiera hecho difícil leer una historia en la que lo peor del ser humano es el protagonista.
Así pues, From Hell es un cómic expresionista bastante tostón aunque tiene momentos notables. El capítulo 4, como toda teoría conspiparanoica, es sorprendente y entretenida, los capítulos 10 y 14 son sobresalientes y el apéndice II es una reflexión muy lúcida que además da la clave para entender la obra. Sin embargo, es una obra de Moore. Lo cual quiere decir que es interesante y se aprenden bastantes cosas que, como se suele decir, no vienen en los libros. Además, es una pieza clave para entender la obra del inglés. Le llevó casi 10 años terminarla, la idea la tuvo en 1988 y la última parte se editó en 1996, así que muchas cosas pasaron en su vida mientras la escribía. Lo demuestra que tomó la decisión de hacerse mago durante ese período. Además, una investigación tan profunda y exhaustiva a la fuerza tuvo que transformarle ya que eso pasa cuando alguien gana conocimiento. Este cómic es clave en la obra de Moore porque es el paso más grande que el inglés ha dado en la investigación que es la obra de su vida: la historia de la Edad Contemporánea a través de su ficción. A Moore, seguramente para poder entender por qué a él le tocó ser pobre, siempre le ha obsesionado entender por qué las cosas son como son y a eso ha consagrado su vida y, como cualquier investigador, comunica sus hallazgos. En ese sentido creo que su Liga de los Hombres Extraordinarios es la continuación de From Hell no solo cronológicamente. Las conclusiones que sacó Moore de su intenso y completo trabajo de investigación sobre Jack las desarrolla en esa saga. Lo importante [son] nuestras mentes y como bailan. Jack refleja nuestras histerias. Es un receptáculo sin rostro de cada nuevo pánico social (o sea, es un mito). Esto es LHE. Un estudio de la relación entre la realidad y su ficción, de como se afectan entre sí, de como es la Ficción, como muy bien sabe Moore porque viene desde abajo, lo que al final cuenta pues nadie lee Historia y siempre esta es subjetiva e interesada (la escriben los vencedores o los resentidos), es decir, es ficción. Lo decisivo en la vida es lo que uno piensa. Por tanto, el autor de Ficción ha de crear responsablemente pues influye en las mentes, algo que él ha podido comprobar con su propia obra. Por eso, a través de su alter ego Próspero, que sin duda nació en From Hell, Moore intenta en LHE salvar la Ficción del realismo que desde el siglo XIX la ha convertido en algo triste/grim y desagradable/gritty como la historia de las 5 putas por pobreza y machismo, Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elisabeth Stride, Catherine Eddowes y Marie Jane Kelly, asesinadas y más por el/los que se ocultan para siempre tras Jack.
Comentarios
De From Hell me gustó el ritmo como de vomitado de las confesiones del doctor desvelando el ciclo invariable. En un principio presentado como histórico pero vuelto del revés por los motivos más personales del glotón. Hasta que no se distingue si es el fenómeno el que crea la historia o la historia la que produe el fenómeno.
Pero me sigue disgustando que parezca tan cotidiano y tan poco fantástico. Al fin, contra lo que sucede hasta la tercera parte de los Ligueros, son personajes históricos bailando con un fantasma histórico en un marco en el que socialmente el asesinato se vivía como una excepción. Una patología de signos indescifrables que irrumpe aparentemente como la ruptura de un orden cierto. Mediante el cual se revela lo provisional de ese orden construido sobre la anomalía, en realidad.
El orden histórico y la dimensión anómala del crimen se presentan a la vez como dos vidas independientes y como alimento el uno del otro. Eso recuerdo. No es tan distinto del Dracula (el novelón). ¡A lo mejor por eso ya no tengo esta historieta mooreana!
[Que me regalen la última edición.]
¡Ostis, si no tengo cuenta de Buitrer! Acabo de sufrir una fromhelltitis espontánea.