Nueva versión de la saga de Beowulf, el primer poema épico de época cristiana, que se pone a nuestra disposición. Esta vez a cargo de unos españoles, S. García y D. Rubín, que consiguen conjugar armoniosamente lo posmoderno y tradicional para recontarnos la legendaria y popular vida de Beowulf.
El cómic no está mal. Es excesivo en todos los sentidos pero al final no cruza la línea que lo convierte en una megalomanía que no va a ningún sitio. Los diálogos son escasos y sencillos pero transmiten muy bien la mentalidad guerrera de la que Beowulf es testimonio. En ese sentido, aunque no conozco el texto del poema, García es muy fiel al original, tanto que está más cerca del original pagano que de la versión cristiana, la más antigua de la saga que tenemos, aunque no deja de añadir elementos posmodernos como el humor, el distanciamiento o una profundidad psicológica mayor. Esta laconicidad del guión contrasta, evidentemente es algo hecho aposta, con la exageración del dibujo: páginas y viñetas de más porque se busca la espectacularidad por medio del tamaño y la recreación en los momentos, experimentalismo, dibujo caricaturesco (que no encaja perfectamente con el aire sombrío y rudo de las historias germánicas), gore y coloreado lisérgico, el predominio del rojo y el negro dan a la historia un pertinente tono alucinante. Por tanto, bien.
Sin embargo, el cómic queda cojo porque los autores no son más que meros portadores. Su obra es más una forma de purgar el asombro que sienten ante la brutalidad y la simplicidad del relato original que una apropiación de material ajeno para decir algo propio. Por ello esta obra es fallida pues el poema de Beowulf no es un relato para entretener sino un mito, es decir, una cosmovisión convertida en narración. Es la encarnación del ideal de instruir deleitando. En Beowulf está la religión, la moral, la esperanza, la vida y el pensamiento de una cultura. En este plano es donde fallan los autores españoles, si el poema dijo mucho a sus primeros oyentes, por eso nos ha llegado, el cómic no dice nada a sus lectores. Así, tras leerlo no contesta la pregunta, por qué yo, consumidor, he de adquirir, después de todo se trata de esto, de comprar, si no se regalaría, esta versión?
A pesar de que el trabajo de García y Rubín tiene muchos aciertos el cómic es plano. Así, da igual el excelente diseño de los monstruos, tremendamente novedosos y diferentes, algo muy difícil de hacer hoy en día donde el pasado es opresivo, y no importa el acierto en el modo de acercamiento al poema épico, a un fondo que está muy lejos de nosotros ya que no tenemos la mentalidad ni los conocimientos del público para el que este poema se escribió. Por ejemplo, el gore es algo moderno ya que, a diferencia del auditorio original, los ancestros de los vikingos, el actual no ha presenciado combates mortales a cara de perro de modo que el estilo directo y concreto del original no le diría mucho pues no despertaría ninguna imagen o sentimiento. Los mitos y leyendas se recuentan porque se pueden adaptar a cada momento, el no haberse hecho esto es la carencia de este cómic. No ofrece nada que no hubiese antes. Al no darle los autores algo de nuestra época el relato queda insípido, así que no se hace un hueco de honor entre las versiones anteriores de Beowulf de modo que la obra de García y Rubín queda en una atractiva y potente nada.
Comentarios
- El Héroe te gustaría más.
Yo El Héroe sí que lo disfruto. Te rajo el final: tras el catasterismo, con enfrentamiento final con la señora de la raíz y la vena, vuelve la ingenua figuración Inmortalidad & Autor. Páginas sobre la mesa, cafelito y horizonte (mirando por una ventana, con una mujer, compañera del dibujante, supongo). Heroicidad del día a día.
Está muy bien.
Hay por cierto un tebeo que comparte un parecido final de limpia y purificación autoral que disfruté muchísimo, Punto de fuga (Demo Editorial). Si uno lee sobre él puede creer que se trata de las cuentas gafapasteras, y no tiene nada que agarrar ahí. Pero aparece el gato negro psicopompo a lo Baudelaire, o puede que a lo japonés, desconozco como desarrolló esa imagen el historietista, y me parece notable. Historieta urbana.