Este tomo es el final de la importante etapa de Lee&Kirby en los Cuatro Fantásticos. Si en el anterior la decadencia por el cansancio de los autores así como por la cada vez menor dedicación de Lee a los guiones era clara, en este aún es más patente pues hay que añadir el mal momento económico de Marvel al final de los 60 y la crisis de la pareja autoral. Así, no extraña que todo el gordo tomo sea reciclaje. Ninguna nueva idea salvo Agatha Harkness, o al menos que diese juego en el futuro como las presentadas en los tomos anteriores, hace su aparición. Incluso la incorporación de Crystal al grupo es meramente anecdótica ya que ni aporta ni cambia. También la calidad de las historias se resiente. La mediocridad es un espectro que recorre todo el tomo. Tan solo se salva alguna historia. Así pues este tomo es el peor de los que llevamos aunque, no obstante, es el mejor dibujado por Kirby.
Hay que reconocer que Lee&Kirby como creadores de historias son mediocres. Lo que les ha hecho grandes es su imaginación, su dinamismo, su capacidad para el contraste, su intuición (nadie triunfa sin ella) y su ambición. Por eso este tomo es el peor de todos, aunque no es que sea malo, pues todo eso está ausente y así se nota que sus relatos son mediocres. Las historias son demasiado formulaicas, los argumentos vulgares, las incorporaciones (Franklin, el hijo del matrimonio Richards, y Crystal) no aportan nada, los villanos escogidos en general lo peor de sus creaciones (como demuestra que al menos la mitad no sobreviviesen a la década y otros cambiasen). Quizás el mejor ejemplo de esta etapa sea su nº 100, aunque es cierto que las historias-efeméride siempre suelen ser flojas porque son muy simples debido a que la felicidad engendra complacencia. Es un episodio más pues la crisis económica de Marvel no permitía hacer grapas con más páginas de lo habitual (incluso acabó reduciéndolas a 19) y es una historia muy simple, salen villanos reciclados que a ojos de hoy son estúpidos y aberrantes. Más que ideas locas son ideas tontas. Así pues, aunque estas historias no son duras de leer, no dejan ninguna huella. Solo se salvan, en mi opinión claro está, la primera, una historia de los inhumanos donde Lee&Kirby desatan todo el potencial que tiene el hermano loco de Rayo Negro, muchas páginas después la versión de los autores de la película La mujer y el monstruo y casi al final, aunque está mal resuelta, un enfrentamiento entre la maggia y los 4F.
Así pues, el único atractivo de este tomo es Kirby porque aquí está excelente, sobre todo en la segunda mitad. Debido a la tremenda carga de trabajo y la febril creatividad este gran dibujante al principio no tenía tiempo para tomarse las cosas con calma, aquí sí y por ello encontramos un dibujo que pone mucha atención a los detalles. Kirby se recreó principalmente en dos cosas en el atuendo de las mujeres y en el bebé, el resultado son unas páginas de un realismo tal que aportan un contraste a los elementos fantasiosos que hace que estos y los copiados de la realidad se engrandezcan ya que por su incompatibilidad se resaltan mutuamente. Con este detallismo lo que consiguió el Rey es destacar más la fealdad de los villanos (nadie mejor que él para esto), lo fantástico de los inventos de Reed, el gargolismo de la Cosa... en suma, en hacer más brillante y asombroso lo superheroico. Basta comparar sus páginas con las de Romita sr., dado que Kirby dejó una historia colgada otro dibujante, este, tuvo que terminarla y por ello se incluye en este tomo. Aquel es un buen dibujante, muy cartoon, dinámico y capaz, pero sus páginas no parecen más que cómic. Recuerdan a los célebres cuadros de Lichtenstein. Con él se pierde ese realismo, y eso que Kirby está muy lejos de ser un dibujante realista, que hacía a la cole ser una cosa única. No sólo es el dibujo, también es la narrativa, la de Romita sr. es muy rutinaria, muy de cómic, muy estereotipada, y lo verosímil de lo asombroso, a este tanto la maquinaria como lo monstruoso no se le da bien. Dice Fonseca que en Marvel se pensaba que, tras la marcha de Kirby, Lee cerraría los 4F pero no fue así. Viendo todo lo que se fue con el Rey hubiera sido mejor así. No extraña que nunca haya vuelto a ser la cole estandarte de Marvel. No ha vuelto a ser tan familiar, tan asombrosa y tan imaginativa como lo fueron con los dibujos de Kirby.
Completa el tomo la habitual prosa babosa, simplista y sesgada de Fonseca. Prueba de ello es que en ningún momento habla de las razones de Kirby para marcharse de Marvel tan abruptamente. Ofensiva también porque sólo dedica atención a los detalles más tontos dejando lo importante fuera, seguramente porque lo ignora. Lo suyo son datos anecdóticos, no los análisis. El tomo incluye además la recuperación parcial de una historia que el Rey dejó inacabada guionizada malamente por Lee muchos años después y completada torpemente por Frenz, así como la reproducción de los originales de Kirby de esta historia que se conservan que permiten entrever que él era el principal artífice del final de esta etapa de los 4F.
En fin, un tercer tomo, espero que se complete con uno o dos tomos que recuperen lo editado en otros formatos que fracasaron por su mala concepción editorial, que cierra una etapa histórica para los superhéroes. Aunque no está a la altura de los anteriores y ha envejecido un poco más que ellos (aquí más que nunca Sue y Crystal están siempre en segundo plano, siempre en la cocina, siempre en peligro, siempre de compras), tiene su interés sobre todo para comprobar todo lo que aportaba Kirby a los cómics en los que participaba y así entender (porque eso sólo se puede hacer en color y al tamaño adecuado) porque ese hombre es uno de los mejores.
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