Hace un tiempo me hice (este blog empieza a tener continuidad, cuidado!) con todo el vol. III de los Wildcats y con el final del II sin saberlo. Desde entonces he estado buscando el principio de este. Se publicó 1 vez en grapa (nº 1, 19) mucho tiempo ha (1999-2001) por lo que ya había dado por imposible el encontrar lo que me faltaba. Hoy las librerías de viejo o de antiguo o de 2º mano desprecian las grapas por las reediciones y las tiradas tan ajustadas actuales. Sólo se interesan por la forum primigenia porque las tiradas fueron grandes y hay mucho nostálgico. Una lástima porque me está costando hacerme con el Superman de Johns y el Batman de Morrison. En fin, que hace un tiempo entré por casualidad en una tienda de Madrid que estaba saldando porque iba a cerrar para siempre. Era la 2º visita así que no esperaba nada, pero me encontré con las grapas del vol. II de Wildcats y tiradas de precio! Creo que me salió a menos de 1€ la grapa. Así que soy un tipo con suerte, ya lo sabía, por eso quiero restregároslo y daros el consejo de que nunca perdáis la esperanza. También, gracias a esa tienda, pude tener la edición de Futuropolis de todos los libros de Dune tras 20 años de lucha. Pero hablemos de los Wildcats vol. II.
Del vol. I no tengo ni idea, bueno, he leído lo de Moore, porque siempre me ha repugnado J. Lee. Quise hacerme con el III porque me habían hablado muy bien de él diferentes personas que no se conocían entre sí. Leyendo el III me enteré de que simplemente era el relanzamiento del II, de modo que era una continuación. Como el III está bien, no tan bueno como creí, quería el II. Leído todo este puedo decir que Wildcats de Casey forma parte de la trinidad de Wildstrom junto con Authority de Ellis-Millar y Planetary de Ellis, obras que renovaron el género superheroico en el filo del siglo XXI. Que Norma no lo haya publicado cuando tenía los derechos quizás se deba a que es una historia inconclusa.
Wildcats I terminó por las ventas con el supergrupo roto. Para resucitarlo J. Lee puso al cargo a Lobdell y Charest. Una pareja muy popular a finales de los 90 del siglo pasado (frases así me hacen envejecer más que una cana). Esta pareja sólo aguantó hasta el nº 7, si bien Charest se bajó en el 6 aunque hizo las portadas hasta el 11. La razón de que se rompiese fueron las críticas a Lobdell por la serie. No es que eso hiciese a los editores despedirle, sino que le llevaron a la dimisión porque el consideraba que el responsable de lo que no gustaba al público no era él sino Charest porque este pasaba de los guiones que le mandaba. Este siguió a Lobdell reconociendo su culpa pero no por ello sino porque era incapaz de ser el dibujante regular de una serie bimestral. Leída hoy esta minietapa no está mal. Es cierto que es demasiado rompedora para el aficionado noventero de Image y demasiado lenta (es el ritmo normal de hoy), pero Lobdell hace reír mucho y sentó las bases de la siguiente etapa.
El nuevo guionista de esta fue Casey, por entonces en la cresta de la ola, que empezó en el 5 y el nuevo dibujante el hoy popular S. Philips, que empezó en el 8. Casey comenzó cerrando la trama principal de Lobdell, aunque no sabemos si según los planes de este o no pues su trama es imposible de adivinar, y a partir de ahí planteó una megatrama revolucionaria para el mainstream. No original, pues la directriz es tratar a los superhéroes de forma realista y adulta, pero sí revolucionaria para Image, hasta entonces el reino de la espectacularidad innane y la acción descerebrada (pobres sus aficionados clásicos), y para el mainstream, pues desde los 90 se intenta hacer pero nunca acaba de cuajar. Por ello se entiende que el II cerrase por ventas (lo mismo que en España) pero que se relanzase porque era una serie de calidad (pero cerró sin terminar por lo mismo). Ya se sabe que en un mercado industrial y conservador esta no puede mantener a flote lo diferente, lo rompedor o lo transgresor (hacer superhéroes realistas realmente es ir contra las normas).
Casey en Wildcats hizo como Moore y renovó a los personajes. Los hizo renacer, sin olvidar lo anterior, para que fuesen por otro lugar. Así, el androide Spartan decide cambiar el mundo. Si realmente un superhéroe quiere ser decisivo en la creación de un mundo mejor no se puede limitar a darse de leches. Junto a esta idea Casey habla de política (es decir, de economía) y de tecnología, era el 2000, de modo que Wildcats se acerca más a la CF que a los superhéroes. Si bien, como el guionista no dio a estos temas profundidad, en realidad la serie es un culebrón masculino muy interesante, es decir, un cómic de superhéroes con todas las de la ley. La serie está muy bien porque el trabajo de Casey es fresco (no se ha marchitado aún), interesante y entretenido. Nunca perdió de vista el género y la continuidad (la subtrama de Zealot heredada de Lobdell es de lo mejor de la serie), así que hizo una historia que, siendo transgresora, nunca dejó de ser una grata lectura mainstream. Lo mejor del trabajo de Casey es lo bien que utilizó la condición de no-grupo de los Wildcats (la serie tiene varias tramas paralelas porque sus miembros no forman un grupo si no son un exgrupo), el desarrollo de la historia incorporando poco a poco nuevas ideas y la continuidad y la profundidad y dramatismo que dio a los protas. Pocos ejemplos hay en el mainstream de unos pjs tan verosímiles. Casey utiliza muy bien la condición torturada del superhéroe moderno así como la continuidad como símbolo del pasado traumático para hacer una cole emocionante en la que es imposible no empatizar con sus protagonistas. Todo sin olvidar la acción, la violencia, el conflicto y las sorpresas, así que la serie responde perfectamente a ese mainstream adulto que algunos guionistas intentaron establecer con el cambio de siglo que al final ha quedado en otro grim&gritty vacuo. Yo prefiero la psicodelia pop, pero me quedo con el superhéroe realista y adulto antes que con el que se cree adulto porque desmiembra dioses y hace guiños pueriles a la realidad.
S. Philips es un dibujante inglés con unos comienzos duros pues el éxito, relativo que no es hot, no le llegó hasta 20 años después de ser profesional, precisamente con esta serie. Aunque su estilo expresionista lo hace más adecuado para el noir u otro tipo de géneros oscuros, su excelente narrativa, su capacidad expresiva y su competencia le hacen ser un profesional todoterreno muy bueno. Es el único que siguiendo a Mignola ha cuajado. Sólo hay que compararlo con el torpe de Oemning para darse cuenta de quien sabe utilizar un estilo transgresor para el mainstream y quien no tiene ni idea de lo que está haciendo. Con él Powers sería de lo mejor que se estaría publicando. En fin, Philips sacó al guión de Casey todo lo que tenía dentro, emoción, violencia, oscuridad, dolor, así que es parte fundamental de la bondad de Wildcats vol. II. Se le sustituyó por alguien más vistoso y más mainstream en el III. Algo injusto porque con su compenetración con Casey se había hecho con la serie y con su singularidad ejemplificaba muy bien que esta no era la típica cole superheroica, pero necesario desde el punto de vista editorial.
El resultado es el 1º acto de una tragedia griega por el expresionismo de Philips, el drama de Casey y la condición heroica de sus protas. Pjs torturados y sufrientes que luchan contra el Destino es lo que subyace en esta historia (y otras cosas) por lo que son unos cómics notables que merecen ser leídos. Por tanto, estén atentos por si alguna vez ECC hace justicia. Sin embargo por ahí aún es fácil ver el tomo con que PDA finiquitó el volumen II en el 2005 a un buen precio (nº 20, 28). Este, aunque es el colofón, tiene la suficiente entidad como para leerse solo, está lleno de cosas, tiene mucha violencia y un aire grave y una lectura de metacómic que realza el resultado final, por tanto, una buena muestra de lo que es 1 de las 3 mejores obras de Wildstrom.
El nuevo guionista de esta fue Casey, por entonces en la cresta de la ola, que empezó en el 5 y el nuevo dibujante el hoy popular S. Philips, que empezó en el 8. Casey comenzó cerrando la trama principal de Lobdell, aunque no sabemos si según los planes de este o no pues su trama es imposible de adivinar, y a partir de ahí planteó una megatrama revolucionaria para el mainstream. No original, pues la directriz es tratar a los superhéroes de forma realista y adulta, pero sí revolucionaria para Image, hasta entonces el reino de la espectacularidad innane y la acción descerebrada (pobres sus aficionados clásicos), y para el mainstream, pues desde los 90 se intenta hacer pero nunca acaba de cuajar. Por ello se entiende que el II cerrase por ventas (lo mismo que en España) pero que se relanzase porque era una serie de calidad (pero cerró sin terminar por lo mismo). Ya se sabe que en un mercado industrial y conservador esta no puede mantener a flote lo diferente, lo rompedor o lo transgresor (hacer superhéroes realistas realmente es ir contra las normas).
Casey en Wildcats hizo como Moore y renovó a los personajes. Los hizo renacer, sin olvidar lo anterior, para que fuesen por otro lugar. Así, el androide Spartan decide cambiar el mundo. Si realmente un superhéroe quiere ser decisivo en la creación de un mundo mejor no se puede limitar a darse de leches. Junto a esta idea Casey habla de política (es decir, de economía) y de tecnología, era el 2000, de modo que Wildcats se acerca más a la CF que a los superhéroes. Si bien, como el guionista no dio a estos temas profundidad, en realidad la serie es un culebrón masculino muy interesante, es decir, un cómic de superhéroes con todas las de la ley. La serie está muy bien porque el trabajo de Casey es fresco (no se ha marchitado aún), interesante y entretenido. Nunca perdió de vista el género y la continuidad (la subtrama de Zealot heredada de Lobdell es de lo mejor de la serie), así que hizo una historia que, siendo transgresora, nunca dejó de ser una grata lectura mainstream. Lo mejor del trabajo de Casey es lo bien que utilizó la condición de no-grupo de los Wildcats (la serie tiene varias tramas paralelas porque sus miembros no forman un grupo si no son un exgrupo), el desarrollo de la historia incorporando poco a poco nuevas ideas y la continuidad y la profundidad y dramatismo que dio a los protas. Pocos ejemplos hay en el mainstream de unos pjs tan verosímiles. Casey utiliza muy bien la condición torturada del superhéroe moderno así como la continuidad como símbolo del pasado traumático para hacer una cole emocionante en la que es imposible no empatizar con sus protagonistas. Todo sin olvidar la acción, la violencia, el conflicto y las sorpresas, así que la serie responde perfectamente a ese mainstream adulto que algunos guionistas intentaron establecer con el cambio de siglo que al final ha quedado en otro grim&gritty vacuo. Yo prefiero la psicodelia pop, pero me quedo con el superhéroe realista y adulto antes que con el que se cree adulto porque desmiembra dioses y hace guiños pueriles a la realidad.
S. Philips es un dibujante inglés con unos comienzos duros pues el éxito, relativo que no es hot, no le llegó hasta 20 años después de ser profesional, precisamente con esta serie. Aunque su estilo expresionista lo hace más adecuado para el noir u otro tipo de géneros oscuros, su excelente narrativa, su capacidad expresiva y su competencia le hacen ser un profesional todoterreno muy bueno. Es el único que siguiendo a Mignola ha cuajado. Sólo hay que compararlo con el torpe de Oemning para darse cuenta de quien sabe utilizar un estilo transgresor para el mainstream y quien no tiene ni idea de lo que está haciendo. Con él Powers sería de lo mejor que se estaría publicando. En fin, Philips sacó al guión de Casey todo lo que tenía dentro, emoción, violencia, oscuridad, dolor, así que es parte fundamental de la bondad de Wildcats vol. II. Se le sustituyó por alguien más vistoso y más mainstream en el III. Algo injusto porque con su compenetración con Casey se había hecho con la serie y con su singularidad ejemplificaba muy bien que esta no era la típica cole superheroica, pero necesario desde el punto de vista editorial.
El resultado es el 1º acto de una tragedia griega por el expresionismo de Philips, el drama de Casey y la condición heroica de sus protas. Pjs torturados y sufrientes que luchan contra el Destino es lo que subyace en esta historia (y otras cosas) por lo que son unos cómics notables que merecen ser leídos. Por tanto, estén atentos por si alguna vez ECC hace justicia. Sin embargo por ahí aún es fácil ver el tomo con que PDA finiquitó el volumen II en el 2005 a un buen precio (nº 20, 28). Este, aunque es el colofón, tiene la suficiente entidad como para leerse solo, está lleno de cosas, tiene mucha violencia y un aire grave y una lectura de metacómic que realza el resultado final, por tanto, una buena muestra de lo que es 1 de las 3 mejores obras de Wildstrom.
Comentarios
PD: Son los Planetary de Ellis (y Cassaday), xd.