La semana pasada se cocelebró en Madrid el festival 4+1. Este se distingue por celebrarse simultáneamente, todo lo que permite Greenwich, en diferentes ciudades, en este caso en Buenos Aires, Bogotá, Ciudad de México, Madrid y Río de Janeiro, así como en Internet. Lo que echó fueron pelis que no se han estrenado comercialmente en esos países. Una gran idea.
Sorprende encontrar al insigne T. Kitano en este festival pues es un director que, aunque minoritario, siempre se le ha estrenado en España. La único explicación que encuentro es que su reciente ciclo gafapástico le ha convertido en maldito para los distribuidores de modo que, a pesar de que T. Kitano ha vuelto hacer lo que mejor se le da, por lo que tiene seguidores como yo, estos han dejado de respaldarle. Cosas que pasan. Se estrena a T. Kitano hasta que justo vuelve a hacer cine más comercial. Una pena porque los que vemos este tipo de cine no somos tan efímeros como el gran público.
En fin, Outrage (2010), ultraje, es el reencuentro de T. Kitano con los yakuzas. Pero las cosas no son como antes. La pasada década no ha transcurrido en vano. El acercamiento de T. Kitano es más genérico, más convencional. Ha dejado de lado esa mirada que enrarecía una historia de mafiosos hasta convertirla en algo absurdo. Su pj sigue igual salvo porque se le empiezan a notar los años. Sigue siendo ese tipo inexpresivo, solitario y aislado que parece estar ya muy lejos. Un tipo que parece un marciano entre yakuzas salvo cuando se cabrea. Pero aquí ya no es un loco. Sigue habiendo humor porque sus pelis siguen siendo violentas y trágicas pero ya no es absurdo sino exagerado, caricaturesco, burlesco. El resultado es una peli de mafiosos al uso. Su esqueleto es muy parecido a "El Padrino", en mi opinión. Outrage cuenta la competencia entre 2 familias por un territorio y termina con un paroxístico final donde se ajustan todas las cuentas que se han ido acumulando durante el metraje de modo que caen casi todos los protas de la peli. Un final orgásmico que por ser de T. Kitano y japonesa está exento del tratamiento operístico que es la marca de F. F. Coppola.
Pero la gran diferencia no reside en la sobriedad de T. Kitano frente a la opulencia del director estadounidense de raíces italianas sino en la aspereza y soledad de Outrage. Estas características vienen por la ausencia del maniqueísmo y happy end propios de Hollywood y porque la familia no sale por ningún sitio a pesar de que los yakuzas son similares a los mafiosos, patriarcales, familiares, machistas, violentos y conservadores, por eso visten como occidentales hasta el extremo de seguir la moda hortera del Pacífico (camisetas hawainas y look setentero). Otra diferencia, pero esta es cultural y no por una decisión autoral, es que los yakuzas son un mundo cerrado. La poli japonesa no pacta con los yakuzas como hace la yanki y los yakuzas no tratan de disfrazarse de cordero. No buscan respetabilidad a través de negocios legales, relacionarse con políticos y jueces o cultivar a la jet set. En definitiva, no buscan pasar por normales (salvo la pretensión de los jefazos por ir de blanco), de ahí que mantengan la tradición de sus aparatosos e inconfundibles tatus. La última característica que distingue la mafia de F. F. Coppola de la de T. Kitano es que esta es opresiva. La cantidad de reglas y protocolos y la lealtad es asfixiante y margina, no es una señal de orden y de principios (si bien la yakuza, al igual que los Corleone, ven mal el narcotráfico). Así, en Outrage la jerarquía y la sumisión propias de Oriente se revelan como desquiciantes y explosivas pues el patriarca de su casa no es más que un humilde vasallo en la casa de su jefe. Así, este paso de la omnipotencia a la sumisión en segundos sólo engendra rencor y deslealtad. Estas cosas son las que dan singularidad a Outrage incluso dentro de las pelis sobre yakuzas de T. Kitano pues esta, como ya he señalado, los mira de forma más realista.
El resultado es una peli muy competente y accesible de modo que es capaz de gustar a cualquier espectador, especialmente a los aficionados al cine mafioso. No es necesario ser gafapasta para disfrutar con Outrage. Aunque para ser de T. Kitano decepciona por ser normal ya que si se le despoja del absurdo (la parte central, lo de la embajada de Ghana, lo mejor con diferencia de toda la peli), no es más que un producto convencional de buena factura, algo corto de dinero, muy sobrio y sosegado, lo que solventa T. Kitano como siempre, con escenas violentas que renuevan el ritmo, muy machista (no hay ningún pj femenino y las mujeres que salen son jóvenes y guapas y sólo se ríen) y con un final bastante desconcertante por inesperado pues no queda claro si ganan los malos o los buenos. Los pjs con los que se identifica el espectador pierden pero la araña que juega con las vidas de todos por lucro también cae. Un nuevo orden comienza pero, será mejor? En el fondo T. Kitano nos dice que no importa. Son yakuzas. No son buenos y su vida es breve y brutal. No hay finales felices en el mundo del hampa. Así queda claro que Outrage es una peli de yakuzas de T. Kitano a pesar de ser diferente pues, como las otras, desmitifica el mundo de la mafia. Sólo que en esta peli la ausencia de esa mirada absurda hace que sea más áspera que las otras.
El resultado es una peli muy competente y accesible de modo que es capaz de gustar a cualquier espectador, especialmente a los aficionados al cine mafioso. No es necesario ser gafapasta para disfrutar con Outrage. Aunque para ser de T. Kitano decepciona por ser normal ya que si se le despoja del absurdo (la parte central, lo de la embajada de Ghana, lo mejor con diferencia de toda la peli), no es más que un producto convencional de buena factura, algo corto de dinero, muy sobrio y sosegado, lo que solventa T. Kitano como siempre, con escenas violentas que renuevan el ritmo, muy machista (no hay ningún pj femenino y las mujeres que salen son jóvenes y guapas y sólo se ríen) y con un final bastante desconcertante por inesperado pues no queda claro si ganan los malos o los buenos. Los pjs con los que se identifica el espectador pierden pero la araña que juega con las vidas de todos por lucro también cae. Un nuevo orden comienza pero, será mejor? En el fondo T. Kitano nos dice que no importa. Son yakuzas. No son buenos y su vida es breve y brutal. No hay finales felices en el mundo del hampa. Así queda claro que Outrage es una peli de yakuzas de T. Kitano a pesar de ser diferente pues, como las otras, desmitifica el mundo de la mafia. Sólo que en esta peli la ausencia de esa mirada absurda hace que sea más áspera que las otras.
Comentarios
Así, nos plantea un punto de partida prototípico (una guerra entre clanes) y la envasa al vacío, eliminando cualquier elemento dramático y despojándola de todo adorno. No hay historia ni personajes, sólo cuerpos en movimiento matándose unos a otros en una espiral de violencia casi surrealista. La mirada irónica con la que Kitano muestra todo esto -y que llega a caer en la parodia de los lugares comunes del género: el intento de cortar un dedo con un cúter- refrenda que Kitano sigue obsesionado con analizar -y destruir- la imagen que tanto éxito le ha dado.
Y no creo que la película sea machista, simplemente es que en el contexto en el que se sitúa no hay lugar para la mujer más allá de ser una bonita compañía.
Yo no comparto tú teoría porque yo sí veo drama, historia y pjs. Estoy de acuerdo en su minimalismo y su desmitificación (otra forma de decir parodia). También en que se ve el cansancio de Kitano. Pero reconozco que hace tiempo que he visto sus pelis famosas y las del ciclo gafapástico no he visto ninguna. He visto desde las primeras (pero no Boiling Point) hasta Zatoichi y luego esta.
Si una peli cuenta una historia machista, en este caso porque la yakuza lo es, no es machista? De todos modos no quiero que se entienda que critico la peli por machista sino que destaco que no es políticamente correcta.
Espero no ofender, saludos