Por fin hemos llegado a la etapa de Owsley, que no es otro que Christopher Priest, en Conan el Bárbaro. La segunda edad de oro de la cole. Desde la muerte de Belit (nº 100) la cole había bajado enteros hasta instalarse en una mediocridad gris de la que salía pocas veces por culpa, tanto de unos guionistas que nunca entendieron el pj ni se tomaron muy en serio su cometido como de un J. Buscema que se implicaba muy poco. Así, la serie se arrastró, casi miserablemente, durante muchos años (6) hasta que Priest, a partir del nº 172 EE.UU., revolucionó las cosas de tal forma que incluso animó a J. Buscema a hacer los mejores nº de su larguísima etapa (desde el nº 25) como dibujante de la cole.
Esta saga la publicó forum entre 1986 y 1987 en los nº 100 a 113, ambos inclusive, que son del 172 al 185 estadounidenses, de su versión de esta cole.
Esta 1ª parte de la larga etapa de Owsley, está precedida por el anual 10, dibujado por E. Chan, que forum, haciendo gala del desorden con el acometió la publicación de Marvel en España, publicó en dos partes en los nº 120 y 121. Este anual no preludia el fantástico trabajo que iba a hacer Owsley en la cole regular ya desde el primer día. Tiene cierta originalidad porque incluyó algo de comedia en la historia al dar a Conan un secundario gracioso (que E. Chan dibuja como si fuese L. Carlissian). Más allá de eso es una historia indistinguible de todas las que le preceden, por lo que es difícil atribuirla a un guionista concreto sólo con su lectura. Con todo, tiene ya ese dinamismo y modernidad que aportó Owsley a la cole y cierta potencia visual cuando aparece el monstruo.
Que por cierto, otro fallo de la edición de Conan el Bárbaro de forum que olvidé mencionar en el anterior post, es que no publicó todos los anuales (además de publicarlos desordenados y sin sincronía con la cole), no se publicaron los 1º 5 anuales y el 7. No publicar el 1º está bien porque era la reimpresión de un par de nº de la etapa Thomas-BWS, pero los siguientes son material original. Posteriormente los editaría forum en una maxiserie limitada llamada Extra Conan el Bárbaro que comprendía estos anuales inéditos, menos el 1º, más los que se habían publicado en esta cole, 6 (6 y 8-12).
En fin, que el anual de Owsley no le mostraba como el recambio que iba transformar y a mejorar la cole. Por eso, su 1º nº es todo un sorpresón ya que es buenísimo. Nada de arranques lentos o período de adaptación. Desde la 1º página Owsley ya muestra que sabe que es lo que precisa la cole de Conan, de forma que uno termina la lectura del 1º nº de Priest entusiasmado no sólo por la calidad del episodio sino, también, porque por fin Conan el Bárbaro vuelve a ofrecer algo bueno.
Lo 1º que hace Owsley es guionizar de forma más moderna que todos sus antecesores. Así, el dibujo se revaloriza, pues pasa a 1º plano, ya que nunca es sepultado por el guión o ninguneado por prosa descriptiva y redundante. Lo cual posibilita un ritmo más dinámico ya que no hay tanta palabra y la redacción es más directa y breve. Pero Priest no olvida, y utiliza con habilidad para dar más profundidad a la viñeta, los cajetines de texto. Por otro lado, cambió a Conan. Desde la marcha de Thomas este pj había degenerado hasta convertirse en un estereotipo sin carisma e interés porque ninguno de los guionistas sucesores se había molestado en caracterizarlo, ya a su modo, ya siguiendo el trabajo de Thomas. Owsley corrige ese error de forma que Conan vuelve a ser un pj. Pero no retoma el de Thomas (lógico por otra parte, pues hace 6 años de aquel), sino que hace su propia versión, una especie de outsider espartano, es decir, un tipo duro, frío, poco hablador y a(nti)social por voluntad propia, de forma que es contundente, poco dado a exteriorizar sentimientos y no muy hábil en sus relaciones con los demás. Para compensarlo, pues el Conan de Owsley es un ser taciturno que prefiere la acción a hablar o dar explicaciones, dotó a la cole de una serie de secundarios bastante atractivos (sobre todo el cínico e individualista Keiv, por eso no extraña que consiguiese renovar para la saga siguiente) que son los que van a llevar el peso de la historia. Por último, decidió ser ambicioso, así que abandonó el esquema de historia autoconclusiva de cortas miras para contar sagas, que por su extensión son más propias de los tiempos actuales que de los 80 (por ejemplo, la de Treta dura nada menos que 13 nº), sin romper la fórmula de nº de la serie autoconclusivo en el que Conan ha de resolver algún conflicto. Por todo esto, no es de extrañar que la Saga de Tetra no haya envejecido nada, continue siendo una emocionante e interesante aventura, que va de menos a más, y cuente con algunos de los mejores nº de toda la cole.
El otro gran mérito de Owsley fue enganchar a J. Buscema. Este, como ya he dicho, generalmente tan solo abocetaba, de forma que los entintadores no sólo entintaban. Por eso nunca la cole volvió a alcanzar el atractivo visual de la etapa BWS, aunque muy de vez en cuando salía un nº notable visualmente. Esto cambió porque Owsley precisaba de un J. Buscema fino mucho más que todos los guionistas anteriores, ya que su guiones se apoyaban mucho en el dibujo. Necesitaba una narrativa más ágil y moderna, necesitaba unas viñetas más elocuentes y, sobre todo, un dibujo mucho más elaborado de los pjs, porque el guión de Owsley demandaba que estos fuesen expresivos. Todo esto lo entendió J. Buscema y aceptó el reto desde el 1º nº y así, cuando ya cualquier seguidor de la cole albergaba dudas sobre la veracidad del prestigio del dibujante, este demostró su verdadera talla. Así pues, Priest acabó con los dibujos para cubrir expediente hechos a bases de clichés y gestos genéricos y, por eso, gris, aunque no consigió que J. Buscema fuese tan redondo como lo fue BWS, a pesar de que era un dibujante más eficaz y sabio que este. Para afrontar esta nueva etapa el dibujante estadounidense decidió ser honrado, de modo que dejó de fingir que le preocupaban los fondos reconociendo que pasaba de hacerlos. Así que adaptó su dibujo y la narrativa para que esta decisión no afectase la plasticidad de su labor. Partiendo de esta base, J. Buscema se concentró en hacer una narrativa, aunque, como antes, simple y clásica, más dinámica y con más recursos y, para combatir la sobriedad espartana del dibujo, dedicó mucha atención a las figuras. Pero no elaborando más su dibujo, ya que en estos nº su estilo es el de siempre, directo y sencillo con ecos de Hogarth (cuando no entintaba Chan, pues este le acercaba a Doré), sino siendo mucho más inteligente y preciso, menos automático que antes. De esta forma, volvió a ser, dibujando, el prestigioso dibujante que es, aunque, como siempre, se excedió en sobriedad (un pecado que canta más hoy que entonces).
Lo único que afea esta etapa es que Owsley iba elaborando la historia sobre la marcha, lo digo porque se perciben ciertas contradicciones entre los guiones de los diferentes episodios a no ser que se lean mensualmente, y que J. Buscema no miraba sus páginas anteriores, seguro que por eso sus diseños son simplísimos (el gran pecado que cometió el dibujante en esta cole), de forma que las cosas, sobre todo la arquitectura, varían de página a página. Donde mejor se ve esto es el personaje de Jahli: debería ser mulato, pero ni J. Buscema lo dibujó como tal, ni el colorista lo trató como tal y Priest, que es negro, jamás dijo nada. Otro punto negro, esta vez no achacable a los autores, es la mediocre traducción de forum. La historia, como veis, se puede disfrutar igual, pero hay algunos errores que rompen la lectura porque hay que descifrar que demonios decía el original.
La Saga de Treta tiene una estructura muy moderna, en el sentido de que no es lineal y juega bien con el misterio. También, tiene muchos giros y sorpresas, por lo que su lectura, no sólo es ágil, sino también apasionante. Es difícil contar de que va, ya que empieza como una búsqueda de un tesoro cualquiera y termina con la venganza de un amor despechado. Por eso, se puede dividir en 2 partes, la 1º, nº 172 a 178, corresponde a la búsqueda y la 2º, nº 179 a 85, al amor despechado.
La 1º parte es bastante funcional y genérica pero se lee con interés por la buena compenetración que alcanzaron los autores, la solidez de Priest en la caracterización y por el enérgico y atractivo dibujo de J. Buscema entintado por B. Camp, el único que no imponía su personalidad al dibujante de forma que, tanto la soltura minimalista del trazo como la expresividad del estilo de este no están ocultados por un entintamiento que no comprende, sobre todo, que J. Buscema está dibujando para una serie en color. El 1º nº está muy bien, sin ser nada especial, por su dinamismo y por la transformación del pj de Treta presentado en este mismo nº. Sexy cuando toca J.Buscema&Camp y, por labor de Owsley, interesante, carismático y lo suficientemente sólido como para que la compadezcamos. Vamos, que Priest llena las 22 páginas de acontecimientos e intensidad de forma que, sin hacer nada del otro mundo, entretiene y deja buen sabor de boca. La saga sigue por estos derroteros hasta llegar al nº 175, que es el 1º nº interesante de Priest. Es una historia de Terror nada original pero, como está muy bien narrada y, sobre todo, capta fabulosamente la indomabilidad de Conan, es un nº bastante intenso. Está entintada por Chan. Entintador del que, ya sabéis, opino que no le hace ningún favor a J. Buscema, pero que aquí demuestra su pertinencia al dejar claro que, por su estilo emulador del grabado decimonónico, es el entintador ideal cuando la historia es de Terror. Después de otros nº igual de buenos que los anteriores llegamos al 178, el ecuador de la saga. Este nº es uno de los mejores de toda la cole, fundamentalmente gracias a Priest,ya que hace un trabajo estupendo, porque, J. Buscema&Chan no le sacan todas las posibilidades que tenía el desgarrador guión de Priest y el desolador escenario donde se desarrolla. Este nº es tan intenso que la historia sólo puede continuar tras un giro radical. Lo es tanto que tardamos en enterarnos de que la saga está continuando.
La 2º parte es la mejor de la saga, además de ser uno de los mejores momentos de toda la cole. El escenario es la ciudad El Sha Maddoc (Vivo, conquisto, reino! Cómo flipaba de adolescente con este lema). Un lugar decadente gobernado por un megalómano Maddoc II, que, por eso mismo, no puede evitar tener celos mortales de Conan. El relato sigue avanzando con funcionalidad pero con el ya acostumbrado sólido trabajo de Priest, sobre todo, y J. Buscema hasta llegar al nº 183, que es el comienzo del clímax. A partir de aquí todo se va enrareciendo y precipitando hasta desembocar en el combate a cara de perro entre Maddoc II y Conan, que es uno de las más espectaculares y dramáticos de todos los de la serie, en el que de nuevo, el entintamiento de Chan se muestra muy adecuado, porque la pesadez y hieratismo que aporta van muy bien para dotar de intensidad los numerosos tiempos muertos de la conflagración. Todo esto ha sido en el 184, uno de los nº más brillantes de toda la cole, pero no ha terminado todo, pues ese combate era sólo el prólogo para un final, si bien coherente con la historia y efectivo, un poco anticlimático y demasiado melodramático, sobre todo para una cole de Conan, de forma que desluce un poco el conjunto.
Así termina la Saga de Tetra y la 1º parte de la etapa de Priest. Una historia diferente a todo lo que hemos visto antes, protagonizada por un Conan más duro y expeditivo que nunca, contada con mucha sabiduría y vigor por Priest y solventemente dibujada por J. Buscema (muy bien apuntalado por Chan en los momentos claves) que por fin demuestra, en la cole, su talla.
Comentarios
Aprovecho para releerme el resto de tus críticas barbaras y de paso te agrego a mi lista de blogs.
un saludo,
Kilian