"El estrangulador de Boston", R. Fleischer, 1968 es una peli que me impactó cuando la vi por primera vez en la tele siendo una adolescente. Me pareció alucinante desde el punto de vista formal, ya que su forma de dirigir no sólo era un vehículo para contar la historia inteligiblemente, si no que también formaba parte de la historia, al añadirle detalles o explicarla. Es pues, desde entonces una de las pelis que estilísticamente más me gustan y como, el otro día me dieron la oportunidad de verla por primera vez en pantalla grande, la volví a ver. También era en v.o.s. Esta peli pertenece a los primeros tiempos del género de los psicópatas, de hecho, ni siquera ese género existía conscientemente. Es un film primigenio en esta temática es puro, alejado totalmente de la estilización, de la truculencia, del cuento posmoderno y de la vacuidad y, sin los estereotipos (pero creándolos) del cine de hoy en día de este género. Además, es una peli que trata de ser fría y científica, en ningún momento intenta dar miedín, de sorprender o de tomar partido, lo único que intenta es explicar porque tuvieron lugar esos hechos y porque acontecieron de ese modo. Así pues, es una peli que cuenta con lejanía su historia, tal vez de ahí la apuesta de Fleischer por una dirección tan visible y formal. Una apuesta ambiciosa que le salió perfecta al director, prueba evidente de ello es que la peli sigue funcionando 40 años después. En el cine la gente se reía cuando había que reírse (y cuando no también, que el retrato sobre la sexualidad humana de la peli es un poco rídiculo para la sociedad posmoderna) y los jovenzuelos que tuve a mi lado en la proyección, que no habían visto la peli, salieron contentos y entusiasmados con ella. Todo esto a pesar de que la distancia temporal es muy evidente, los forenses de la peli parece más chamanes que otra cosa si los comparamos con los actuales, el trabajo policial es también poco científico y metódico (seguro que el de hoy en día tampoco lo es, pero eso no es el retrato general que hacen las pelis y series policíacas). En fin, que se nota mucho el desfase temporal en medios, valores y costumbres, pero aún así, la peli sigue funcionando perfectamente. Todo gracias a un buen guión, sencillo pero inteligente y muy bien desarrollado, a unas buenas interpretaciones de unos sólidos secundarios de la época (G. Kennedy, etc.) y de la pareja protagonista un Henry Fonda, que no hace nada especial, pero con su experiencia y presencia hace muy real a su pj y a Tony Curtis, que hace un trabajo enorme, sensacional, comunicando un montón de sensaciones e información con sutiles gestos como un carraspeo o un pestañeo. Una interpretación sensacional basada en la sobriedad y la contención, que es justo lo menos habitual para estos papeles. Pero sobre todo, es la genial dirección de Fleischer que no sólo se basa en la pantalla partida (no es un recurso omnipresente por mucho que se empeñe la gente), si no en el montaje, en una puesta en escena y unos encuadres inmejorables y en la interpretación en imágenes del funcionamiento de la mente humana (sobre todo en el final), tan acertado que ha sentado cátedra. Es obligatorio hablar de la pantalla partida, ya que es el elemento más distintivo de esta película. Esta utilizada para que en la pantalla se pueda ver una misma acción simultáneamente desde diferentes puntos de vista, resultando así la peli más ágil e intensa. Pero esta pantalla partida no esta aplicada de la habitual forma convencional y facilona, es utilizada de todas las formas posibles e incluso aprovechando su estética para narrar. Es pues, un uso inteligente a la par que muy atractivo visualmente, que demuestra lo buen cineasta que era Fleischer y más, si vemos que fue una apuesta arriesgada que no ha sido superada por los tiempos, ni ha quedado como una extravagancia inútil. En fin, una dirección que demuestra el enorme talento visual de Fleischer y su habilidad portentosa para tener la película terminada en su mente antes que en la realidad. Es también necesario destacar el final, intenso, emocionante y precioso. Con un Tony Curtis en su momento cumbre, interpretando muy verosímilmente a su pj y una dirección de Fleischer magnífica, componiendo la escena de forma magistral (seguro que influyó mucho en Lucas para su "THX 1138" y en muchas otras), aprovechando el blanco del decorado, el montaje, la capacidad de la cámara para centrar y dirigir la mirada y del cine (pantalla grande y sala a oscuras) para abstraer, para subrayar visualmente tanto el discurso de la peli como representar una mente desquiciada. Siendo de este modo uno de los finales más "bonitos" que he visto en mi vida. Tampoco hay que olvidar el discurso social de la peli, muy sutil, discutible en cualquier caso, a favor de la prevención y justificando el atropello de los derechos de los sospechosos. Como vemos, nada nuevo se ha movido en EE.UU. desde entonces sobre esta materia. En fin, una peli inmejorable, bastante buena y seria, pero que desgraciadamente pierde mucho en tv.
"La vida de los otros", F. Henckel-Donnersmarck, 2006. Es una peli interesante, con cosas originales aunque su cercanía a un cuento infantil de final feliz a mi modo de ver, no le hace ningún favor. Es una peli que merece verse, porque hay muy pocas pelis (o ninguna) que muestren el mundo paranoico de los regímenes unipartidistas y dictatoriales desde dentro y sin ningún maniqueísmo preconcebido. Así pues la peli tiene de bueno, que no es la típica peli de espías con buenos y malos, si no una peli adulta, compleja, donde hay grises y que cuenta el cambio mental de sus 2 protas, el escritor y el poli, que creen en el régimen. Así, la peli tiene algo original e interesante que ofrecer al público. A mi me pareció de todas formas, que su historia es un tanto ingenua y facilona, teniendo en cuenta que la especialidad de los servicios secretos (comunistas o no) es no respetar la legalidad, hacer desaparecer a la gente y crear pruebas, pero bueno, la peli no se resiente demasiado. En cuanto a la dirección es correcta y muy clásica. Sin alardes, ni originalidad de ningún tipo, planos largos, generalmente amplios y con todo muy centradito y bien enfocado. Un dirección muy funcional que deja casi toda la defensa de la peli en los actores. Los cuales responden bien, sobre todo el poli (U. Mühe), que hace una interpretación magistral, enorme, muy veraz en su retrato de un tipo solitario, apocado y meticuloso, lo cual hace pensar que, si se le hubiese dado más cancha, la peli hubiese resultado mucho más interesante y menos convencional, ya que la historia de amor es una más de tantas. El único problema real del film es su ritmo lento y un epílogo excesivamente largo, que obliga al espectador a aguantar en la butaca cuando ya lo ha visto todo. No sé si ha merecido el óscar o no, ya que no he visto las pelis con las que competía, pero es una peli bien hecha, interesante, original, con buenos momentos y con una actuación excepcional, así que creo que merece verse. Yo la vi en v.o.s., así que puede que haya disparidad de criterios con alguien que la haya visto doblada.
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