Iznogud nunca me ha convencido. La conozco porque a mi madre la gustaba pero tardé mucho en encontrarla entretenida. Hasta bien metido en la adolescencia no fui capaz de terminar uno de sus álbumes. Tras releerlos todos hoy, todo lo que publicó Grijalbo, nada ha cambiado. No me gusta Iznogud. Lo único es que hoy es porque me parece bastante mediocre; pero lo hecho sólo por Tabary, lo más moderno, es directamente mierda. No es que Iznogud haya envejecido mal o mucho, precisamente ambientarse en un siglo XIII fantástico la salva bastante, es que nunca fue especialmente divertida e ingeniosa, y luego la cosa sólo con aquel, aunque narrativamente es más ágil y sofisticada, encima tiene argumentos estúpidos, lo que ya es decir en una cole basada en el absurdo, y un humor muy trasnochado, además de ser derivativa, empieza a haber continuidad y a depender de los episodios anteriores para generar nuevo contenido; el último álbum publicado por Grijalbo es la mejor prueba. Se ve que el dibujante metido a autor completo para estirar el chicle ni era gracioso ni entendió jamás la serie. Ni con Goscinny ni sin él. Iznogud debió terminar con la muerte daquel porque Tabary no estaba cualificado como demuestra el mentado último álbum, que sólo existe porquese dibujante no entendió bien cuál era el espíritu de la serie (eterno retorno). Pero donde hay cantidad siempre acaba saliendo algo de calidad, así, además de las 2 o 3 historias cortas sobre la democracia que sólo pueden ser apreciadas en todas sus dimensiones por los dictadores, me he encontrado en el penúltimo álbum una viñeta que me ha parecido una auténtica genialidad que hoy sentiende mucho mejor que cuando se creó hace poco más de 25 años:
Este es el eslogan del siglo XXI. Da igual; te lo comes.
Comentarios
Y la frase es indiscutible. ;)