Voy a hacer un pequeño repaso a esta serie ya que por fin Norma se ha "dignado" a publicarla entera (entre comillas porque la mitad de su edición ha consistido en sacar el stock, que ha tenido almacenado durante años, de la desgraciadamente difunta editorial grijalbo/dargaud, hay que ser artero y cutre o catalán) y por fin me la he releído para la ocasión. Ahora solo falta que los autores se dignen en terminar la siguiente entrega, que ya llevan anunciándola varios meses y nada.
Le dedico un post a esta serie francesa porque me gustaba mucho en mi infancia-adolescencia (el primer episodio se publicó aquí en 1984, aunque a mí no me suena que me compraran esta serie tan pronto). Ahora que la he releído naturalmente ya no me parece tan buena. En su momento una de las cosas que más me gustaba es que era diferente (y lo sigue siendo). No es el típico cómic francés juvenil a lo "Astérix y Obélix" o "Tintín", es más adulto y serio. Es quizás un intento de conciliación entre el cómic juvenil de la Edad de Oro de la BD con el cómic adulto que comenzaba a despuntar por entonces a través del género de aventuras. En fin, que era una lectura diferente a todo lo que leía entonces y eso le daba un plus. Ahora me parece más convencional y sus virtudes ya no me parecen tan brillantes como antes, pero es entretenida.
Léturgie escribe para Percevan guiones clásicos de aventuras. Es decir, tramas sencillas y lineales que resultan interesantes y entretenidas porque son dinámicas, fluidas y frescas. En seguida te absorben y así puedes disfrutar de una lectura de puro y mero entretenimiento. El entorno de estas aventuras es un fantástico medievo (podría considerarse que ocurren en el siglo XIII y que Percevan es francés), un mundo irreal, porque en él hay magia y monstruos, más próximo al de la literatura medieval que a la Fantasía moderna (Tolkien et al.), lo que le da cierto encanto. Como "Tintín", compensa la independencia de las aventuras con secundarios recurrentes. Por tanto tiene cierta coherencia, continuidad y familiaridad, cosa que siempre sienta bien. Sus protagonistas son la típica pareja antitética y dialéctica de caballero-galán y escudero-cobarde y cómico, que no aporta mucho a la serie porque es mero vehículo narrativo y cómico. Así pues Léturgie no hace nada del otro mundo pero al menos le da algo de originalidad y frescura a Percevan.
Luguy es el dibujante y el mejor de los 2 autores. No es especialmente talentoso pero es un profesional y un currante. Su estilo típico de la BD juvenil, sintético y caricaturesco, es tosco, pero lo compensa con un trabajo inmenso en los fondos, una original y atractiva imaginería, una maravillosa plasmación de la magia y una buena narración y gestualidad de los personajes. Con estos valores consigue unos resultados atractivos beneficiando así enormemente al guión y a la serie pues la notable visualidad que les da, salva a los conceptos y acontecimientos de su mediocridad y convencionalidad. Es pues Luguy el que consigue que en Percevan la fantasía funcione y la historia atraiga.
Paso a comentar brevemente las aventuras independientes de la serie:
"Las estrellas de Ingaar": nº 1 ("Las tres estrellas de Ingaar") y 2 ("El sepulcro de hielo"). Es esa historia típica donde un villano intenta hacerse con un objeto mágico que le hará poderoso. Mientras se nos cuenta esto se nos presenta a los personajes y el tono general de la serie. El 2º número es mejor porque Luguy demuestra una mejora espectacular y quizás por la incorporación de Fauche a los guiones. Pero con todo es una historia floja porque el guión no tiene muchas ideas, está poco pensado y no está bien planificado (el final es precipitadísimo). De todas formas no hay que olvidar que es la 1ª aventura de la serie y la obra de unos autores novatos.
"La espada de Ganaël": nº unitario al cargo del triunvirato del anterior episodio. Una historia floja de perversión y venganza que adolece de los mismos fallos que la anterior pero donde Luguy se sale. Para mí es un número frustrante por eso mismo. Luguy hace un trabajo espléndido, pleno de imaginación y acierto, pero el guión no está a la altura de forma que perjudica al dibujo. Quizás sea gráficamente el mejor álbum de la cole. El diseño de los caballeros de Ganaël (con cierto aire manga, yo diría que una de las influencias de Luguy) es espléndido así como su presentación, el lobo (que recuerda al de "300" pero mucho mejor) está muy bien, lo mismo el personaje de Morgana, ya que Luguy aprovecha muy bien su estilo sintético para hacer a este todo lo inquietante que ha de ser, y la penúltima escena. Magnífica, espectacular e intensa tanto por su realización como por el trabajo puesto por Luguy.
"El país de Aslor": al trío autoral se une Chagnaud como colorista. Este hace un espléndido trabajo por lo que los álbumes en los que participa son los más bonitos. Está historia está mejor, es más sólida y convincente y maneja bien la sorpresa, aunque su geografía es un poco confusa. Tampoco es muy allá pero de nuevo Luguy la rescata marcándose un país de Aslor espléndido, ominoso, misterioso, atractivo y original, así como un espectacular castillo sobre una montaña. Tiene cierto interés porque aquí comienza la tensión sexual entre Percevan y Balkis, la bruja oficial de la serie, un amor imposible dado los diferentes mundos a los que ambos pertenecen. Una idea interesante si Léturgie hubiese querido desarrollarla. A pesar de todo esta historia profesa los mismos errores que las anteriores, demasiada sencillez y un comienzo lento y un final precipitado (generalmente operado en las 2 últimas páginas).
"El arenal del Jerada": seguramente no sea curioso que es la aventura de Percevan y Kervin que menos me gustaba de adolescente y la que más me gusta ahora. Es así porque Léturgie aporta a su sencillo guión poesía ("lo excepcional da lugar a lo banal"), tragedia y un argumento cuyo motor es la búsqueda de trascendencia, de forma que este episodio es el más profundo. Tampoco están nada mal los personajes que inventó para esta aventura, superficiales pero atractivos, la idea de ubicarla en un desierto arábigo surcado por barcos tirados por camellos y la sublimidad del Jerada. Luguy, como es habitual, hace un gran trabajo con unos fondos espléndidos muy verosímiles y complicados, gratos y espectaculares y algunas brillantes viñetas de forma que consigue hacernos vívida la historia. Los colores, con predominio del naranja, hacen contrastar este álbum con los demás, pues en aquellos predominan el verde de los bosques franceses, potenciando así la singularidad de este episodio en la serie. En resumen, es el mejor pues es el más redondo, donde mejor se integran los autores y también donde todos, al fin, están a un buen nivel.
La tabla esmeralda: esta historia se descompone en "Las llaves del fuego", "Los señores del infierno" y "La tabla esmeralda". Es la historia más ambiciosa de la serie, tanto por su extensión como por su complejidad, y el deseo de darle un giro pues Percevan acaba desterrado, de una forma un tanto incomprensible, al final, con lo que se le despoja de su aura de ganador. Una historia bastante interesante mientras Léturgie consigue mantener la intriga, después su habitual livianidad y precipitada forma de finalizar las historias (algo muy anticlimático) rebaja el resultado final. Con todo no está mal porque la oscuridad y gravedad de la historia la hace menos liviana que las primeras. Desgraciadamente por el camino perdemos a Chagnaud y su maravilloso color (me imagino que con acuarelas), que sentaba muy bien a los escenarios de Luguy, a favor de un funcional y sencillo color por ordenador que hace perder a la serie encanto y belleza. Luguy en todo momento está muy bien como siempre.
"El arcantano negro": volvemos a los episodios unitarios. Este es un relato donde se busca la inmortalidad que se aparta un poco del tono general de la serie y donde no se nos da una visión positiva de Percevan pues, aunque como siempre acaba salvando el día a fuerza de valor y tenacidad, en él es una marioneta de sus pulsiones sexuales. Por tanto es una historia oscurilla. Por eso está por encima de la media de la serie. Pero, igual que las anteriores, la lastra la poca elaboración de la trama de Léturgie, solo ya a los guiones, que acude siempre a deus ex machina para hacerla funcionar. Menos mal que está Luguy para plasmar de forma original y atractiva la fantasía de los mismos.
"El señor de las estrellas": otro episodio unitario donde se recupera el escenario oriental. Por ello se convierte en el nº más sensual pues da pie a escenas de harén (que recuerdan a la pintura decimonónica del tema) y está protagonizada por Saadia, el personaje femenino más atractivo de la serie y el que lleva ropa más ligera. Es una historia un tanto sombría y trágica, como viene siendo lo habitual en las últimas entregas, donde, de nuevo, el mal y la ambición se combinan con la magia y el conocimiento arcano, por lo que Percevan ha de intervenir. No está mal porque es la historia mejor perfilada por Léturgie.
El apocalipsis: compuesta por "Los sellos del apocalipsis" y "El séptimo sello". Aquí Luguy se colorea a sí mismo y demuestra hacerlo mejor que los sucesores de Chagnaud, pero el ordenador sigue sin tener la delicada elegancia de la acuarela. La historia no está mal porque Léturgie, como siempre, sabe neutralizar la convencionalidad de sus historias con imaginación y fantasía. Así, la típica historia donde un villano trata de provocar el apocalipsis está bien resuelta, sin brillantez pero con solvencia y con una sencillez que recuerda a las leyendas y cuentos medievales. Aunque, como siempre que Léturgie trata de hacer las cosas más elaboradas, resulta un tanto confusa. Esta iteración no está mal (la 2ª lectura me fue más satisfactoria) y Luguy sigue a un buen nivel, aunque baja el ritmo un poco (hay 21 años entre este álbum y el 1º) y el color digital quita encanto a sus dibujos. Mas con todo sus escenarios fantásticos construidos a base de geometría y simetría siguen siendo espectaculares y únicos. Por otro lado esta historia confirma la deriva de la serie hacia lo sombrío y grave y los finales agridulces, lo que, junto con la perdida del humor facilón y pueril, le da a las historias un toque adulto y cierta originalidad ya que las victorias son pírricas.
Y yastá. Esto es todo lo publicado hasta ahora (ACTUALIZACIÓN: 2011 y 2018). Así pues Percevan va de menos a más y lo mejor que tiene es su dibujo, aunque tosco, elaborado e imaginativo. No es más que una solvente serie de género, pero su profesional factura, efectivo clasicismo y originalidad la han convertido en uno de los títulos destacados de la moderna BD juvenil. Lástima que su precio no sea atractivo.
Comentarios
Primero, la consideración el Tirant lo Blanch como "una de las novelas de caballería españólas más famosas", ya que no lo es... Es una novela de caballería "catalana" (cuando se escribió, los reinos de Aragón y Castilla no estaban unidos, y no está escrita en castellano), y como tal, es un hito de la literatura catalana (en una época
en que no se hacía la absurda distinción entre catalán y valenciano).
Segundo: el uso del término "catalán" como un insulto para hablar del tema de la reutilización de stocks de Percevan... Una falta de respeto toal, vaya.
Y para acabar... En el post anterior, os planteabais si el Tirant lo Blanc es una novela o no... Bueno, pues esta, junto con Curial e Güelfa (que es de la misma época, también en catalán), son consideradas universalmente como las primeras novelas modernas.
Considero que Tirant lo Blanch (no me dices nada del detalle de poner su título original?) es una obra española ya que Valencia es parte de España, así que no veo ningún error. Aparte de que no sería catalana si no aragonesa, siguiendo tu razonamiento que tu mismo perviertes. No entiendo este regionalismo y particularismo, no se da en ningún otro país. En ellos, al menos parece, que los exitos de los vecinos se comparten con satisfacción.
En todo caso estoy de acuerdo contigo en que en un nivel concreto y particular la obra es valenciana. A parte de que digo en el post que la obra es valenciana, así que no entiendo la molestia.
No he utilizado el termino catalán como insulto, aunque entiendo que la hipersensibilidad provinciana que exhibes lo vea así. El estereotipo burlesco de un catalán es alguien avaro, alguien agarrado a la pela y creo que esta sucia maniobra (sacar a precio del siglo XXI comics que son del siglo XX y han estado lustros en unos almacenes) encaja bien con esa idea que tenemos sobre los catalanes. Lo escribí con intención jocosa nada más. Para hacer reír. Aunque admito que igual el horno no esta para bollos.
Bueno, lo de Tirant como novela no esta claro, al menos donde he consultado, puede que se deba a la conspiración milenaria de los castellanos para quitar todo mérito a sus compatriotas que hablan otras lenguas o puede ser que el inicio de la novela sea, como muchos nacimientos, nebuloso. En todo caso, aquí esta tu comentario y yo añado que esta claro que la novela de Malory (hace poco mencionada) y estas otras obras literarias de caballería escritas en el XV, si no son novelas, sí son los padres de estas.
En fin, tómate las cosas con más calma. Todas las regiones tenemos nuestros fallos y éxitos, así que no hay que dramatizar. De momento todos somos compatriotas, convivamos tranquilamente sin buscar 3 pies al gato.
:D
De todas formas yo no creo que haya que respetar a todo el mundo porque sí. El respeto hay que ganárselo.
Por otro lado, creo que todos podemos pitarnos mutuamente. Ellos pitan al himno español y yo califico la avaricia de vicio catalán y ya esta. Lo único que pasa es que los castellanos como clectivo no nos sentimos tan amenazados como vascos y catalanes y armamos menos ruido.
Por cierto, el propio Joanot Martorell, como todos qualquier habitant del Reino de Valéncia en aquella época, se consideraba catalán y como tal firmaba ( y eso es tan facil de comprobar como ojear alguna de las primeras ediciones de la obra).
A mi no me importa, porque es falso en la misma medida en que lo es el del catalán avaro. Además, es genial porque los catalanes son españoles, así que ahí hay parte que les toca :P
Y bueno, lo que quería decir sobre Martorell a M. Sanz es eso mismo, que es valenciano, catalán, aragonés y español a la vez sin ningún problema. Todo eso es compatible.
Respecto a “La Espada de Ganaël”, (para mi el mejor número de la serie), creo que más que el guión falla estrepitosamente el final. Me gusta el comienzo, cuando ya divisan su objetivo, siendo el resto del album el camino, (perturbadoramente largo para lo que se anuncia al principio), hasta llegar al mismo, y cada encuentro una nueva prueba para evitar llegar al mismo. Al final incluso la meteorología, que empieza con una llovizna y acaba en tormenta, parece otra dificultad del viaje. Ahí Luguy se luce, pues su dibujo también evoluciona a lo largo del comic. Mención especial a la plancha que pones en el post.
Pero luego llegamos al final… un “happy end” MUY precipitado y MUY convencional que le quita toda la oscuridad a la historia. Cambiando esto, quedaría una aventura fantástica bastante interesante.
Por lo demás, los escenarios de Luguy son imaginativos y muy evocadores, pero las figuras humanas y en general las escenas dinámicas son mejorables. Coincido también en que el color no ha vuelto a ser lo mismo.
Estoy contigo en lo de Ganaël. Podía haber sido un álbum mejor de haberse cambiado el final tan rápido y simplón.
Desde luego hay algo en la apreja autoral que no funciona a la hora de repartir la historia en 48 páginas, siempre acaban apurados de espacio.
>>>Pero es que en esto te equivocas. Cuando Martorell escribió el Tirant lo Blanc, Valencia formaba parte de la Corona de Aragón (cuyo idioma era el catalán). Por eso la obra es una obra de "literatura catalana". Decir cualquier otra cosa es pecar de ignorancia.
Sobre el origen de las novelas, ya he indicado que el Tirant (y Curial) son consideradas las primeras novelas modernas (las que indicas, como los "romans" de Chretien de Troyes o La Morte DArtur de Malory son consideradas novelas medievales, con otras formas de escritura).
Y no me importa el uso de estereotipos cuando no son tan insultantes como en este caso.
Por lo que he podido ver en internet Percevan es un cómic que calo hondo entre la chavalería de los 80. Yo pensaba que no vendió mucho porque Norma estuvo años sin sacar nada de Percevan. Me alegro mucho de ver que no era el único adolescente que disfrutaba con Percevan.
En fin, aquí otro gran seguidor de Perceván desde siempre. En mi blog le tengo dedicado un monográfico (que debo retomar un día de estos) por si sientes curiosidad en echarle un ojo.
Saludos!
He echado un vistazo a tu blog, por supuesto.
Pese a esta crítica soy un gran fan de este BD desde niño,y agradezco este post, con el que, por otra parte, comparto en gran medida casi todas las conclusiones.
Un saludo.