Yo me subí al tren de los Vengatas bastante tarde. Ya había pasado todo el tema de la Bruja Escarlata y La Visión. Así que me enteré de todo después de que todo hubiese ocurrido, pero desde entonces he querido acceder a esos cómics que prometían ser fabulosos. Cómo podían ser de otra forma? Un mujer y un androide se enamoran y tienen hijos. Tiene que ser, cuanto menos, raro. La cosa ha tardado mucho en concretarse porque durante mucho tiempo no era fácil saber a toro pasado qué se había editado en español, cuándo y cómo o incluso cuál era la edición yanki de los nº que a uno le interesaban. Después de averiguarlo han tenido que pasar años porque hay que encontrarlos a un precio justo. Estos cómics son antiguos, pero también no los quiere ya nadie. No son preciosos. Al final la cosa ha sido decepcionante a pesar de que el firmante es Englehart. Al final la cosa no fue rara sino convencional y burguesa. :(
Englehart es un guionista mediocre pero que ha dado buenas tardes porque es un tipo gamberrete y progresista (liberal en estadounidense) así que sus guiones de superhéroes, sobre todo los de los 70, tienen un tono subversivo o crítico con el sistema o psicodélico que los hace singulares, Marvel es muy burguesa. Durante los 70 cogió la pareja La Visión y la Bruja Escarlata de manos de Thomas y la tuteló hasta el punto de determinar su futuro cercano, de modo que cuando volvió a Marvel en los 80 fue natural para todos que los recogiese y siguiese con el tema. Por eso Englehart es el guionista desta maxiserie. Él los juntó y los casó, pero la cosa no fue más allá hasta que Mantlo los cogió y decidió que querían tener una vida de pareja convencional. En ese punto estaban cuando Englehart regresó, así que siguió la historia con todas las consecuencias. Si el tema tiene que progresar sólo podía ser de una forma: con la progenitura. Después de todo la futura madre es una bruja del Caos. Probablemente este es el momento en que la psicodelia Marvel llegó a lo más alto. El canto del cisne de una forma de ver los superhéroes pues pronto fue sometida a un proceso de aburguesamiento que los ha convertido en bastante aburridos. Signo de eso es que poco después vino el puritano (a pesar de ser el que llevó el erotismo a los superhéroes) de Byrne y acabó con la familia de La Visión y con el androide mismo. Hizo lo que la mayoría de los aficionados querían. Poca gente aceptó esa familia. Un claro vaticinio de lo que le pasó a Spiderman hace unos años. Así, en retrospectiva, esta maxiserie, aunque Englehart está burgués (realista, aburrido, comedido, doméstico, mojigato), es una de las últimas locuras marvelitas. El tono y la forma son burgueses pero el fondo es transgresor e incluso subversivo: superhéroes casados, superhéroes progenitores, androides humanos, hijos mágicos, tramas familiares y mujeres embarazadas en cómics juveniles para chicos... Puesto todo esto en fila parece que me estoy contradiciendo.
Quizás ha llegado el momento de decir cómo es la maxiserie en cuestión. Por si acaso lo voy a decir ya. Muy mala. El 1º nº y el últimos de la edición original son buenos, pero el resto son bastante terribles. No porque sean burgueses sino porque sus tramas carecen de gracia y atractivo. Lástima. Yo creo que es porque Englehart estuvo muy autoindulgente, abusó de la autorreferencia y porque su empeño era convertir a La Visión y la Bruja Escarlata, a una mutante y un androide enamorados y casados, a 2 Vengatas de toda la vida, en una pareja estadounidense de suburbio, en un matrimonio corriente. A ese objetivo Englehart consagró los 12 nº que le dio Marvel. La Visión debía ser alguien humano y la pareja un matrimonio lo más burgués y convencional posible. Así, la cosa no podía ser otra cosa más que aburrida ya que el guionista tiró a la basura la violencia, la aventura y el riesgo. Deste modo la maxiserie empieza como un cómic de superhéroes canónico para pasar a ser un melodrama de sobremesa con adulterios, riñas, fiestas familiares y bebés. O sea, sin nada divertido. Una pena que Englehart no concibiese de otra forma un matrimonio superheroico. Si bien le concedo que nadie lo ha hecho, o a ningún guionista le han dejado hacerlo de otro modo.
A Englehart, a pesar de haber emparejado un brócoli con una humana, le resultó raro que un androide se emparejase con una humana y fundase una familia. Prueba dello es que no se le ocurrió otro modelo familiar para sus personajes que la familia tradicional: La Visión y la Bruja Escarlata dejan su vida profesional pública y arriesgada, se van a un suburbio, se convierten en propietarios y dejan sus disfraces para convertirse en el típico matrimonio estadounidense burgués de los 80 como el de la irritante familia de Los problemas crecen. Así, Englehart 1º aclara que La Visión no es un robot/androide. No es una máquina sino un ser sintético. No está programado sino que es autónomo, inteligente, y por eso humano. Estamos en época cyberpunk, la humanidad está en la mente no en el cuerpo. También después de Blade runner. Ya cuando Thomas lo recreó, influyó en él Sueñan con androides con ovejas eléctricas? (la celebérrima novela se publicó por 1ª vez en marzo de 1968 y se recreó a La Visión en torno a junio dese mismo año), se insistió en que era sintético no maquinal, pero no por el recreador sino por el creador de La Antorcha Humana (del cuerpo sintético), C. Burgos disfrazado del dr. Horton. En las aventuras originales, como nos recuerda Englehart a través de Namor y el Capi, este no hablaba con la voz fría de La Visión, comía, no como La Visión, y sentía de una forma más humana que la primigenia La Visión. Así Englehart demostraba que el humanoide sintético nunca había sido un robot (si bien la Bomba Lógica le seguía afectando) y concluía la historia en la que La Visión se convierte en una especie de Skynet (justo lo anterior a esta maxiserie). La Visión no es una máquina, no es una computadora, no sigamos por ahí sugiere Englehart. Después le da una familia, le integra plenamente en los Williams separándolo claramente de Ultrón, un robot inteligente que revela que, aunque nos la cojamos con papel de liar la línea de humanidad/IA, es muy difusa, como demuestra la obra de P. K. Dick mencionada y su adaptación cinematográfica, y finalmente le convierte en alguien totalmente cárnico. Si en el 1º nº de Los Vengadores que Englehart guionizó La Visión no cae víctima de la supervillana de turno porque sus poderes sólo afectan a los hombres (y lesbianas suponemos), en el nº 9 de esta maxiserie sí sucumbe a los encantos de la Encantadora, supervillana hermana de la susodicha, que sólo funcionan con los hombres (y lesbianas suponemos). Con ello Englehart pretende establecer que La Visión puede sentir lujuria como cualquier hombre por lo que su amor por la Bruja Escarlata es natural y sano, es decir, la ama porque la ha elegido de entre todas las mujeres (que ha conocido), no porque es la única que le ha hecho caso o por algún tema personal raro. Por tanto, desgraciadamente, Englehart no pudo hacer padre a La Visión sin convertirle en un humano. Es decir, si no lo vulgarizaba, si no lo adulteraba, si no lo cambiaba, si no lo destruía, que es lo que en realidad hizo ya que lo que convirtió a La Visión clásica en un personaje popular era ser un robot con sentimientos. Era esa paradoja, contradicción, hecho fantástico, la razón de su éxito por lo que al destruirla convirtiéndole en un humano corriente Englehart se cargó al personaje. Desdesta perspectiva se entiende que Byrne decidiese reiniciarlo. Parece que Englehart no consideraba a La Visión capaz de ser padre de modo que decidió hacer patente que era un ser maduro y cálido. Da la sensación que el guionista no podía dejar a los niños con alguien raro según sus criterios. Seguramente esta humanización-vulgarización también fue para compensar el origen preternatural de los hijos del androide y la mutante. En el fondo Englehart, cuando pensaba en hijos, sólo pensaba en bebés y entonces no se le ocurría nada más que la familia normal, con abuelos y todo. Así, una historia que debía ser rara se convierte en una típica historia conservadora.
Del fiasco de la maxiserie también es responsable el dibujante, R. Howell. De que su dibujo cambia según entintador deduzco que era un primerizo al que se le dio una oportunidad porque sabía narrar y no se olvidaba de los fondos y de la gestualidad, y de que su nombre no (me) diga nada deduzco que debido a su tosquedad con las figuras tuvo que abandonar su sueño de ser dibujante. Sus páginas son tan sosas que no importa su competencia. No alegran el guión y así Howell debió de caer víctima de la pesadez de Englehart. Daba al tema el rollo realista y hogareño que necesitaba pero, al igual que Englehart, no supo hacerlo atractivo.
Así pues esta maxiserie, que en su momento fue muy importante para el Universo Marvel, aunque hoy parece increíble fue un exitazo, ahora es una lectura pesada y gris. Para desgracia de todos, quizás más para Howell. No se puede ser burgués y rebelde, no importa lo mucho que se empeñen los progres en invalidarlo. Así pues, hoy es, mucho más que en su momento, una rara avis. Una rareza adelantada a su época porque indudablemente es tanto precedente como anuncio de los cómics de aventureros padres primerizos que se hacen hoy en día, como la superhipersobrevalorada Saga del blandurrio de Vaughan o de coles mainstream y todo como los Bendisdores o presumiblemente la nueva La Visión donde el Vengador esta vez se construye su propia esposa e hijos adolescentes, y de los superhéroes costumbristas o más burguesamente realistas como Watchmen. Más esto que lo anterior y ese es el verdadero problema ya que eso es imposible. No se puede conjugar costumbrismo y superheroísmo sin que la cosa resulte un rollo o estéril. O se es mediocre o se es heroico, no se puede ser mediocremente heroico o heroicamente mediocre. No importa la insistencia burguesa en verse como héroes cotidianos, se es un héroe sólo si se es extraordinario. El heroísmo es algo más que tener una vida ordinaria complicada. Así, que el tema del engendramiento sea bastante delirante no compensa que La Visión y la Bruja Escarlata se convirtiesen en 2 personas de la masa conformista, es decir, dejasen de ser héroes. Que una mutante víctima del racismo y que un ser artificial víctima de la tecnofobia al final quieran, como la gran mayoría de los revolucionarios, ser como los demás, como los que les rechazan, es decir, gente prejuiciosa, en vez de cambiar la sociedad al igual que los gais o Englehart, que lo que quiere es que todos sean iguales, que todos tengan su lugar en el puchero estadounidense pero sin cambiar este (léase el nº 8 desta maxiserie), la incapacidad de ver el conservadurismo en muchas de las revoluciones sociales es algo que deja aún más en ridículo a los intolerantes, es muy triste. En suma, el rollo subversivo de Englehart, temas familiares en cómics juveniles para chicos, costumbrismo en los superhéroes y denuncia de los prejuicios burgueses de la sociedad conservadora estadounidense intolerante y excluyente de la época (los cómics son de 1985, el 2º mandato de Reagan), por si cabían dudas sale en el cómic aunque esto parte de una idea de Stern, no compensa la mediocridad y la convencionalidad de los guiones. Aunque el aburguesamiento es una crítica a la intolerancia, el otro siente como tú, no deja de ser aburrido y estamos en la Industria del Entretenimiento. Así, hubiera preferido que la cosa no pasase por vulgarizar a la Bruja Escarlata y La Visión así como su entorno. En todo caso no dejan de ser cómics especiales.
Comentarios
Si acaso salvaría el cuarto cuaderno, donde ya la portada me recuerda que Visión fue el unicornio del Universo Marvel. Creo que la compraba porque valía cien pesetas, una moneda de la época.
Soy incapaz de ponerme a leer Saga, y eso a pesar de que la tienen en varias bibliotecas, los dibujos me parecen imposiblemente sosos.
Yo leí el 1º tomo y no me interesó ya que sólo es interesante para los padres primerizos estresados o que deseen serlo y los cursis. Y sí, los dibujos son muy sosos. Tienen encanto pero cansan en seguida porque son muy pobres.
Visión, como androide, ni máquina ni hombre, es un ser imperfecto marcado por el signo de lo uno: la gema en su frente que lo relaciona con el diamante y la luz, que, a su vez, hacen de él un hijo solar y un salvador monstruoso. Monstruoso porque, además de ser ese 'hombre fabuloso' creado por un ser humano pasa por una segunda creación a manos de Ultrón, en realidad, una transformación de animal (máquina) a pseudohombre, en su busca de perfección se sumerje en una autoobservación pepetua que impide la circulación de las emociones al racionalizarlas identificándose con ellas. Como en el intento de salvar al mundo, en el que se ejemplificaba la paradoja de la unión del intelecto y la emoción. O en esa historieta de Mantlo en la que los enamorados enfrentan un culto ofídico presidido por una serpiente gigante que acababa huyendo. Como siempre huye la Visión, emparentándose con seres durmientes o soñantes y, en general con la soledad, la desorientación y el oscurecimiento del origen: sin nacimiento, no hay alma. Compárese con Rom el caballero espacial revelado como alma pura siempre rememorando sus orígenes. O de una manera enferma al Hulk, quien contempla su infancia de manera absorvente, tantas veces. (En ambas series aparece el arco iris; pero nadie lo ha utilizado en Thor.)
Y recuerda como 'muere' Visión en La última historia de los Vengadores. Y al tamaño en que regresa, que les podría a los que se emeperran en decir que los superhéroes son un invento de judíos.
La miniserie así en cuadernos tiene al menos una portada de Carlos Pacheco. Y, bueno, lo de Nekra y el Segador está curioso. Pero tienes razón al explicar la forma en que se vulgariza la unión milagrosa de la Bruja escarlata y la Visión, aun cuando el guionista macabra y divertidamente haga concurrir como adversarios del androide y la virgen colorada a unos zombies y a una ramera danzante y como aliados a una pareja de magos de feria.