Como un 1/3 de esta cole me la regalaron cuando era peque. Me lo leí entonces, pero no me llenó mucho. Demasiado texto y poca acción. También pasó que el Oeste no me atrae. Aún así poco a poco me hice con los 1/3 que me faltaban. Quizás fue porque flipé y flipo con el tríptico "El tesoro de los confederados", un cómic excepcional. Quizás pensaba, a ver si me voy a estar perdiendo una joya... El caso es que he releído Blueberry varias veces y la conclusión siempre ha sido la misma, buen guión y magnífico dibujo pero no me encandila, demasiado texto y poca acción, y poca presencia femenina, y el Oeste no es una de mis ambientaciones preferidas. Eso sí, "El tesoro de los confederados" es fabuloso, un Spaghetti Western del calibre de El bueno, el feo y el malo. Pero en mi última relectura, que ha sido a salto de mata, al haberse hecho por orden cronológico, como era habitual en los 80 las editoriales españolas se lanzaban a publicar títulos extranjeros con el material reciente dejando el anterior para cuando ya no hubiese aquel, resultando dello que las ediciones españolas ochenteras mezclan lo nuevo con lo viejo en vez de empezar con y en el nº 1 original y seguir desde ahí sin saltos, me he dado cuenta de que Blueberry tiene una progresión interesante por lo que ha mejorado mi opinión sobre ella, aún así me sigue pareciendo que tiene demasiado texto.
El Western fascinó a muchos en la parte central del siglo XX. A hombres de toda condición. Normal, para los espectadores nada exigentes es sencillo y patriarcal, y para los gafapastas contiene muchos temas fascinantes, los indios, la violencia, la frontera, la colonización, la ley... Por ello fue un éxito internacional. Pero mientras que a los italianos les dio por explotarlo filmicamente, los franceses lo hicieron haciendo cómics, que están viviendo un revival en ntro. país. Así se puede hablar de un Croissant Western, que se distingue por estar bien documentado y ser menos inverosímil quel resto, del que Blueberry de Charlier y Giraud es su título más célebre, o lo será Lucky Luke?, y seguramente el mejor.
Es seguramente el mejor porque es el que mejores autores tuvo y también porque estos hicieron un gran trabajo. Charlier es un guionista muy de su época, le da a la palabra escrita demasiado por complejo literario, cosa que aquí es pecado porque su dibujante es excepcional, y privilegia la aventura por encima de cualquier otra cosa, incluso de la caracterización de personajes, que en Blueberry es muy simple, pero esta ranciedad queda anulada porque conoce muy bien el Oeste, cómo se vivía entonces, de modo que las historias son muy verosímiles y al ser históricas se salvan del Tiempo, y porque era tremendamente ingenioso. Sus guiones son siempre iguales y muy tradicionales, comienzo, nudo y desenlace, el desencadenante es un conflicto social, la historia siempre progresa..., pero los anima metiendo tramas paralelas, normalmente la del héroe y la de su antagonista de turno, y construyendo el relato engarzando pequeños episodios en los que el prota, Blueberry, debe superar un peligroso desafío mediante la astucia. Porque lo que caracteriza a Blueberry es la maña, no la violencia o la fuerza. En ese sentido la cole remite a la Odisea y el prota a Ulises. Como en aquella obra épica los problemas en los que se mete el héroe son tan gordos que no se pueden resolver a hostias. También, como la obra de Homero, es burguesa. Estamos lejos de la gloria militar personal a pesar de que Blueberry es de la caballería de EE.UU., no es un vaquero, y combate tanto en la Guerra de Secesión como en varias guerras indias. Desde luego lo militar no le interesaba a Charlier pues, pese a ser central en la serie, no profundiza en ello. La caballería es la cosa más desdibujada de la serie. Así, Blueberry está lejos de Aquiles y del poder egoísta o sádico típico de la aristocracia. Los valores que ensalza Blueberry son los mismos que son ensalzados por la Odisea: la eficiencia, la habilidad, la inteligencia y la negociación, no el valor y la fuerza. Estamos lejos de la Cólera de Aquiles. Por eso en cierta manera Blueberry no es guapo ya que su rostro no se corresponde con el canon clásico (está inspirado en el de J. P. Belmondo). Odiseo tampoco era un Aquiles. Los valores de la burguesía y de Charlier son otros, y por eso la serie encumbra la honradez, la tenacidad, la inteligencia, la integridad y el orden. No obstante, a pesar de tanta burguesía, Blueberry tiene su puntillo rebelde como veremos un poco más adelante.
Junto al sólido, variado, casi todos los argumentos posibles del Western aparecen en la serie, e ingenioso guión, Charlier nunca somete 2 veces a Blueberry a la misma prueba, la serie se beneficia del fabuloso arte de Giraud, que estalla en la parte central de la misma. Su dibujo realista es excepcional ya que surge del talento y del trabajo estajanovista. Todas las viñetas, excepto la de las 1ª y últimas aventuras, están curradas de forma enfermiza pues Giraud dibuja hasta el más mínimo detalle, hasta el que no se ve. Así, Blueberry tiene todo lo que tiene una peli del Oeste, desde impresionantes paisajes hasta cargas de caballería, y más, pues la recreación histórica es mucho más seria que la del Cine ya que los italianos estilizaron el Western porque sólo les interesaba la violencia y la amoralidad y los estadounidenses nunca se esforzaron en la historicidad, salvo excepciones, hasta que llegó el crepúsculo. Así, los guiones están representados, además de con suma pericia, de forma impresionante por el curro y por la excepcional calidad del dibujo y de la forma adecuada, pues demandaban naturalismo. Por tanto, guión y dibujo se conjugan a la perfección. Así que Blueberry es un todo sobresaliente que supera las partes, sobre todo en los episodios de los 70.
Lo que da interés a la serie más allá de la pericia anormal de sus autores, pues las historias son convencionales, es la rebeldía y el pacifismo. Blueberry es un rebelde. Es el típico héroe caótico. Defiende a su comunidad pero no encaja en ella. Concesión de la Industria del Entretenimiento de entonces a la juventud. Es un espíritu libre y concupiscente, pero a lo conservador, le va el alcohol y el juego pero no las mujeres (ni los hombres), y por ello no puede ser otra cosa más que un indisciplinado. Sorprende así que sea militar, pero Charlier no hace ningún esfuerzo para explicarlo. Aunque queda claro que el ejército tolera su indisciplina porque es un soldado muy eficaz. Su aspecto refleja está condición heterodoxa. Sin duda por ello en su 1ª aventura el guionista le pone al lado al héroe convencional de la época, un rubiales de perfil griego y bigote, bien plantado, limpio y planchado. Así, el pelo oscuro y largo (como el de los Beattles en su 1ª época), la nariz rota, la barba de 3 días, la suciedad y el desarreglo de Blueberry sobresalen mucho más. Todos estos rasgos simbolizan, además del individualismo esencial del héroe, que es anormalidad, su carácter astuto y mañoso. Blueberry no parece trigo limpio porque no lo es. Es torcido como su nariz, que se la rompieron por mentir. Por eso es muy bueno en el póker, es un farolero excepcional, como Odiseo. Esta rebeldía y astucia hace que Blueberry acabe pronto en operaciones encubiertas y luego ya como desertor a su pesar. Así, se pasa la vida en territorio enemigo o extranjero y disfrazado, es decir, fingiendo y fuera del Orden. Esta astucia y rebeldía es lo que nos lleva al pacifismo. La sagacidad de Blueberry no sólo escatima en todo momento el enfrentamiento violento típico del Western, en la serie apenas hay duelos por ejemplo, sino que también es una apuesta por la negociación y el consenso, cosa que alcanza su cénit en las historias de indios. En ellas Blueberry se esfuerza en que vuelva la paz y los indios obtengan un tratado justo, el prota no es ningún héroe colonialista. De echo es todo lo contrario, un mediador. Su condición caótica le permite encajar en cualquier cultura y le incita a oponerse a la rigidez que quiere imponer toda política de dominio, la fuente de casi todos los conflictos. Así, el pacifismo de la serie progresa y llega hasta el punto de que Blueberry abandona el ejército no sólo por ser ya un auténtico pacifista, sino también porque aquel es el brazo armado de una política egoísta, racista y cruel. De esta forma, en cada entrega, Blueberry usa menos la violencia y los antagonistas son menos malvados, si bien nunca deja de haber villanos. Todos blancos y totalmente negativos por ser egoístas, racistas o crueles. Así, Blueberry es un Western moderno atípico porque está más cerca de su época que el cinematográfico, sin duda por ser europeo. Para los estadounidenses el Oeste era mitología y por ello no quisieron afrontar que lo habían idealizado hasta que entraron en crisis, pero para un europeo moderno al estar ya de vuelta este era simplemente un escenario exótico donde los excesos del hombre blanco son tan evidentes como condenables.
Como he releído la serie a salto de mata no la tengo muy fresca pero aún así voy a señalarles los episodios que me parecen buenos. Los 1º 5 nº, una historia sobre los navajos, "Las primeras guerras indias", son entretenidos y la cultura india está muy bien retratada. Los 2 últimos de la siguiente historia larga, "El caballo de hierro", "La pista de los siux" y "General cabellos rubios" están bastante bien y son relativamente independientes de los 2 anteriores, que son sosetes. Luego viene "El tesoro de los confederados", que es excepcional aunque Charlier al final fuerza las cosas. La siguiente historia de indios, "Blueberry fugitivo", está bastante bien y tiene su épica a pesar de huir de la violencia. El final de la serie es malo por agotamiento de los autores, más palpable en Giraud, y porque Charlier quiere cerrar la serie juntando historias que en origen eran inconexas así que se carga la credibilidad que la distinguía, pero el último, "Arizona love", es bastante bueno y su historia es feminista así que es una agradable lectura, un original western y un buen final. El éxito de Blueberry dio lugar a precuelas mucho antes de que nadie pensase que eso era una buena forma de explotación. Así, Charlier y un Giraud muy suelto con el pincel hicieron varias historias cortas donde contaban la trayectoria de Blueberry antes de ser destinado a Fort Navajo, donde comienza la serie. Allí nos enteramos de que era un rico del Sur que se pasó al Norte al principio de la Guerra de Secesión no por convicción. Digna explotación pero no aporta nada.
Así pues, Blueberry es una serie muy bien hecha y la mejor muestra del Western francés, más histórico y justo con los indios que el producido en otros estados. Destaca por su dibujo excepcional y por el ingenio de sus guiones, y la evolución de la serie hacía el pacifismo y la modernidad suple el que la caracterización brille por su ausencia y su tono sea conservador.
Junto al sólido, variado, casi todos los argumentos posibles del Western aparecen en la serie, e ingenioso guión, Charlier nunca somete 2 veces a Blueberry a la misma prueba, la serie se beneficia del fabuloso arte de Giraud, que estalla en la parte central de la misma. Su dibujo realista es excepcional ya que surge del talento y del trabajo estajanovista. Todas las viñetas, excepto la de las 1ª y últimas aventuras, están curradas de forma enfermiza pues Giraud dibuja hasta el más mínimo detalle, hasta el que no se ve. Así, Blueberry tiene todo lo que tiene una peli del Oeste, desde impresionantes paisajes hasta cargas de caballería, y más, pues la recreación histórica es mucho más seria que la del Cine ya que los italianos estilizaron el Western porque sólo les interesaba la violencia y la amoralidad y los estadounidenses nunca se esforzaron en la historicidad, salvo excepciones, hasta que llegó el crepúsculo. Así, los guiones están representados, además de con suma pericia, de forma impresionante por el curro y por la excepcional calidad del dibujo y de la forma adecuada, pues demandaban naturalismo. Por tanto, guión y dibujo se conjugan a la perfección. Así que Blueberry es un todo sobresaliente que supera las partes, sobre todo en los episodios de los 70.
Lo que da interés a la serie más allá de la pericia anormal de sus autores, pues las historias son convencionales, es la rebeldía y el pacifismo. Blueberry es un rebelde. Es el típico héroe caótico. Defiende a su comunidad pero no encaja en ella. Concesión de la Industria del Entretenimiento de entonces a la juventud. Es un espíritu libre y concupiscente, pero a lo conservador, le va el alcohol y el juego pero no las mujeres (ni los hombres), y por ello no puede ser otra cosa más que un indisciplinado. Sorprende así que sea militar, pero Charlier no hace ningún esfuerzo para explicarlo. Aunque queda claro que el ejército tolera su indisciplina porque es un soldado muy eficaz. Su aspecto refleja está condición heterodoxa. Sin duda por ello en su 1ª aventura el guionista le pone al lado al héroe convencional de la época, un rubiales de perfil griego y bigote, bien plantado, limpio y planchado. Así, el pelo oscuro y largo (como el de los Beattles en su 1ª época), la nariz rota, la barba de 3 días, la suciedad y el desarreglo de Blueberry sobresalen mucho más. Todos estos rasgos simbolizan, además del individualismo esencial del héroe, que es anormalidad, su carácter astuto y mañoso. Blueberry no parece trigo limpio porque no lo es. Es torcido como su nariz, que se la rompieron por mentir. Por eso es muy bueno en el póker, es un farolero excepcional, como Odiseo. Esta rebeldía y astucia hace que Blueberry acabe pronto en operaciones encubiertas y luego ya como desertor a su pesar. Así, se pasa la vida en territorio enemigo o extranjero y disfrazado, es decir, fingiendo y fuera del Orden. Esta astucia y rebeldía es lo que nos lleva al pacifismo. La sagacidad de Blueberry no sólo escatima en todo momento el enfrentamiento violento típico del Western, en la serie apenas hay duelos por ejemplo, sino que también es una apuesta por la negociación y el consenso, cosa que alcanza su cénit en las historias de indios. En ellas Blueberry se esfuerza en que vuelva la paz y los indios obtengan un tratado justo, el prota no es ningún héroe colonialista. De echo es todo lo contrario, un mediador. Su condición caótica le permite encajar en cualquier cultura y le incita a oponerse a la rigidez que quiere imponer toda política de dominio, la fuente de casi todos los conflictos. Así, el pacifismo de la serie progresa y llega hasta el punto de que Blueberry abandona el ejército no sólo por ser ya un auténtico pacifista, sino también porque aquel es el brazo armado de una política egoísta, racista y cruel. De esta forma, en cada entrega, Blueberry usa menos la violencia y los antagonistas son menos malvados, si bien nunca deja de haber villanos. Todos blancos y totalmente negativos por ser egoístas, racistas o crueles. Así, Blueberry es un Western moderno atípico porque está más cerca de su época que el cinematográfico, sin duda por ser europeo. Para los estadounidenses el Oeste era mitología y por ello no quisieron afrontar que lo habían idealizado hasta que entraron en crisis, pero para un europeo moderno al estar ya de vuelta este era simplemente un escenario exótico donde los excesos del hombre blanco son tan evidentes como condenables.
Como he releído la serie a salto de mata no la tengo muy fresca pero aún así voy a señalarles los episodios que me parecen buenos. Los 1º 5 nº, una historia sobre los navajos, "Las primeras guerras indias", son entretenidos y la cultura india está muy bien retratada. Los 2 últimos de la siguiente historia larga, "El caballo de hierro", "La pista de los siux" y "General cabellos rubios" están bastante bien y son relativamente independientes de los 2 anteriores, que son sosetes. Luego viene "El tesoro de los confederados", que es excepcional aunque Charlier al final fuerza las cosas. La siguiente historia de indios, "Blueberry fugitivo", está bastante bien y tiene su épica a pesar de huir de la violencia. El final de la serie es malo por agotamiento de los autores, más palpable en Giraud, y porque Charlier quiere cerrar la serie juntando historias que en origen eran inconexas así que se carga la credibilidad que la distinguía, pero el último, "Arizona love", es bastante bueno y su historia es feminista así que es una agradable lectura, un original western y un buen final. El éxito de Blueberry dio lugar a precuelas mucho antes de que nadie pensase que eso era una buena forma de explotación. Así, Charlier y un Giraud muy suelto con el pincel hicieron varias historias cortas donde contaban la trayectoria de Blueberry antes de ser destinado a Fort Navajo, donde comienza la serie. Allí nos enteramos de que era un rico del Sur que se pasó al Norte al principio de la Guerra de Secesión no por convicción. Digna explotación pero no aporta nada.
Así pues, Blueberry es una serie muy bien hecha y la mejor muestra del Western francés, más histórico y justo con los indios que el producido en otros estados. Destaca por su dibujo excepcional y por el ingenio de sus guiones, y la evolución de la serie hacía el pacifismo y la modernidad suple el que la caracterización brille por su ausencia y su tono sea conservador.
Comentarios
También veo que consideras que la serie termina con Arizona Love, pero luego Giraud hizo otro ciclo de cinco álbumes por su cuenta.
Me gusta bastante el blog. Más allá de si comparto o notus razonamientos, siempre son interesantes de leer.