El Círculo de Bellas Artes de Madrid (preciso porque ignoro si hay más en España) ha decidido comenzar el 2009 proyectando todas las pelis de Buñuel que, como sabéis, es mi director favorito. Creo que es la primera vez que se hace en años (si no es la primera vez), ya que cuando relativamente hace poco fue el centenario de su nacimiento, la Filmoteca Española no llegó a poner todas sus pelis. En fin, que gracias a esto por fin he podido ver las pocas pelis (4) que me faltaban (me falta "Hurdes, tierra sin pan" que es un documental manipulado). Por un lado, ha sido satisfactorio por otro, no, porque justo las 4 que me faltaban ("Una mujer sin amor", "Así es la aurora", "Robinson Crusoe" y "Diario de una camarera") son de las más flojas de este autor, en mi opinión.
Una vez visto toda su obra es cuando se la puede comprender bien. Es cuando se ve claro que Buñuel como autor (y persona) hablaba en sus pelis de los mismos temas con un humor irónico y socarrón propio de alguien que ha tenido que exiliarse, que vive en una sociedad que odia y que ha de enfrentarse a la censura (este aspecto pasa hoy desapercibido), con una atención al subconsciente, a la fantasía y al sueño, con un interés por la perversión y la muerte y con un furibundo anticlericalismo que él disfrazaba, inconscientemente, de ateísmo. Uno de esos temas es la libertad entendida como la liberación de las convenciones, costumbres y servidumbres de la sociedad burguesa (quizás por eso cuando la sociedad burguesa quedó desmantelada en los 60, sus siguientes pelis fueron 100% surrealistas). Por eso en sus pelis está el amor fou, el amor loco, pasional y espontáneo que libera de tener que casarse por otras razones (como el dinero) o siguiendo los designios de la familia o sociedad (no a los matrimonios interclase) o incluso de casarse. Este tema es propio del surrealismo así que es comprensible encontrarlo en Buñuel, que fue el único surrealista que hizo Cine y casi el único que militó en aquella vanguardia durante toda su vida. Otro tema que está bastante presente y que me sorprendió, es el de la mujer. Digo o escribo que me ha sorprendido porque Buñuel era un machista de mucho cuidado, como sólo lo pueden ser los criados a principios del siglo XX, por mucho surrealista que pretendía ser. Por eso me ha resultado inesperado ver en sus pelis, al lado del machismo y la reducción de la mujer a objeto sexual, una revindicación de la mujer y una preocupación por su condición marginal (por ejemplo, "Una mujer sin amor" es un elogio a una mujer que se casa para ayudar a su familia de modo que renuncia al amor; otro, "Belle de jour" es un manifiesto en pro de la sexualidad femenina al promover que las mujeres busquen su satisfacción sexual y no se resignen a asumir el papel de esposa al servicio de la satisfacción de su marido, y es que se nota que es una peli contemporánea de la revolución sexual, cuando se empieza a hablar de clítoris y orgasmo femenino). "Susana" ("Demonio y carne" o como se la conoce ahora) esta rodada por un Buñuel en plena eclosión. Desde su último corto surrealista,"La Edad de Oro" (1930), había mantenido un perfil bajo por obligación lo que le llevó a ser olvidado. En 1950 eso cambió con "Los olvidados", que es una maravillosa y cruda peli (que encaja con el neorralismo de la época) que le hizo ser conocido mundialmente (esto es en Occidente), y con esta peli que dirigió poco después, que gracias a la primera fue vista también por todo el mundo. "Susana" no deslumbró tanto e, incluso, sorprendió porque si "Los olvidados" es una peli crítica, realista, social e incómoda (y aún vigente), esta era un melodrama fantasioso de lo más convencional y conservador, pero al resultar, a pesar de ello, inquietante, dejó buen sabor, por lo que se la integró en el paquete de obras menores de Buñuel. Con estas 2 pelis, el aragonés eclosiona ya que había alcanzado la madurez, esto es, un dominio suficiente de la dirección cinematográfica como para hacer justo lo que quiere y hacerlo bien.
Una vez visto toda su obra es cuando se la puede comprender bien. Es cuando se ve claro que Buñuel como autor (y persona) hablaba en sus pelis de los mismos temas con un humor irónico y socarrón propio de alguien que ha tenido que exiliarse, que vive en una sociedad que odia y que ha de enfrentarse a la censura (este aspecto pasa hoy desapercibido), con una atención al subconsciente, a la fantasía y al sueño, con un interés por la perversión y la muerte y con un furibundo anticlericalismo que él disfrazaba, inconscientemente, de ateísmo. Uno de esos temas es la libertad entendida como la liberación de las convenciones, costumbres y servidumbres de la sociedad burguesa (quizás por eso cuando la sociedad burguesa quedó desmantelada en los 60, sus siguientes pelis fueron 100% surrealistas). Por eso en sus pelis está el amor fou, el amor loco, pasional y espontáneo que libera de tener que casarse por otras razones (como el dinero) o siguiendo los designios de la familia o sociedad (no a los matrimonios interclase) o incluso de casarse. Este tema es propio del surrealismo así que es comprensible encontrarlo en Buñuel, que fue el único surrealista que hizo Cine y casi el único que militó en aquella vanguardia durante toda su vida. Otro tema que está bastante presente y que me sorprendió, es el de la mujer. Digo o escribo que me ha sorprendido porque Buñuel era un machista de mucho cuidado, como sólo lo pueden ser los criados a principios del siglo XX, por mucho surrealista que pretendía ser. Por eso me ha resultado inesperado ver en sus pelis, al lado del machismo y la reducción de la mujer a objeto sexual, una revindicación de la mujer y una preocupación por su condición marginal (por ejemplo, "Una mujer sin amor" es un elogio a una mujer que se casa para ayudar a su familia de modo que renuncia al amor; otro, "Belle de jour" es un manifiesto en pro de la sexualidad femenina al promover que las mujeres busquen su satisfacción sexual y no se resignen a asumir el papel de esposa al servicio de la satisfacción de su marido, y es que se nota que es una peli contemporánea de la revolución sexual, cuando se empieza a hablar de clítoris y orgasmo femenino). "Susana" ("Demonio y carne" o como se la conoce ahora) esta rodada por un Buñuel en plena eclosión. Desde su último corto surrealista,"La Edad de Oro" (1930), había mantenido un perfil bajo por obligación lo que le llevó a ser olvidado. En 1950 eso cambió con "Los olvidados", que es una maravillosa y cruda peli (que encaja con el neorralismo de la época) que le hizo ser conocido mundialmente (esto es en Occidente), y con esta peli que dirigió poco después, que gracias a la primera fue vista también por todo el mundo. "Susana" no deslumbró tanto e, incluso, sorprendió porque si "Los olvidados" es una peli crítica, realista, social e incómoda (y aún vigente), esta era un melodrama fantasioso de lo más convencional y conservador, pero al resultar, a pesar de ello, inquietante, dejó buen sabor, por lo que se la integró en el paquete de obras menores de Buñuel. Con estas 2 pelis, el aragonés eclosiona ya que había alcanzado la madurez, esto es, un dominio suficiente de la dirección cinematográfica como para hacer justo lo que quiere y hacerlo bien.
Después de verla en pantalla grande y con un mejor conocimiento de la obra de Buñuel tengo la absoluta certeza de que "Susana" se revalorizará con el tiempo de modo que se la incluirá en el paquete de obras geniales del aragonés. La clave es el Tiempo. La peli, si nos quedamos en la superficie, es un melodrama de lo más simple y burdo, un peli comercial de los 50, con lo cual es una peli pasadísima y ridícula. Pero el genio de Buñuel esta en que, sabedor del material mediocre que tenía que rodar, añadió a la peli subversión y fantasía para mejorarla, elementos que ahora son evidentes, ya que la familia y los valores de la peli hoy en día ya no existen, por lo que a nosotros nos resultan mucho más claras las aportaciones de Buñuel que a los que la vieron en su momento.
"Susana" es la historia de una joven hermosísima (y esto es verdad porque la actriz Rosita Quintana lo era) que, utilizando la atracción desquiciante que provoca en los hombres, trata de hacerse con el control de una hacienda, a la que ha llegado tras escapar de un reformatorio desplazando a la cincuentona señora (y su escudera, un ama de llaves vieja y seguramente virgen) que la ha adoptado, por piedad, como criada.
De esta forma Susana se nos muestra más que como una femme fatale de la época, como una Lilith o súcubo peligrosísimo por su sibilina pero nada refinada inteligencia y su poder seductor, al que no es ajeno un cuerpo hermosísimo muy de los 50 (es decir poco pecho pero alzado, cierta robustez, una cintura bastante estrecha y un culo y unas piernas con carne bien prieta, es decir, una belleza que reside en una silueta sinuosa e insinuante). Una joven mala remala, un demonio (como muy bien muestra Buñuel en la primera escena, burlesca por exagerada, donde los barrotes forman una cruz invertida y ella se compara con alacranes y serpientes) que se enfrenta a una familia rica, piadosa y bien avenida (metáfora de la sociedad de la que es célula y pilar, como suele ser en este tipo de relatos, elemento reforzado porque esta también incluye a los criados y empleados), que casi es dinamitada por la pasión sexual, la tentación y la maldición de Eva. Menos mal que fracasa y la sacrosanta familia-sociedad burguesa y cristiana triunfa, debieron de pensar los menos lúcidos y más ciegos de aquella época.
Esto es lo que tenía Buñuel, por lo que para hacerlo tragable y original y convertir el encargo en algo que le motivase, introdujo un componente de cuento de Terror (era muy aficionado a este género) decimonónico de raigambre celta (acaso la carátula del dvd no recuerda a algún cartel de peli de Terror?) y una dirección donde nunca se demoniza a Susana y se muestra como peleles y egoístas a los buenos. De este modo, la peli escapa del destino de ser un producto blanco a mayor gloria del grupo bien pensante y bien intencionado de aquella época, para ser inquietante, bastante erótica y una donde los buenos caen mal y no son nada inocentes.
El primer método de Buñuel para transformar una peli convencional y conservadora en un producto subversivo (fue inevitable, con toda seguridad, para el público masculino de la época tan pío y bueno, no caer en las redes de Susana, sin quererlo, ignorándolo y pagando por la entrada), fue la dirección. Es la típica dirección buñeliana, severa, sencilla, austera, porque en México no hay grandes presupuestos y medios, y, como siempre, fluida y ligera, sobre todo gracias a unas transiciones y elipsis magníficas ya que, no en vano, son el punto fuerte de Buñuel. Una dirección tremendamente funcional pero que al tener cierta poesía y belleza, sobre todo por la iluminación y los decorados, da a la peli un tono fantástico, como se ve en la tormenta del principio o en las ruinas del pozo. Tampoco le impide resultar erótica gracias a los contrastes entre la piel clara de Rosita Quintana y la ropa y el entorno, ya que magnifica (además de ser la única mujer atractiva de toda la peli) lo poco que muestra de su cuerpo (los hombros, el cuello y las piernas hasta medio muslo) hasta hacerlo turbador incluso para los criados en la era del porno en internet, a la luz que refleja la larga y clara melena suelta de Susana y a algunas escenas disimuladamente eróticas, como esa en que la señora (vestida de negro y con el típico moño de mujer asexual y autoritaria) azota con un látigo a una Susana en camisón.
El otro método utilizado por Buñuel para salvar a "Susana" de ser un film tonto es la integrarción de elementos del folklore celta y del cuento de Terror en un guión de lo más vulgar y prosaico. La tormenta que antecede la llegada de Susana a la hacienda aislada, la condición de ser feérico de Susana (sin identidad, hermosísima, sin lazos, con un poder de seducción auténticamente glamuroso, etc.), el personaje de la ama de llaves supersticiosísima, por ello la única que ve estos signos fantasmagóricos, la relación que hay entre la enfermedad de la yegua favorita del dueño y coprotagonista de la peli con la presencia de Susana, el hecho de que esta yegua aborte justo en el momento en que Susana llega a la mansión (lo que evoca poderosamente al nacimiento de Pryderi relatado en el "Mabinogion", cuentos galeses medievales que son ecos de mitos celtas), la escena de la cruz invertida antes aludida, la vuelta del orden en cuanto Susana es expulsada...
También salvan a "Susana" de ser una nadería sus actuaciones sólidas, sobre todo la de F. Soler y la de Rosita Quintana, sobresaliente, que estuvo valiente encarnando a un estereotipo denostado por el público, siempre adecuada a lo que precisa la escena y el plan de Susana y, lo mejor, con su puntillo de drama que reafirma el trasfondo ilusorio e irreal de la peli, y un b&n que hoy, más que limitación técnica, se revela como el mejor método para dar a la historia el aspecto fantasmagórico e irreal buscado por Buñuel (como el b&n de "La noche de los muertos vivientes").
Así, "Susana" se muestra hoy como una gran peli puesto que ha sido favorecida por el Tiempo ya que la evolución o cambio social que ha traído, al despojarla del disfraz costumbrista, ha reforzado su aspecto fantástico y transformar los 50 en algo irreal. Así pues, "Susana" hoy es un cuento fantástico entretenido, interesante, sólido y sobre todo turbador y original, por tanto, una peli digna de verse y a revindicar.
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