Cómo pasa el tiempo, sobre todo con este formato que agrupa 7-8 comics. Hace nada que empezamos esta cole y ya se esta acabando. Da un poco de vértigo ver como se lee tan rápido un trabajo que a sus autores llevó meses hacer, en fin.
Este tomo contiene el final de la saga de Starro, bien llevada a pesar de su falta de originalidad. Luego comienza la macrosaga Rupturas, la última de esta etapa de la JLA y que se desarrolla en las dos coles. Comienza bien, ágil, dinámica, interesante y, como se hacían antes estas cosas, bebiendo de todo lo anterior de forma que, previsiblemente, la etapa quedará como un gran arco argumental cerrado y conclusivo.
Giffen y DeMatteis en este tomo demuestran una vez más, que en aquella época mantuvieron el nivel constantemente. Aunque hay argumentos más originales que otros, aunque hay números más graciosos que otros y aunque, naturalmente, cada uno de nosotros prefiere unos episodios a otros, es innegable que el trabajo de estos dos autores siempre mantuvo una alta calidad, conviertiéndose así también en una lección de como se ha de llevar una cole de grupo. De modo que se comprende que, aunque la cole no haya resultado tan buena y graciosa como se decía, haya dejado tan buen recuerdo, pues es inevitable coger cariño a los pjs, tiene momentos inolvidables y es una perspectiva fresca sobre los superhéroes, que aún puede dar mucho más de si, así como enriquecerlos. Así que en este tomo más de lo mismo: clasicismo en los argumentos y en el desarrollo de las aventuras pero con un tratamiento fresco, desmitificador y bromista de los superhéroes, que por aquella época empezaban a ser gente demasiado seria. Un trabajo notable, que aunque parece olvidado, denostado o que no tuvo continuidad, no es así, pues no se puede concebir sin este a P. David, a D. Slott, a B. M. Bendis o a V. K. Vaughan, por ejemplo. Desde hace tiempo son ayudados por G. Jones, un competente guionista, que supo seguir la estela de Giffen y DeMatteis a pesar de no buscar tanto la comicidad como la pareja anterior.
A los dibujos, un B. Sears que se despide con un dibujo menos trabajado de lo habitual. Una pena, pues su dibujo no queda tan bonito entonces. Pero hay queda su trabajo, el más longevo en la colección y, aunque su estilo hercúleo y duro pero sensual no guste, no se le puede negar que sabe hacer gesticular a sus dibujos y narrar y que no descuida los fondos. En fin, se nota que trabajó mucho y se ganó hasta el último dólar de su sueldo, un trabajo que brilla más al compararlo con la mayoría de sus compañeros. En este caso son Wozniak (si no recuerdo mal, era un habitual de los complementos de forum de los 80), con un dibujo personal muy torpe en la anatomía (la viñeta en que dibuja por primera vez al Demonio de Tasmania y a la Doctora Luz parece hecha por un adolescente), que hace del resultado algo flojo, aunque hay que reconocer que se esforzó bastante, como demuestra que no descuidó los fondos, T. Von Eeden, otro tipo torpe en anatomía, fallo habitual en los que, como es el caso, se concentran mucho en las cabezas y finalmente D. Robertson, con un dibujo sencillo y limpio nada atractivo en parte por su bisoñez, pero quien, como los anteriores, se esfuerza por estar al nivel de sus grandes predecesores (McGuire, AH! y B. Sears).
PDA parece decidida a que esta edición sea memorable. En este número parte una grapa para no reventar una sorpresa unas pocas páginas posterior. Medida (no me ha gustado demasiado) que contrasta con la del anterior tomo, donde no importó reventarnos algunos sucesos de este tomo por meter un cómic posterior. En fin, una edición floja (aún estamos esperando las historias cortas de los primeros números) de la que, visto lo visto, la reducción del original no ha sido un error más ya que, al menos, la mitad de los números son dibujados por torpes (y seguramente sin mucho tiempo para hacer su trabajo) dibujantes, que deslucirían mucho más en el tamaño grapa. Así que en este caso, sacrificar tamaño para ofrecer un producto barato (vaya! Justo lo contrario de los absolutes) creo que esta justificado, pocos dibujos de calidad hay (a parte del color plano y sencillo, que cada día que pasa parece mas rancio) en este cole.
En fin, pues eso, un tomo más de esta estupenda cole. Un gran ejemplo de como eran los superhéroes cuando los autores sólo buscaban entrener y no intentaban ser ricos, que les hiciesen pelis o, simplemente, no iban de listos. Un pedazo de historia, que aunque se le nota el tiempo, sigue siendo muy entretenida (es una de las coles que con más ansiedad espero) y una buena manera de introducirse en el UDC, a pesar de que éste se esta distanciado de su pasado.
Comentarios