No hay nada como mirar en otro sitio para saber dondestás. Me han bastado 2 páginas deste manga, las 1ªs, para darme cuenta de lo estrecho que es hoy el cómic occidental, en especial el comercial estadounidense. Ninguna de las viñetas desas páginas se podría publicar en el mainstream. Si se hiciese seguramente la reacción de los estadounidenses que no leen cómics pero protegen las mentes y las almas de los que sí lo hacemos sería tal; que se acabarían los Superhéroes durante unos añitos. Todo lo que no vamos a ver jamás en el mainstream, pechos de mujer al aire y mujeres embarazadas desnudas pariendo, está en esas ya famosas páginas. Es cierto que no se necesitan esas imágenes para nada, pero eso demuestra lo puritano y convencional que sestá volviendo la ficción por aquí. Lo único que los guionistas hacen ahora al estar estrangulados por el mercado es jugar con las mismas ideas de siempre dentro de un parque estrecho que es empequeñecido por los mercados cada año desde que cambiamos de siglo. Kishimoto no es un genio y tampoco está descubriendo nada, pero produce en un lugar que restringe menos a sus creadores de ficción (total, poca gente lee cómics y la mayoría son frikis...). Envidiaca. Y eso que la sociedad nipona está mucho más codificada que la ntra. Tenemos que hacérnoslo mirar. Lo dice todo que la editorial que publica los cómics más adocenados, domesticados, blancos y familiares posibles que no están en la sección infantil, Panini, es la que publica esta extravagancia grosera. Me hace gracia que lo que no podrán leer jamás los treintañeros pijameros que de cuando en cuando discuten sobre la adultez del cómic yanki, lo pueden leer sus sobrinos quinceañeros en un manga (el asunto no es desnudo y ultraviolencia sino lo desafiante y extraño). Disney se paga caro.
El tema no es que en el mainstream no haya embarazadas desnudas a punto de parir; es que no hay nada diferente.
En fin, MCW es bastante sorprendente aunque en su contexto nipón tampoco lo es tanto. Recordemos las locuras de Nagai con ese dibujo amateur que se gasta que lo hace todo más ofensivo. En un medio sexista, machista, reprimido y competitivo se juega mucho más con la transgresión y la subversión, con la mujer como un ser totalmente otro como ejemplifican las amazonas de Capitán Harlock por ejemplo, para sublimar la enorme tensión que alberga. En la Edad Media el Carnaval era más importante que ahora pese a que ahora no hay casi restricciones porquentonces sí que era un auténtico mundo al revés que volaba la mente. Antes sí que era FUERTE disfrazarte de mujer u hombre o que un destripaterrones llevase armiño. Así pues Kishimoto ha ido a ntro. reverso tenebroso, o quizás a nuestro reflejo invertido, el mundo de los insectos, para crear uno tan diferente al ntro. que es transgresor y en los tiempos que corren, subversivo. Pero no es por originalidad sino porque en Japón las malas mujeres suelen compararse con insectos como arañas o escorpiones. Como saben, entre los insectos las hembras son las fuertes y las violentas, y eso es lo que por algún misterio en este manga se ha apoderado de la Tierra. La humanidad se ha fundido con los peces o los insectos y el resultado es que ahora está poblado por hembras grotescas y ninfómanas psicópatas, y por machos que no pueden evitar excitarse al ver una pese a que son plenamente conscientes de que eso es su muerte. Un mundo que a mi me ha parecido muy lovecraftiano pese a que no se parece a lo imaginado por el Loco de Providence porque parece ser un futuro donde los insectos dominan la Tierra, las hembras son las diosas madres con las que los misóginos victorianos fantaseaban (por ejemplo Ella de Haggard) y el sexo es mortal. Eso en cuanto a lo transgresor. Lo subversivo desto es que el macho ha de vestirse de hembra, o sea, travestirse, para sobrevivir. Los machos que sobreviven en el mundo de Quimera Loca (permítanme que me dé el gustazo de traducir) son los que desarrollan pechos falsos, ocultan sus genitales o se perfuman con flujo vaginal. Aquí sólo se puede ser hombre por dentro porque si uno exhibe su masculinidad; le violan y le comen (por ese orden ¿afortunadamente?). Pero en mi opinión lo más desafiante deste manga, al final uno se hace con los monstruos, cosa no difícil para el que guste del manga de Terror, es que el guerrero desta historia a la vez es fea y bella. Está mutilada, es ciborg pero aún así le falta un brazo, y tiene un aire inquietante (es una hembra en un lugar en el que todas son asesinas), pero lleva tanga y un gracioso bikini flotante. Así, como Kishimito tiene mano, es inevitable que instintivamente un macho heterosexual reaccione al culo atractivo de la guerrero (el mangaka sexplota más el trasero que los pechos) pese a que todo lo demás es grotesco y gore porque lo erótico sólo se despliega en las luchas de modo que se mezcla sexo y sangre, que es algo que me parece muy desagradable. De todas formas aplaudo la audacia, por otro lado no inventada por Kishimito sino por el cómic estadounidense allá por los 40 del siglo XX, de presentar a la mujer como objeto sexual en acción, justo lo contrario de lo que es norma en el Arte premoderno y en el porno (que surge del anterior) pues como saben en esos lugares la mujer sexy siempre es mostrada pasiva. En fin, que inevitablemente la lectura deste tomo desorienta un poco al heteromacho por las sensaciones encontradas que provoca, caca y chuche a la vez.
Así contado seguramente parezca un locurón un tanto críptico porque no queda claro en este tomo (la historia tiene 3 tomos más) si todo es una broma, o que el sexo heterosexual no tenga precio y que el macho protagonista pueda vivir porque es el hermano pequeño de la guerrero -de momento se ve que el tabú del incesto lo tienen bien interiorizado aunque lo mismo es cosa de química corporal- es algún mensaje mgtow o demencia similar, pero al final todo es convencional. Es decir, MCW no deja de ser el típico manga para adolescentes varones. El argumento se vislumbra simple y la incesante pelea y las splash page gore acaban por aburrir por su ausencia de profundidad. Y eso que Kishimoto es un buen mangaka, aunque menos convencionalismos no le vendrían mal (no obstante admito que no lestoy dando un buen consejo pues en una industria comercial el estilo diferente no se acepta ni por arriba ni por abajo). O sea, que su dibujo llega. Así pues el asunto, al final, como es usual, es grotesco sólo en la superficie. Tanto la narración como los personajes son clichés, lugares comunes y estereotipos. Esto resulta decepcionante porque el principio es fabuloso ya que la sensación dextrañeza que provoca se acerca al asombro que provoca lo misterioso tremendo y fascinante. Al final proponer un mundo terribilísimo resulta inane si se propone una historia lineal simple, si los personajes son planos y no hay ninguna tensión entre ellos y si no se inculca ninguna duda al lector. Así pues lo transgresor y subversivo resulta algo muy deste siglo, es decir pura apariencia y artificio, porque no parece que Kishimoto tenga algo que decir sobre ntro. mundo, el cual nos es presentado como les vengo diciendo mediante una caricatura grotesca y saturnal, salvo quizás especular si el amor es posible en un mundo tan hipersexualizado y narcisista como en el que viven los adolescentes actuales (muchos adultos también). Ni siquiera parece que vaya a señalar que en los seres vivos el centro del placer de comer y el centro del placer sexual es el mismo y por eso todas las abuelas blancas desde hace siglos se comen a sus nietos. Al final deste tomo parace que Kishimoto no plantea otro mundo para cuestionar algo del ntro. sino para contar el típico viaje del adolescente nipón. Así pues la cosa parece que no va de criticar la realidad sino de aceptar la realidad o restaurarla. Un rollo que no tiene pinta de remediar los aburridos y típicos personajes que introduce el mangaka al final deste tomo.
Un regalo. Isma escribió un comentario sobre este manga en el blog sin conocer que yo tenía un post casi terminado, se lo pongo porque como siempre es instructivo:
Mad chimera world no es fantasía heroica. Se trata de un seinen juvenil bien pertrechado de monstruos en los que se reúnen simple supervivencia y una lucha perpetua por la alimentación junto a un apetito sexual igual de eterno y la necesidad desquiciante por la perpetuación de un mundo antimalthusiano. Pero el dibujante carece del tipo de imaginación u horizonte propicios para concebir verdaderas quimeras. Todo resulta en un pobre esfuerzo de zoología fantástica entre seres humanos y animales. Y en lo argumental se arruina la única sorpresa que podrían llegar a deparar para el lector las dos protagonistas al revelársenos la verdadera naturaleza de uno de ellos en esta primera entrega. El componente sexual no es lo suficientemente malsano ni retorcido como para atenuar en el lector talludito que no nació a la historieta con esto del manga el odio que despiertan los usos del manga juvenil, con sus exposiciones redundantes y la exageración de cualquier tipo de emoción. Es decepcionante ver truncado un argumento y un ambiente como el que en principio presentaba este tebeo solo por adecuarlo a esa absurda fragmentación de franjas etarias que tanto celebran los otakus españoles solo por tratarse de palabras extranjeras.
El asunto no es que Isma y yo estemos leyendo cómics cuando ya no tenemos edad para ello, sino que la gente de ntra. edad ha dejado de leerlos y por eso nos hemos quedado solos con adolescentes a ntra. dcha. y púberes a ntra. izda...
Un regalo. Isma escribió un comentario sobre este manga en el blog sin conocer que yo tenía un post casi terminado, se lo pongo porque como siempre es instructivo:
Mad chimera world no es fantasía heroica. Se trata de un seinen juvenil bien pertrechado de monstruos en los que se reúnen simple supervivencia y una lucha perpetua por la alimentación junto a un apetito sexual igual de eterno y la necesidad desquiciante por la perpetuación de un mundo antimalthusiano. Pero el dibujante carece del tipo de imaginación u horizonte propicios para concebir verdaderas quimeras. Todo resulta en un pobre esfuerzo de zoología fantástica entre seres humanos y animales. Y en lo argumental se arruina la única sorpresa que podrían llegar a deparar para el lector las dos protagonistas al revelársenos la verdadera naturaleza de uno de ellos en esta primera entrega. El componente sexual no es lo suficientemente malsano ni retorcido como para atenuar en el lector talludito que no nació a la historieta con esto del manga el odio que despiertan los usos del manga juvenil, con sus exposiciones redundantes y la exageración de cualquier tipo de emoción. Es decepcionante ver truncado un argumento y un ambiente como el que en principio presentaba este tebeo solo por adecuarlo a esa absurda fragmentación de franjas etarias que tanto celebran los otakus españoles solo por tratarse de palabras extranjeras.
El asunto no es que Isma y yo estemos leyendo cómics cuando ya no tenemos edad para ello, sino que la gente de ntra. edad ha dejado de leerlos y por eso nos hemos quedado solos con adolescentes a ntra. dcha. y púberes a ntra. izda...
Comentarios
Supongo que, traducción a traducción, también los lectores españoles acabaremos totalmente sometidos a esa recepción banal y tan estereotipada que sobre lo fantástico parece reinar para los estadounidenses sean cuales sean sus pensamientos o ideas. Solo así me explico que no existan ediciones españolas de historietistas de singularidad tan marcada como un Alcatena y que ya nadie recuerde obras como Arn gritando desde los balcones de los podcast para exigir su inmediata recuperación. ¡Y eso que en Metal hurlant salían anuncios de tabaco protagonizados por el Reagan! Se publicaba el Fort Wheeling y podían leerse entrevistas a gentes de la ralea de Hunter Thompson al lado de un episodio del Spirit de Eisner. ¡Sí, esto ha de contarse!
Ese último párrafo... casi siento que debería comprarme una careta de Rorschar (sería mi primer juguete de adulto) para que te vieras en la obligación de explotarme a cachos.
Qué mejor metamorfosis para un humano que la de convertirse en un bonito producto. A Morrison le encantaría sufrir eso.
Existe una novela española titulada Extraños eones en la que se retoman cosmogonías lovecraftianas. Y sobre la que enseguida me volví al acabar de leer este primer número de Mad chimera world. Porque necesitaba imaginar algo todavía más valioso de lo que al final obtuve de este tebeo. Y encontrar así una excusa con la que por lo menos pudiera permitirme comprar la siguiente entrega de la serie. No deja de ser una lucha esto de comprar tebeos. Como dices, los personajes en sí no son de gran valor: la guerrera taciturna, que podrían haber dibujado un Jay Anacleto como un Ken Lashley, o, incluso, un Rob Liefeld, de haber nacido en japón, su "hermana" la listorra y el macho de los dedos índices larguísimos se reparten los mismos papeles que podemos ver en una obra infantil de Tezuka y en tebeos juveniles actuales como Atom the beginning; del que compré tres número de una tacada esperando resarcirme de los lagrimones que me cayeron siguiendo al Astroboy de Urasawa. En la novela se presenta a un grupo de niños del Cairo que se dedican a malvivir de la basura a la vez que llegan a conformar un verdadero núcleo familiar en un cementerio. A la llegada de un matrimonio de jóvenes españoles (tomados de un retrato de nuestra burbuja inmobiliara que el novelista podría haber querido equiparar al síndrome estadounidense de las hipotecas eufemizado en las historias de casas encantadas, según lo "teorizado" por Stephen King) esta familia de indigentes acaba por enfrentar el horror cthulliano de los flauteros e insectos de Azathot lanzándose a la carretera hasta alcanzar en la tierrra el pozo subterráneo para su sacrificio. Un agujero de enloquecido frenesí. Como lo es o se pretende representar la lucha por la alimentación y la perpetuación en el mundo de quimeras ideado por el Kishimoto ese. (Hay que buscar una foto para ver si su físico tiene algo que ver en como digiere esta ficción.)
Porque es en la imagen de ese tipo de mundos hundidos donde todavía encuentro alguna esperanza de que el autor japonés haya logrado materializar el deseo de habitar que parece estar detrás de la búsqueda de la "hermanita". Sí acabará por llegar el romance, convencional y aburrido, pero solo porque la finalidad de esta aventura es encontrar un sitio. Un lugar concreto. Un hogar. Date cuenta que las protagonistas vienen de algún refugio. Ese cientifismo barato con que Kishimoto viste a la "hermanita" de naturalista aficionada no es más que un elemento superfluo en comparación al deseo por llegar afuera.
La pregunta que para mí debería responder el siguiente número de Mad chimera world es si las protagonistas son unas meras visitantes en ese mundo o realmente participan de un imbrincado laberinto naturalista. Kishimoto no ha sembrado ninguna pista por la podamos llegar a creer seriamente que las hermanas no hacen otra cosa que repetir el camino de un ancestro. Ni hay grandes desgracias ni angustias que las hagan parecer perdidas en ese mundo ansiando un retorno arcaico del tipo por el que se representaría un trauma infantil como el del nacimiento. Más bien se presentan explorándolo. Siguiendo esa voz que llama y difícilmente vendrá de arriba. ¿Habrá una gran madre somnolienta y todavía no ahita del todo en ese mundo de despropósitos?
Todo será igual de procedimental y absurdo pero... ¡¡¡Hay que comprar el número dos!!!
DD ni idea, SV no tuve ganas y menos después de saber que es un ingenio de Duggan y Deodato, Spi no me mola, pasó de Aaron y sí, el Conan decepcionante. Coincido con GL. Mentretiene Quill pero a saber como termina la cosa. En fin, las editoriales nos han abandonado en alta mar. A mi me deprime, me molan los cómics!, pero no nos desanimemos aún.