Algo consustancial al género superheroico es la ambigüedad. Un superhéroe hace el bien a pesar de infringir las leyes, va con un disfraz chillón a pesar de querer ser discreto y miente a todo el mundo a pesar de ser bueno. Así empezó la cosa y como triunfó desa forma, es decir, nadie la cuestionó, se aceptó a pesar de su incongruencia. Superman tenía que ser Clark Kent, aún no entiendo bien porqué, y eso ha resultado en una norma que cumplen como el 90% de superhéroes existentes. O sea, durante años a nadie en el mainstream se le ocurrió enfocar las cosas de otra manera. Ni Moore. Chaykin y Tischman lo hicieron en el 2000 y por eso SSS es estimable.
La genialidad de este cómic, una historia en 2 partes de Otros Mundos equivalente a 4 grapas, es que plantea unos superhéroes que no quieren que se sepa su existencia. Algo que es herencia de los Kent ya que eso es así porque lo contrario estresaría mucho la vida de los poderosos y obligaría a aguar su intervencionsimo. Así, los superhéroes de SSS actúan en la más absoluta invisibilidad (también parece, como por otro lado es norma, que apenas salen de EE.UU.). Llevan sus disfraces, incluso algunos máscara, pero no es que no quieran publicidad para permanecer en el anonimato, es que Superman, Wonder Woman, Linterna Verde (Kyle), Flash (Wally), Plastic Man, Hawkgirl y Átomo no quieren quel mundo sepa que existen superhéroes. Hay villanos pero no supervillanos. Esto es lo que define este Otro Mundo por encima de cualquier otra de las muchas diferencias que tiene con el Universo DC canónico. Les menciono las más interesantes dellas: Superman es un solterón sexagenario, Lois Lane trabaja en un periódico que no es el Daily Planet que es amada en la distancia por un Superman que podría ser su padre, Bruce Wayne no es Batman y la SSS es juez, jurado y ejecutor de tal modo que al criminal que captura y condena (no tiene pinta que alguna vez haya sido otro el fallo) lo envía a la Zona Fantasma.
Afortunadamente este cómic es más que un enfoque original. Normalmente un Otro Mundo es una tontada porque el guionista de turno sólo se preocupa de trastocar las cosas. No usa la libertad que tiene para plantear historias novedosas, ambiciosas, audaces y/u originales. Un Otro Mundo suele ser tan más de lo mismo que a la postre no se nota que es Otro Mundo. Por ejemplo jamás en uno de ellos un superhéroe popular es un supervillano. Así, un Otro Mundo no suele ser más que hipocresía, el aspecto es diferente pero el fondo es el mismo. Esto no sólo es cosa de DC pues también tiene mucha culpa el lector típico. Él quiere sus héroes tal y como son, y ni en un Otro Mundo los quiere de otro modo. Así, Superman y Batman, no importa dónde, siempre son buenos. Aquí también, pero Chaykin y Tischman lograron cumplir su deseo de ser novedosos y ambiciosos planteando una historia muy chula pelín compleja, fatalista, diferente y rica en ideas que va in crescendo hasta llegar a un buen clímax que termina en un epílogo en donde el Otro Mundo se deshace un poco pues se acerca al canónico, final que suele ser la norma en este tipo de relatos por otro lado. Una innata tendencia al orden parece ser. Por tanto la pareja de guionistas deste cómic ofrece una historia bien relatada, atractiva y entretenida que es capaz de hacer diferentes y novedosos muchos viejos elementos del Universo DC y del género incluidas las peleas con maleantes.
El PERO es McKone. Este dibujante es demasiado mediocre para este cómic. Es un currante, todas las viñetas tienen su fondo elaborado, pero no es atractivo, no es espectacular y es confuso porque las caras de sus personajes son difícilmente distinguibles y su narrativa no es clara. Por tanto, no está a la altura de las exigencias del guión. Que no es que sea la leche o algo realmente original, pero es bueno por lo que un dibujo vulgar y mediocre, encima coloreado funcionalmente, no es lo que merecía. McKone es un dibujante para cualquier Otro Mundo salvo para este. SSS tiene muchas cosas que merecían estar bien dibujadas. Da pena que DC no lo viese ya que el queste cómic no haya tenido repercusión cuando tiene suficiente riqueza, solidez e identidad para ser uno de los universos alternativos de DC, aunque a Morrison se le haya pasado, es en gran parte por su gris apartado gráfico. Si esto lo hubiese pillado Ross o J. G. Jones no sería otro cómic bueno más que se ha perdido como una lágrima en la lluvia.
Así pues, La Sociedad Secreta de Superhéroes es un buena historia de aire trágico (disculpad las vaguedades pero no quiero destripar en exceso el asunto) con toques freudianos (todo lo preside los conflictos padre-hijo como es norma en la ficción de culturas patriarcales) e inesperado final que además ofrece una visión distinta del mainstream, por lo que lo enriquece, en ese sentido es un poco como Astro City, y hace una velada crítica a la humana tendencia a poner por encima de la moral el dinero y la fama. Lo cual explica porque en ella no hay supervillanos, el mal está dentro de ntros. Por eso viene a decir que la impunidad sólo debe existir donde haya autocontrol, una idea antigua pues está ya en la historia de Platón sobre Giges. Lo malo deste cómic es que es innecesariamente masculino, de los 4 protas sólo 1 es mujer y sólo 1/3 de los personajes es femenino, por lo menos McKone es un dibujante questá lejos del sexismo, y en otros orden de cosas, denso, prometedor y con un pasado misterioso y por eso intrigante. Chaykin y Tischman meten tantas cosas en la historia que no pueden profundizar en sus interesantes personajes y temas, el atractivo epílogo da ganas de más porque la ruptura del status quo inicial es un comienzo casi igual de interesante quel principio (una Robin negra, cómo aún no lo han visto en DC?!) y el pasado que ha dado lugar a este Otro Mundo deja la sensación de que se debe explorar. En fin, es una pena que La Sociedad Secreta de Superhéroes no haya tenido continuidad. Su final abierto y esperanzador apunta a que los guionistas no descartaban volver a este Otro Mundo. Clama al cielo la ceguera de las editoriales, máxime ahora cuando están intentando seriamente ofrecer cosas diferentes. Aquí Chaykin y Tischman ofrecen un premisa para un universo superheroico a la vez familiar y distinto que vale su peso en oro ya que como sabemos en el mainstream escasean propuestas alternativas respetuosamente innovadores, atractivas y con potencial. Como mínimo este Otro Mundo da para una maxiserie, de moda otra vez al menos en Marvel aunque esa editorial ahora no las llame así, mejor que cualquier explotación de Watchmen,
Comentarios
Ya tengo compra superheroica por delante, y será mi tercer Otros mundos en moderna edición.
Los dos tomos con los negratas de Astro city me tuvo enganchadísimo este verano. A ver qué pasa con los años de la violencia en Astro city.
Ismamelón Sobrino
Se ambienta en los 2000 pero en otra Tierra así que podemos decir que la historia a la vez es atemporal y temporal. Un Superman mayor suele ser un personaje sin ataduras y algo quemado y eso mola. La verdad es que esa historia de AC empieza muy bien...