Ya dije que a mi Iron Man no me atrae. Los millonarios no lo hacen. Sin embargo, por llevarme una grapa a la boca, decidí coleccionar la etapa de Gillen porque es un buen guionista y porque así en mi colección de cómics tendría algo de todas las coles de la trinidad marvelita: Capi, Thor y el latas. Al final el guionista inglés no estuvo mal pero decepcionó a todos porque las expectativas eran altas. La falta de conexión de Gillen con Iron Man, las injerencias editoriales, la solera del latas, los dibujantes mediocres y las bajas ventas hicieron breve e irregular la etapa del guionista inglés. Pero por el camino me flipé.
Al final, el fracaso como mesías marvelita de Iron Man me ha hecho darme cuenta de la estabilidad del héroe. Un héroe mantiene sus características estables mientras tiene éxito. Cuando deja de tenerlo, objetivamente o porque sus dueños piensan que tiene menos del que debería, es cuando empieza a sufrir cambios. Como no conecta con el público la lógica comercial dicta que hay que cambiar algo. Lo malo de la lógica comercial es que dice que hay que copiar lo que está de moda en ese momento y por eso se dan cambios que no encajan con la ideosincrasia del héroe apagado o son demasiado bruscos. Otra maniobra alternativa es hacer que el héroe las pase canutas o debilitarle. En ello hay algo de castigo por su fracaso además del típico esquema de resurrección: para renacer 1º hay que pasar por un calvario. Con esto lo que se trata es de atraer mediante sensacionalismo. También la lógica comercial dice que no hay que parar de cambiar hasta que se obtengan óptimos resultados En eso estamos desde que en el siglo XXI las ventas mainstream en papel (las digitales no las sabes nadie, cosa que prueba que son inferiores a las físicas porque si no las editoriales ya las habrían anunciado para sacar pecho o habrían acabado con la grapa) son las más míseras de la Historia. Por eso los superhéroes están siendo muy inestables. Las editoriales no paran de cambiarlos porque ya no son exitosos. El mejor ejemplo es Spiderman. En los últimos años se le ha clonado, se le ha rejuvenecido, se le ha obligado a revelar su identidad, se le ha divorciado, se le ha obligado pactar con el diablo y finalmente se le ha desterrado de su propio cuerpo. Ahora le ha tocado a Iron Man. Su popularidad cinematográfica significa según la lógica comercial que debería vender tanto como Batman (es decir 3 veces más de lo que vende ahora). No importa que sean personajes diferentes y con trayectorias diferentes. Por eso no se ha librado de que le apliquen el tratamiento que ha resultado exitoso en Spiderman (ha subido sus ventas). De ahí la coletilla de Superior. Pero no ha sido un traslado literal. Si a Spiderman le poseyó el alma de uno de sus archienemigos y este decidió vivir como si fuese aquel, a Iron Man le han tocado el alma de modo que se ha envilecido. Tampoco se ha trasladado al latas el equipo creativo que hizo triunfar la fórmula en el redes.
Al final, el fracaso como mesías marvelita de Iron Man me ha hecho darme cuenta de la estabilidad del héroe. Un héroe mantiene sus características estables mientras tiene éxito. Cuando deja de tenerlo, objetivamente o porque sus dueños piensan que tiene menos del que debería, es cuando empieza a sufrir cambios. Como no conecta con el público la lógica comercial dicta que hay que cambiar algo. Lo malo de la lógica comercial es que dice que hay que copiar lo que está de moda en ese momento y por eso se dan cambios que no encajan con la ideosincrasia del héroe apagado o son demasiado bruscos. Otra maniobra alternativa es hacer que el héroe las pase canutas o debilitarle. En ello hay algo de castigo por su fracaso además del típico esquema de resurrección: para renacer 1º hay que pasar por un calvario. Con esto lo que se trata es de atraer mediante sensacionalismo. También la lógica comercial dice que no hay que parar de cambiar hasta que se obtengan óptimos resultados En eso estamos desde que en el siglo XXI las ventas mainstream en papel (las digitales no las sabes nadie, cosa que prueba que son inferiores a las físicas porque si no las editoriales ya las habrían anunciado para sacar pecho o habrían acabado con la grapa) son las más míseras de la Historia. Por eso los superhéroes están siendo muy inestables. Las editoriales no paran de cambiarlos porque ya no son exitosos. El mejor ejemplo es Spiderman. En los últimos años se le ha clonado, se le ha rejuvenecido, se le ha obligado a revelar su identidad, se le ha divorciado, se le ha obligado pactar con el diablo y finalmente se le ha desterrado de su propio cuerpo. Ahora le ha tocado a Iron Man. Su popularidad cinematográfica significa según la lógica comercial que debería vender tanto como Batman (es decir 3 veces más de lo que vende ahora). No importa que sean personajes diferentes y con trayectorias diferentes. Por eso no se ha librado de que le apliquen el tratamiento que ha resultado exitoso en Spiderman (ha subido sus ventas). De ahí la coletilla de Superior. Pero no ha sido un traslado literal. Si a Spiderman le poseyó el alma de uno de sus archienemigos y este decidió vivir como si fuese aquel, a Iron Man le han tocado el alma de modo que se ha envilecido. Tampoco se ha trasladado al latas el equipo creativo que hizo triunfar la fórmula en el redes.
Así estamos ahora. El que iba a ser el mesías de Marvel ahora es un tipo vil. Pero lo cierto es que de todos los superhéroes, Iron Man es el único que nació con el Pecado Original. Stan Lee es un soberbio y el éxito le convirtió en un vanidoso. Así, igual que quiso escribir a un dios y por eso salió Thor, quiso a hacer del tipo más antipático del momento un superhéroe exitoso. En 1963, cuando apareció Iron Man, el tipo más odiado por la chavalería era un empresario armamentístico. Empezaba la contracultura por lo que el pacifismo y el anticapitalismo era lo que se llevaba entre los jóvenes. Evidentemente Iron Man tuvo que cambiar para satisfacer a su creador. Así, su carácter conservador, un feroz anticomunista belicista, todo un halcón, se fue dulcificando conforme el Conflicto de Vietnam fue enmierdando la sociedad estadounidense. No obstante, la bravuconería de Stan Lee quedó como una mancha original que hace que el superheroísmo de Iron Man sea fácilmente reversible.
En un principio iba pasar de esto. Pero el querer mantener mis grapas estables me llevó a leer los 2 1º nº de la cole, que me convencieron. Por eso estoy aquí aunque haya muchas dudas con esta etapa. Las nuevas Secret Wars y el enfoque escogido amenazan seriamente con cancelar esta etapa. Así que lo mismo estamos ante una que no dura ni un año, como ante una que dura 3 como la de Spiderman. Esto no sé como afectará al guionista pero el caso es que este no se ha tomado esta oportunidad como algo alimenticio. Lógico pues es un recién llegado. Así, aunque estos 2 nº, reunidos en 1 por Panini, son lentos y ligeros como es costumbre en este siglo, también son impactantes y tienen sus reclamos (apariciones de Hulka y DD).
Iron Man no se ha convertido en un supervillano, simplemente es un empresario de éxito mammonista. Así, no hace villanadas, simplemente se comporta como alguien rico, poderoso y famoso. De modo que no es más que otro becerro de oro disfrutando de la adoración de los débiles con una codicia insaciable que le lleva a querer más dinero, más poder y más fama. Así, no es un supervillano, sino un empresario consecuente y por ello sus vilezas están dentro de la legalidad. Esto le da mucho interés a la serie porque por un lado crítica al Sistema aprovechado la plataforma que este le brinda (lo que ha hecho al capitalismo titánico es descubrir que los antisistema también consumen), y por el otro plantea un problema grave a los superhéroes. Hace el mal pero la legalidad no atiende a moral sino a delitos así que como defensores del orden no pueden ir contra él. Taylor ha decidido (o algún otro de la editorial) que Iron Man proporcione un servicio que cebe uno de los vicios de la sociedad posmoderna: la belleza-juventud-fuerza. El latas vende una tecnología que permite, pagando mucho, rejuvenecerse, embellecerse y vigorizarse sin cirugías y cosas parecidas y sin gimnasios. Naturalmente esto desestabiliza la sociedad. Por ello Iron Man lo ofrece solo a San Francisco (los superhéroes siempre han sido una cosa del NE de EE.UU. pero ahora que están de capa caída se acuerdan de que aquel estado es más grande). Es porque es la ciudad más hippie de EE.UU? Una crítica de Marvel/capitalismo a las alternativas descafeinadas? Así, la cesura entre ricos y pobres se ensancha mucho llegando casi a establecer 2 razas de humanos verdaderamente diferentes. Esto es importante porque plantea más seriamente que nunca una nueva forma de villanía. Si los supervillanos han estado bebiendo de Hitler, Stalin y sus miniémulos hasta ayer, hoy, pese a los esfuerzos de zares, califas y estalinistas nostálgicos, el ciudadano occidental percibe que el mal que le amenaza es otro: la tecnología desestabilizadora y los empresarios ambiciosos. Esta es una de las razones del declive de los superhéroes. Las amenazas que exorcizan ya han dejado de ser reales. Reformular a los supervillanos es lo que necesita el género de superhéroes más que envilecer a sus héroes o cambiarles cada año. Aaron hace más o menos lo mismo como les dije, pero Taylor tiene el plus de acercar mucho los Superhéroes a la Ciencia Ficción y el forzar los límites del género tal como hizo Moore en Watchmen: metiendo mucho realismo. Así, Iron Man no es un villano clásico como el empresario de Aaron, es un empresario muy real pues lo único que hace es ofrecer un producto que su sociedad quiere según las leyes del mercado, es caro porque es único y costoso, no por avaricia. Así, Iron Man se convierte en una serie muy crítica, con su sociedad, por ello es una rara avis, pero a lo industrial, es decir, que su principal objetivo es entretener, crítica porque la polémica sube las ventas. Taylor no pretende reflexionar, juzgar o denunciar pero pese a ello no deja de explotar el Pecado Original de Iron Man para señalar algunos males de nuestra sociedad. Ideales y comportamientos que son aceptados y practicados por nuestra sociedad porque son mammonistas pese a que de forma individual, no como masa consumista y votante zombi, todos estamos de acuerdo en que son moralmente viles.
Naturalmente este cómic audaz, crítico y singular tiene un dibujo de lo más convencional. Marvel ha decidido no espantar a nadie con esta cole alternativa así que le ha puesto un dibujante realista cumplidor con un estilo anodino y mediocre. Por lo mismo su armadura es blanca. Si bien no ha sido para edulcorar la maldad de Iron Man sino para encarnar el ideal de la tecnología: limpia, buena, bella, luminosa y futurista. Çinar no es malo, sólo es aburrido y gris. No tiene personalidad así que se limita a hacer las cosas como sus jefes quieren. Así, su dibujo es totalmente blanco. Mediocre, soso y tranquilo. A Gibbons le pasaba lo mismo pero no perjudicó a Watchmen por su guionista y porque no se cortó un pelo a la hora de dibujar. Çinar no va por el mismo camino porque carece de un guionista rompedor y de la valentía de dibujar crudamente. Así, su falta de audacia, dinamismo y emoción descafeínan los guiones de Taylor, ya de por si tolerables pues no critica nada más que lo que la sociedad permite y de la forma que esta propone, desactivando así la bomba que podía ser este cómic dentro del mainstream yanki.
Por tanto este Iron Man Superior no es nada del otro mundo, de momento, aunque es algo original y atractivo dentro de los superhéroes comerciales, porque se encarga ella misma de neutralizar sus elementos subversivos con un dibujo blanco y un guión industrial. Sin embargo, al actualizar las reglas del género de Superhéroes metiendo Ciencia Ficción, criticando de forma directa a la sociedad de sus clientes y cambiando la forma de manifestarse de la villanía la hacen muy interesante, entretenida y atrevida. Sin embargo, a pesar de este cambio la cosa sigue igual. Cuando hablamos de Iron Man como mesías decíamos que su cole podía llegar a cambiar el género si rompía una de las reglas sagradas de los Superhéroes, la semejanza entre la sociedad de aquel planeta ficticio con la nuestra, haciendo que la Ciencia Ficción se generalizase en la Tierra Marvel en vez de quedarse en su élite. No lo consiguió pese a renacer pero sigue en ello pues a pesar del cambio sigue intentando ser un mesías. Una condición por otro lado que estaba latente en él pues, como ha señalado Ismael, ser un faro para la humanidad está implícito en su foco pectoral y en los rayos de sus manos. Así Taylor introduce otro elemento interesantísimo en la cole: el carácter perverso de todo mesías. Este no es más que aquel que concede a sus seguidores sus deseos más anhelados por lo que es antisistema, pone en jaque a las jerarquías (por eso Jesucristo se ha volvió un dolor de cabeza para el papado en cuanto fue encumbrado por los emperadores romanos), y perverso ya que no hay nada más pervertidor que conceder a alguien lo que desea. Por tanto la cole se pone muy subversiva. Conseguirá Iron Man como villano lo que no consiguió como héroe? Creo que no, después de todo la pareja autoral de su cole es mediocre, pero la cosa, insisto, es entretenida, atrevida, interesante, y lo más importante, barata.
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