A veces sentarse a la orilla del río a esperar a ver si pasa el cadáver de tu enemigo flotando funciona. Este cómic lo editó Norma en el 2009 pero yo no lo pillé pese a que me parece bueno porque me pareció que la editorial se había subido a la parra con el precio. Ahora, esta ha saldado su 2ª edición (2010; a mi me gusta pensar que la editorial se flipó viendo como vendió su 1ª edición y ahora está pagando la vanidad de otrora, pero seguramente sea que ha perdido los dchos.), así que tengo en mi poder esta obra por 1/3 de su valor original, mucho menos de lo que yo y, quizás, muchos otros consideramos como un precio razonable, pero es que los buitres no somos ricos.
Epicuro el sabio es un cómic especial por diferente y original. Su guionista es Messner-Loebs, un profesional mainstream hoy olvidado pero por lo que se ve un experto en la Grecia Clásica (y rolero miembro de la "mesa" del fundador de Palladium e hijo de la madre que prestó dinero al susodicho para comenzar), por ello estaría bien que se recuperase su etapa en Wonder Woman, obra posterior a esta que nos ocupa, ya que lo poco que hemos visto por aquí pinta chulo. Este, a finales de los 80, de cuando data Epicuro, acababa de meter la cabeza en el mainstream por lo que este cómic es una obra audaz de un novato aunque se nota que el autor ya tenía los 40 pues en la obra no se aprecia el optimismo y la inexperiencia de la juventud. Este cómic es audaz porque decidir en EE.UU. (en Europa hubiera sido sólo un pelín menos audaz) que una serie la va a protagonizar el filósofo griego Epicuro, nacido en el clasicismo y cuajado en el helenismo, que predicaba que lo mejor era ser un ateo aburrido y gris, la filosofía griega pos-socrática más que elucubrar buscaba proporcionar una ética vital, es justamente lo contrario de lo que allí se entiende como protagonista. No digo temerario porque Messner-Loebs ofreció una obra muy sólida ya que se tomó la cosa de forma muy libérrima. Por una parte decidió muy genialmente relativizar el tiempo para hacer convivir filósofos (Sócrates, Aristóteles, Platón, etc.), prefilósofos (Homero, Hesiodo y Esopo) y no filósofos (Pericles, Alcíbiades y Alejandro Magno) de siglos diferentes y afrontarlo todo con humor y caricatura. Esto último es la ideosincrasia de Epicuro el sabio. Este cómic es una parodia de la intelectualidad griega antigua que, sorprendentemente (a ver quien es el listo que a priori pensaba que eso iba a salir bien), funciona por la cultura de Messner-Loebs y su sentido del humor. Era el momento en que los mucho menos graciosos Giffen&DeMatteis lo estaban petando con su JLI y así demostrando a los yankis que el humor podía funcionar también en el mainstream. Esto sin duda, o sea, en mi opinión, fue el elemento fundamental que hizo que un proyecto tan raro como el de Messner-Loebs recibiese el visto bueno. Así, Epicuro el sabio es una parodia desde el cariño y el conocimiento de personas que son fundamentales para nuestra sociedad actual de modo questa transgresión, sólo se corta un poco con Platón y Epicuro, hace al cómic moderno y divertido de verdad. Ver a Sócrates, un filósofo adorado por Occidente desde la Antigüedad hasta la modernidad, retratado como un cabrón vanidoso es descacharrante, demoledor y refrescante. Lo mismo que ver a Platón como un panoli al que sólo se le ocurre disparates muy racionales y a Aristóteles como un estirado soberbio que odia la práctica, la parodia más cercana a la realidad de todas las de la obra. De igual forma ridiculiza la sabiduría popular y simple de Hesíodo y Esopo que mucha gente ingenua sigue practicando y considerando mejor que la filosofía. Esta parodia muy anglosajona, sin piedad con la élite y los ídolos, que funciona por la solidez que proporciona el conocimiento del tema que tiene Messner-Loebs ya que suple bastante el posible desconocimiento de la cultura griega antigua del lector se convierte en perfecta porque el guionista dio con la estructura perfecta para convertir la parodia en relato así como con el trío perfecto para protagonizarlo. Un práctico Epicuro, un ingenuo Platón y un violento y temerario Alejandro Magno niño son la mezcla perfecta que hace evolucionar los retos que Messner-Loebs les pone confrontando los mitos con la filosofía, que precisamente había nacido porque un puñado de griegos demasiado intelectuales comenzaron a ver que los 1ºs eran poco serios y verosímiles. Así, con parodia y posmodernidad, Messner-Loebs nos presenta el viejo conflicto entre filosofía griega y mitos griegos con la originalidad de hacerlo para divertir pues esto, aunque esencialmente gafapasta, no es algo gafapasta. No pretende presumir de cultura ni ser elitista ni ser raro ni ser melodramático, sólo ser sanamente desmitificador.
El dibujante de esta feliz pero fracasada ocurrencia (no vivimos en un mundo maravilloso) es S. Keith. En aquella época otro debutante, si bien más joven que Messner-Loebs (y seguramente sin antecedentes roleros), con un dibujo muy raro para el mainstream por grotesco. Lo suyo va más allá de la caricatura o del dibujo cómico. Partiendo de referencias de ilustradores de Fantasía académicos como Frazzeta Keith ha construido un estilo personal, por tanto inconfundible, que, sin ser gracioso, es caricaturesco. Lo apolíneo y realista no tiene cabida en un dibujo torpe y pobre pero expresivo y competente. Así, si bien no es el dibujante ideal para Epicuro, en mi opinión claro, creo que la parodia de Messner-Loebs funcionaría mejor con un estilo cómico y una ambientación más histórica, plasma bien la irreverencia (su dibujo es la antítesis de lo apolíneo, que es de donde nace la filosofía griega excepto la de los sofistas, que aquí naturalmente tienen su fugaz, descacharrante e injusta aparición), la Grecia Clásica fantasiosa y el afilado humor inteligente del guión.
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