Para mi lo bueno de Thor empieza con R. Thomas (opinión revisable pues lo previo necesita una relectura que confirme la 1ª impresión). Lo anterior es malo hasta lo olvidable aunque ahí están las bases de la serie. Con la reedición de la etapa de Thomas en Marvel Gold empiezo a pensar que la datación de lo bueno en Thor hay que retrasarla hasta la llegada de Simonson. Este tomo, que cuenta con una extensa introducción de Fonseca, 3 ilustraciones de Kirby de los eternos entintadas por autores modernos y demasiados errores en la traducción, y el anterior son malos pese a que anuncian la legendaria etapa del tipo con la firma de dinosaurio con su cuestionamiento de la validez de Donald Blake, el alter ego a lo Clark Kent de Thor, con su demostración de que versionar los mitos escandinavos es bueno y con la semimuerte de Balder (acontecimiento fundamental para la etapa de Simonson).
Este tomo al igual que el anterior tiene una premisa interesante pero Thomas, como es habitual, no está fino. Aquí se trataba de integrar las últimas creaciones de Kirby, los desviantes, eternos y Celestiales, en el Universo Marvel. En su momento por lo visto hubo un debate si procedía o no que zanjó R. Thomas haciendo gala de su megalomanía y su posición de poder (editor de lo que le dé por guionizar) para dar la victoria a la opción que apoyaba, la integración. Una solución tan poco buena como la otra. No integrar la última cole de Kirby, Los Eternos, hubiera supuesto relegar al Olvido sus personajes, pero integrarlos tampoco les ha salvado deste ya que los eternos y desviantes son personajes bastante redundantes en el Universo Marvel y los Celestiales demasiado cósmicos. Por ello, además de por entrar con 20 años de retraso, apenas han salido en los cómics Marvel. Los eternos han salido algo pero los desviantes, sus archienemigos, han salido tan poco que igual han muerto y no nos hemos enterado y los Celestiales no han aparecido mucho más.
En fin, en este tomo, de importancia histórica para el Universo Marvel no pareja a su calidad, R. Thomas se dedica a hacer lo que más le gusta, dejar todo atado, cuadrar el círculo, relacionarlo todo. Así, se inventa una historia que no está mal pensada para introducir unos personajes divinos (que cuestionan la existencia de personajes como su Hércules) en la versión marvelita de ntra Tierra sin que chirríe su irrupción tardía. El tema es que R. Thomas estaba ocupado con muchas cosas de modo que el estiramiento del relato llega a unos límites que ni Bendis. Así tenemos que la cosa empieza en el anual 7 dibujado por Simonson y entintado por E. Chan para que parezca que lo dibuja J. Buscema pero se interrumpe durante 2 fill-in malos (en uno de ellos aparece el Escuadrón Supremo) y un díptico guionizado por Gruenwald y Macchio diseñado para arreglar cosas de la continuidad a cambio de estropear otras. Con todo es un historia interesante como todo lo hecho por el 1º, formulaico y convencional pero sólido y entretenido. Así, 4 meses después, la historia continúa con el regreso de J. Buscema para 3 grapas, que dibuja con su habitual eficiencia y soltura y pobre imaginación, y sigue con otras 5 a cargo K. Pollard aunque poco pues la densa prosa de R. Thomas, más sus trucos burdos y su abuso de las peleas, hacen que la historia no avance. Así la lectura de la 1ª parte desta saga es algo muy pesado. La historia apenas avanza en 8 nºs, el último tan horrible como admirable, porque se pierde el tiempo con chorradas.
K. Pollard es el dibujante principal del tomo pues se encarga de la mitad de él. Es eficiente con el típico estilo realista mainstream pero es torpe y no tiene imaginación y personalidad. Así, ni es el dibujante adecuado para Thor ni para el material Kirby ni para los guiones de Thomas. Para la cole es demasiado vulgar, para los eternos, desviantes y Celestiales es demasiado convencional, es incapaz de hacer vistosos los étnicos diseños del rey y dar majestuosidad a lo asgardiano, y para guionizar a Thomas es demasiado gris, no alegra o aligera el guión. Con todo hay que reconocer que da lo mejor de sí mismo y que lo hace mejor que el guionista.
Así pues resulta difícil encontrarle algo positivo a "La llegada de los eternos" salvo a lo hecho por Gruenwald. Ni siquiera ha servido para que Panini decida reeditar a Los Eternos como Diso manda, a tamaño comic book y con el color de la época :( Este tomo es imprescindible para ver la evolución del Universo Marvel y es fundamental para Thor, pero es un tostón dibujado sin alegría (entiendo que un dibujante limitado como J. Buscema antaño fuese considerado excelente) que abusa de las peleas de forma obscena. Casi me quedo con W. Boring, el legendario dibujante del Superman de la Edad de Oro que se encarga del fill-in del Escuadrón Supremo. Un tipo con un estilo caduco ya en los 70 que pensaba que todavía los niños pequeños seguían siendo los que leían a los superhéroes. Si no, no me explico como sigue usando al filo de los 80 una gestualidad exagerada y una perspectiva macarrónica. A ver cómo continúa la saga de los eternos, según mi recuerdo lo mejor está por venir.
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