El buenismo acabará con el egoísmo o será al revés?

Acabo de terminar de releer el Thor marvelita de Straczynski y me ha parecido bastante malo. De todos modos reconozco que en parte es una cuestión de gustos. Ese guionista pretendió que los asgardianos marvelitas dejasen de ser dioses y por ahí no paso. El caso es que por circunstancias que ya dan igual esa etapa fue abortada, nobstante no quiero dejar pasar la ocasión de culpar dello al arrogante y poco profesional Straczynski, y para hacer tiempo Marvel se trajo a un por entonces novato Gillen que lo hizo muy bien. Terminó la historia en el poco espacio que le dieron de forma satisfactoria y atractiva. Es una pena que no se le diese más cancha para desarrollar más y mejor unas ideas que creo que ni el mismo Straczynski se había dado cuenta de lo potentes que eran. En estos 3 nºs de Gillen seguramente está el Doom más Frankenstiniano y psicópata de toda la historia de Marvel. 

También este guionista sencargó por esa época de escribir aventurillas para Billy Rayos Beta. Acabo de releer la 1ª y me ha parecido bastante buena (e Isma, está dibujada, aunque no coloreada, por Berenton;). Es un relato sobre la divinidad, como al final acaba siendo toda historia decente del Thor marvelita, pese a Marvel, al final Thor no deja de ser parte del debate interminable del cristianismo con su predecesor: el paganismo, con una gran moraleja: que no haya dioses o los dioses sean ateos no exime a ningún mortal de hacer el Bien. Así pues es una historia recomendable como se suele decir, y de una sola grapa. Desta proviene las imágenes que me han permitido hacer este breve post porque me han recordado al aspecto pop que hoy tienen en los medios y en las redes las políticas de inmigración europeas, sobre todo las escandinavas, ahora en peligro dextinción, siendo una historia de Marvel de Ciencia Ficción escrita en el 2009 por un inglés trabajando para EEUU. Os pongo las de su histórica, por única, edición en castellano de la Historia (supongo) porque hay mucho que traducir.

A destacar ese altruismo sin criterio o universal que al final significa que no es filantropía pues cualquiera puede refugiarse en él aunque no lo necesite, la idea de programación como metáfora de la típica tozudez que anula la autocrítica y la trágica arrogancia que elimina cualquier previsión y racionalidad que está en toda creencia mema o fanática en una ideología, la imposibilidad que tiene el laicismo relativista, es decir, todas las creencias y costumbres son dignas de respeto sobre todo si son de los otros, de sobrevivir cuando choca con la intolerancia de los creyentes en las religiones autoproclamadas únicas verdaderas, y la comparación del amor universal humano, que siempre es bobalicón, con el amor divino a lo humano, que siempre es condicionado. Seguramente una construcción humana no puede sobrevivir sino tiene el concepto de impuro. El buenismo parece percibirlo pues ha producido una infantil caricatura de lo nazi, pero eso no sirve porque no causa repulsión. 

A destacar la incapacidad del buenismo para destruir el egoísmo de los que no tienen el lavado cerebro por aquel, el miedo cerval del buenismo a ejercer algún tipo de autoridad y de autodefensa violenta contra los que lo desafían con virulencia, y finalmente la razón de ser del buenismo, que en cierta forma explica su existencia aunque parece suicida o poco adaptativo: no se puede salir del círculo de la violencia y el egoísmo con violencia y egoísmo. Por algún lado habrá que romperlo. Dudo que sea el buenismo memo que hoy domina a la legión de pobres de espíritu que nos ahoga la forma de hacerlo, pero hay que reconocerle la parte de razón que tiene y que tiene algo de heroico pues es una forma de vida abocada a la tragedia.