Druillet es uno de los renovadores del cómic a la francesa. Le teníamos totalmente olvidado por aquí. Afortunadamente EDT, aprovechando la recuperación en Francia de las primeras obras de este autor, nos lo acerca para que aquellos que no sabíamos de él podamos conocer a uno de los autores europeos de Cómic más importantes de finales del siglo XX.
Los 6 viajes de Lone Sloane es impresionante y algo terrible. Lo percibimos primero, naturalmente, por el dibujo. Es tosco pero alucinante. Un delirio gráfico según Hergé. Atormentado y sádico (negros, filos, puntas, máscaras) diría yo (Druillet ha adaptado Salambó y se dispone a adaptar La Divina Comedia). Lo sintetiza perfectamente ese motivo repartido por todo el cómic consistente en un rostro prisionero en un círculo perfecto que grita ultrasónicamente. Lo más llamativo del cómic es que transgrede la tradición narrativa francobelga. Se acerca más a la tradición narrativa estadounidense. Las razones de esto son 1º, que Druillet viene de la ilustración, luego no piensa en viñetas sino en páginas, un poco como Toppi en Sahrazad, lógico: misma época, autores que proceden de la ilustración, por ello en este cómic encontramos algo aún hoy impensable en uno a la francesa: splash pages, incluso dobles! y pocas viñetas paralelogramas, y 2º, que a la historia no le sirve la tradición pues es transcedente y extraordinaria. La costumbre no podía dictar la forma de contar estos 6 viajes. La búsqueda de Lone Sloane no es típica y familiar. Así, las pequeñas viñetas no podían ser el vehículo de la historia ni la norma el orden de izquierda a derecha y de arriba a abajo. El periplo de Lone Sloane necesitaba libertad y verticalidad, es decir, espacio para poder evocar un universo terrible y atormentado sin sitio para el amor (violencia y corrupción ... ese es tu Universo) y para lograr que sus ciclópeas y alucinantes sin abusar de M. C. Escher arquitecturas y sus grotescas y ultrahumanas criaturas lo fuesen de verdad; aquí los dioses no son a imagen y semejanza de los hombres. También leerse en un estado de conciencia especial. Por eso para alcanzarlo Druillet nos impide transitar por su historia siguiendo las normas de la realidad consensuada. En el fondo la Fantasía es un estado mental, Druillet es uno de los pocos autores que se ha dado cuenta y por ello se aleja de lo burgués. Está muy lejos del rancio conservadurismo de Tolkien. Hay que alterar la mente no sólo sensorialmente sino intelectualmente. Así, combinando paisajes y seres extraños con una forma inusual de leer es como Druillet potencia el misticismo y la psicodelia de la historia. No sólo participa de esto la narración inusual, las viñetas gigantescas, la escala enorme, la imaginería fantástica, también lo hace el dibujo tosco pues este también está alejado de la norma y la tradición racional. El estilo recuerda al de Starlin y al de Talbot, no extraña porque Warlock (1975) y Arkwrigth (1978) son personajes del mismo árbol que Lone Sloane, y al BWS de Conan el Bárbaro (1970). Es un estilo tosco pero recargado pues esto se considera necesario para compensar la torpeza del trazo. El resultado es un dibujo de línea muy fina desgarrado por su tosquedad y opresivo porque su detallismo no da descanso a los ojos. Sin embargo, también es un estilo fresco pues la tosquedad proviene de la inexperencia y la pasión. Así pues, el resultado, aunque está muy estudiado, es bastante inmediato. Las páginas están muy pensadas y trabajadas pero el resultado no es racional y académico. Este contraste es el principal atractivo de este estilo muy propio de los fanzines, publicación muy de moda en los 60 y 70 en donde algunos de aquellos autores empezaron. Completa el aspecto visual un color oscuro y serio donde predominan los marrones, los rojos, los azules y los grises, estamos en una historia terrible, pero donde también los naranjas, amarillos y verdes tienen su papel pues también es psicoactiva.
Así pues, Los 6 viajes de Lone Sloane es una historia poderosa y alucinante. Sólo hay que ver la portada, esa plata sin precedentes en nuestro país junto con esos colores chillones y muy contrastados que pelean a muerte porque unos son cálidos y otros fríos. Roza la tridimiensionalidad. Tal impresión nos es transmitida sensorialmente, no racionalmente o verbalmente. No perdamos de vista esto. Ya se han dado pistas en el anterior párrafo. Es así porque es una obra mística, como que algo conoce del lenguaje de los dioses. De un misticismo sesentero, basado en las drogas y un orientalismo pobremente entendido. Hay ecos estilísticos de textos místicos orientales así como del Evangelio de Lucas. Por eso tiene concomitancias con el Cuarto Mundo de Kirby (1970). Todo ello está ya en el estilo. La verticalidad, el horror vacui, la simetría, la terribilitá, lo grotesco, la construcción de lo fantástico a partir de la unión de cosas que en la realidad están separadas, los colores oscuros, el rechazo al realismo y la escala inhumana son elementos del arte sacro. Los colores estridentes, las multiplicaciones y las perspectivas alucinantes son elementos del misticismo (la nave del protagonista se llama Sidarta). La historia de Druillet es mística porque es una búsqueda sagrada, la de la Tierra robada por los dioses.
Lone Sloane, que tiene algo de Elric de Melniboné, el primer cómic del francés fue una adaptación de esa obra de Moorcock, el mensajero de la tempestad es oscuro, rebelde, poderoso y fatídico y sus ojos son rojos, busca, por un universo a lo Lovecraft, volver al paraíso pero para saquearlo. Así, sus 6 viajes, posteriores al Gran Espanto, no son de ida y vuelta sino etapas, episodios autosuficientes pero conectados de una búsqueda en la que el héroe se marcha y vuelve transformado para llevar a sus hombres a un objetivo tan terrenal como transcendente, el mundo de Elric el necromante robado por los dioses. De este modo la historia es una especie de Odisea, no en vano la Ciencia Ficción francesa está mucho más cerca de lo fantasioso que la anglosajona, Lone Sloane es más astuto que fuerte y guerrero y su viaje, larguísimo pero directo y trepidante, constantemente pone en evidencia la desproporcionada ambición humana al contrastarla con su pequeñez cósmica.
Lone Sloane, que tiene algo de Elric de Melniboné, el primer cómic del francés fue una adaptación de esa obra de Moorcock, el mensajero de la tempestad es oscuro, rebelde, poderoso y fatídico y sus ojos son rojos, busca, por un universo a lo Lovecraft, volver al paraíso pero para saquearlo. Así, sus 6 viajes, posteriores al Gran Espanto, no son de ida y vuelta sino etapas, episodios autosuficientes pero conectados de una búsqueda en la que el héroe se marcha y vuelve transformado para llevar a sus hombres a un objetivo tan terrenal como transcendente, el mundo de Elric el necromante robado por los dioses. De este modo la historia es una especie de Odisea, no en vano la Ciencia Ficción francesa está mucho más cerca de lo fantasioso que la anglosajona, Lone Sloane es más astuto que fuerte y guerrero y su viaje, larguísimo pero directo y trepidante, constantemente pone en evidencia la desproporcionada ambición humana al contrastarla con su pequeñez cósmica.
Siendo así Los 6 viajes de Lone Sloane no sorprende que acongojase a los viejos y grandes maestros Goscinny y Hergé. Ellos jamás habían soñado que algo así era posible por lo que, cuando lo vieron, quedaron alucinados. Más que nosotros, ellos no eran jóvenes y posmodernos. El primero quedó fascinado por como la pasión de Druillet ha hecho estallar los relatos ilustrados (esta descripción del Cómic revela en toda su magnitud el conservadurismo de quien la ha concebido) acabando con el estrecho marco de sus pequeñas viñetas y el segundo quedó "desorientado" al ver que lo que lo que él creía fantástico era bastante burgués y cartesiano, que había una distancia interesteral entre su obra y este cómic. No acertó al atribuirle onirismo, ya hemos visto que en realidad es misticismo. Por eso su informe de que conocía la existencia de fanáticos de Lone Sloane no sorprende, es un texto sagrado.
En fin, Los 6 viajes de Lone Sloane de Druillet es el cómic más impresionante y potente que se ha publicado en España en mucho tiempo. Sobrecogedor, singular y fascinante. Es lo que han buscado siempre Morrison y Moore y nunca han encontrado. El primero por su fe ciega en el caos, el segundo por su excesivo racionalismo y ambos por su impericia en el dibujo. Lástima que la redacción de la traducción falle más de lo permisible (trabajo encarnizado? Hete aquí a aquel? Cubil para tus rapiñas?) porque los demás aspectos de la edición son fabulosos, por ejemplo imita la rotulación original. Lo más alucinante de él es que aunque estamos más de 40 años por encima suyo, Lone Sloane fue publicado por primera vez en 1972 agrupando historias creadas en 1970 (hay historias de 1966 que supongo que no se reeditan porque Druillet no quiere, deben ser muy primerizas), aún no lo hemos alcanzado. Está claro que nos falta ambición temeraria para lanzarnos al asalto del Cielo y desafiar a los dioses. Nada de los humanos decidieron extender su poder por todo el Universo [...] el río de las estrellas debía ostentar el blasón del imperio de la humanidad, y esto por siempre jamás. Lo burgués y cartesiano es tan castrante.
Comentarios
Saludos desde dentro del laberinto y, una vez más, gracias por hacernos reparar en comics como este. (...aunque por lo que comentas, como esté ninguno. Je,je)