Este cómic es uno de los que más me ha impresionado. Quizás por eso no lo había vuelto a releer desde que cambiamos de siglo. En su momento lo leí mensual e intensamente, y naturalmente después lo releí alguna que otra vez. Me parecía fantástico. O sea, se me quedó bien grabado en la mente.
Empecé con Akira como se hacía antes, en media res. En el nº 17. Yo había empezado así a leer Cómic, desde Astérix y Obélix hasta Thor, todo lo había empezado a leer por el 1º nº con el que me encontré ("Los laureles del César" y el nº 16 vol. I forum respectivamente; hay cosas que no se olvidan), y nunca me había supuesto un problema. Por tanto no pensé que algo japo, estamos en los preliminares del manga, fuese diferente. Era el verano de 1991, no había mucho con el que entretenerse y la portada era atractiva. Ya pillaría lo anterior si eso. Y flipé. Lo malo es que era una historia de continuará, nada de autoconclusiva a lo francés o a lo yanki, esto duraba y duraba. Recuerdo que fue una angustia hacerme con ella. No eran baratos y tenía que pillar los 1º y la novedad del mes, y no había dinero para pillar los 16 1º de golpe. Tardé algo y la experiencia de lectura fue algo extraña ya que leía a la vez lo nuevo y lo viejo. Quién cojones iba a esperar? Los nº quemaban, tío! Y encima cuando estuve actualizado tuve quesperar casi 3 años a que la cole se reanudase a paso de caracol y más cara. Si como en 15 meses pillé 33 nº, luego necesitamos 12 para que se editasen los 5 episodios finales. Los que han empezado a comprar cómics en esta década no tienen ni idea de lo que es vivir intensamente. Lo de hoy es bacanal romana y lo nuestro fue la escasa ración diaria de un preso medieval, si a ellos los hubiesen alimentado con manjares claro.
Empecé con Akira como se hacía antes, en media res. En el nº 17. Yo había empezado así a leer Cómic, desde Astérix y Obélix hasta Thor, todo lo había empezado a leer por el 1º nº con el que me encontré ("Los laureles del César" y el nº 16 vol. I forum respectivamente; hay cosas que no se olvidan), y nunca me había supuesto un problema. Por tanto no pensé que algo japo, estamos en los preliminares del manga, fuese diferente. Era el verano de 1991, no había mucho con el que entretenerse y la portada era atractiva. Ya pillaría lo anterior si eso. Y flipé. Lo malo es que era una historia de continuará, nada de autoconclusiva a lo francés o a lo yanki, esto duraba y duraba. Recuerdo que fue una angustia hacerme con ella. No eran baratos y tenía que pillar los 1º y la novedad del mes, y no había dinero para pillar los 16 1º de golpe. Tardé algo y la experiencia de lectura fue algo extraña ya que leía a la vez lo nuevo y lo viejo. Quién cojones iba a esperar? Los nº quemaban, tío! Y encima cuando estuve actualizado tuve quesperar casi 3 años a que la cole se reanudase a paso de caracol y más cara. Si como en 15 meses pillé 33 nº, luego necesitamos 12 para que se editasen los 5 episodios finales. Los que han empezado a comprar cómics en esta década no tienen ni idea de lo que es vivir intensamente. Lo de hoy es bacanal romana y lo nuestro fue la escasa ración diaria de un preso medieval, si a ellos los hubiesen alimentado con manjares claro.
Quién se puede resistir a un portada posapocalíptica tan chula titulada: "Emperador del caos"?
Como suele pasar, el tiempo transcurrido ha borrado algo de su brillo. Leído hoy Akira no es lo que era, aunque sigue siendo sobresaliente. Es de los 80 pero Occidente no lo cató hasta 1990. Pese al retraso le resultó totalmente novedoso porque no había visto nada igual a pesar de que Otomo, su autor, se inspiró mucho en Moebius y en los superhéroes. Es que en Akira había, y aún hay, algo exótico para Occidente pues es un manga. Uno típico de la Guerra Fría: miedo a las armas de destrucción masiva, crítica al militarismo y experiencia del apocalipsis. Su guión, una vez conocido, es sencillo y convencional, y sus personajes son arquetipos universales por mucho que al final se ponga místico. Pero a pesar dello es notable por lo bien que juega con el misterio, por los giros tremendos, terribles y sorprendentes que tiene y por su verosimilitud, emoción, dinamismo y ausencia de maniqueísmo. Es como serían los mutis Marvel si se hubiesen planteado en los 80 y de forma serie y adulta, sobre todo las 2 últimas características, aunque sin pasarse, no dejamos destar nunca en un thriller o en una de Acción. Aquí no hay delirantes heroísmos, visiones en B&N y maquillajes de la realidad. Los gobiernos maquinan, el presupuesto militar es prioritario, la sociedad es injusta y el bien mayor aplasta las vidas individuales. Lo que hace sublime a Akira, aunque hoy no brille tanto porque ya no descolla tanto, es el dibujo. Otomo es capaz de hacer que todo parezca real. Como los escenarios parecen de verdad, la historia se disfruta a un nivel superior al normal. Tampoco es que haya que ser realistas, pero si Akira se compara con el dibujo yanki de antes y de ahora no hay nada igual salvo Hitch, y este va sin negrita. Hoy no lo parece tanto pero en 1990 un lector de superhéroes no había visto en un cómic edificios que pareciesen edificios de verdad, vehículos que pareciesen vehículos de verdad, armas que pareciesen armas de verdad, cascotes que pareciesen cascotes de verdad, etc. Ni siquiera había visto sangre y violencia realista. Una de las cosas que más me impresionó del dibujo de Otomo es que emula perfectamente a Peckinpah o a Woo. En esto sigue siendo único pese a que se le puede copiar perfectamente. Desta manera, como digo, la lectura de Akira es intensa. No nos separa de la emoción un dibujo muy convencional y artificioso sobre todo en los fondos. La anatomía es funcional, pero el escenario, tío... La perspectiva, los detalles, los volúmenes, las sombras... Sólo en las obras realistas más sobresalientes del cómic europeo se puede ver algo así. Y luego está el a-bra-ca-da-bran-te nº 16. En él se puso Otomo el mundo por montera. A mi me dejó a cuadros; y sigue siendo un nº singular. Casi totalmente mudo y una destrucción que ninguna disaster movie con trillones de presupuesto puede igualar. Y en tus manos tío! Una puta locura. Dibujar todo eso es muy pesado, complejo y duro, y Otomo lo hizo. Porque la historia lo necesitaba y pedía. Hay muy pocos profesionales así. Creo que ningún occidental sería capaz dalgo semejante. Por eso ese nº sigue siendo alucinante. En los tomos gordos esto se pierde. Aunque sabia lo que pasaba a continuación, no imaginé que Otomo lo iba a dar todo. Nadie ha sido más gráfico que él sin ser necesario. Pero también es cierto que si el apocalipsis hubiera ocurrido entre nº, ahora Akira sería sobresaliente pero no alucinante. Así pues, aunque el nivel de sofisticación deste manga hoy no está a años luz de lo que se hace actualmente en Occidente, el nº 16 sigue hondeando en solitario en una cumbre que ningún Occidental siquiera ha oteado.
Por tanto hoy Akira no resulta tan impresionante como antaño. La historia es la de un blockbuster, si bien más sólida, verosímil y coherente, los personajes aunque inolvidables son planos, el dibujo es eficiente y el cansancio hizo mella en él al final, pero es original, su narrativa clásica sigue siendo dinámica y magistral, su acción continúa siendo trepidante, sus giros se mantienen impredecibles y renovadores, su espectacularidad todavía es abracadabrante y tiene un buen final. Además no tiene ni una página mala, y estamos hablando de unas 2200. No hay ninguna cole de superhéroes cuya calidad sobresaliente aguante tanto. Otomo a pesar de lanzarse sin red y de las dificultades fue capaz de hacer una obra redonda, original e impresionante poniendo su arte al servicio de la historia y siendo modesto, sobrio y a la vez mu japo y universal o humano. Si no fuese así Akira no podría haberlo petado en Occidente a destiempo y ser hoy un referente mundial.
Así parece na pero el título ya...
Unas palabras sobre las ediciones porque es un tema que parece que no se puede obviar cuando se habla deste manga. Aunque la gente se pronuncie en realidad no hay edición perfecta de Akira. La mía, la 1ª española, falla en que está traducida del inglés, en que la encuadernación de los 1º nº no se planteó para la eternidad (ay si todos los nº fuesen como los últimos), en que el sentido de lectura es occidental y en que está coloreado (esto también en su momento lo hizo destacar porque ningún cómic por entonces estaba coloreado desa forma, por ordenador), pero las numerosas splash pages y viñetas que ocupan 2 páginas se pueden ver mejor que en ninguna otra edición y aunque el color no es el original, le gustó a Otomo, sin duda porque es sobrio y funcional, y, pese a que al final se convierte en un horror por su abuso de los brillos y degradados y su delictiva intención de dar volumen a un dibujo voluntariamente bidimensional, salva a muchas viñetas de ser una figura flotando en el vacío, Otomo trabajó como un japonés en huelga pero no en todas las viñetas, no es un maestro del entintamiento y al final fue ayudado por gente mediocre. Además contiene muchas viñetas del original así que se puede ver como es aquel. Esta combinación que es mejor que nada no la tiene ninguna otra edición. Así pues un tomo bien gordo no deja ver bien el dibujo, y si es en B&N, aunque queda manga también queda desangelado. No estamos hablando de tomos pequeñitos sino tipo álbum francés. La único mejora que ha traído el tiempo es una buena traducción del japonés (asociada al color). La edición perfecta pues sería en tomitos, a color (recoloreados los últimos 5) y con una traducción directa del japonés, pero en la época de los bacanales romanos esto no va a caer. Así que no hay que preocuparse por cómo es la edición. Todas son imperfectas. Escojan para leer Akira la edición que más cómoda les resulte.
Comentarios
Fue el cómic que me salvó de dejar de leer comics. Durante años había leído La Patrulla X de Claremont, Conan y otros cómics de Marvel y los clásicos tebeos españoles que le quitaba a mi padre. Pero estaba cansándome y llevaba tiempo dedicando mis escasos recursos a comprar literatura más "adulta": novelas, poesía, biografías, ensayo. No me gustaba el género que nos vendían en los 90. Hasta que un día descubrí un número de Akira. No recuerdo cuál era, pero, como en tu caso, era un ejemplar entre el 15 y el 20. fue una revelación. Me volví a sentir tan fascinado como cuando, mucho más joven, descubrí La Patrulla X de Claremont, o, de niño, El Capitán Trueno de Mora y Ambrós.
Mi colección de Akira era un Frankenstein compuesto por los tomitos con tapas de cartón de ediciones B y los retapados en tapa dura que contenían 3 de esos mismos tomitos. Fue una odisea conseguirla completa. Hace unos años la unifiqué llevándola a un encuadernador.
La operación me costó más que comprar cualquiera de las ediciones más recientes y, seguramente, mejores de la obra; pero le tengo un cariño especial a esa primera edición coloreada de ediciones b.
Estoy contigo, dado que no existe la edición perfecta, la 1ª edición es la mejor para los que la conocimos así. Tiene el sabor del momento y la remembranza de la experiencia original, y eso no hay perfección que la compense.