Aquí vuelvo, antes de lo que esperaba, con el siguiente manga de esta interesante y original colección.
Este número contiene 3 historias/golpes de catana. La primera es protagonizada por una pirómana verdaderamente trastornada por el fuego, la segunda gira entorno a la violación de una monja budista y la siguiente nos habla sobre los mártires de la ley, pobres diablos apresados injustificadamente por la policía para así poder cumplir con su expediente.
De nuevo el guionista consigue historias impactantes, tanto por estar rematadas con una ejecución, como por su crudeza, carnalidad, vileza y dureza. Desde luego no estamos acostumbrados a historias así. Pero esto es la superficie, en el fondo hay un discurso humanista que persigue que no olvidemos que los criminales también son humanos. Que aboga por una justicia más humana, más comprensiva, menos represiva y castigadora, utilizando como parábola la justicia de una época mas dura y expeditiva, la del período Edo. Unas historias que, como no es posible el perdón de los reos de muerte, buscan que nos compadezcamos de ellos, ya por las condiciones carcelarias, ya por la irremisibilidad de sus actos, ya por las inevitabilidad de su destino, ya por estar abocados al delito mortal, ya por todas estas a la vez. En todas ellas destaca el prota por ser retratado como un auténtico superhéroe. A mi me recuerda a Superman, pues siempre sabe la respuesta correcta y lo que hay que hacer y porque es bueno, tiene intención moralizante y su pericia con la catana es superhumana, lo que pasa es que como es japonés, mata. Pero a diferencia de muchos pjs (japoneses o no) que matan a los "malos", Asa nunca decide que ha de matarlos. A Asa le da igual lo que hayan hecho, los ejecuta porque esa es su profesión (como es japonés y samurái, hay que entenderlo más como camino vital, que como actividad alimenticia o vocacional). Esta es la razón por la que Asa se implica en cada ejecución, porque aunque debe matar por decreto, tiene ideas propias sobre la Justicia, lo que le hace muy interesado en matar sólo a culpables y que se conmueva en cada ejecución. No es un ejecutor frío e impertubable, no es un héroe que acaba con los malos sin que le remuerda la conciencia, es un pj piadoso porque se apena del destino de sus ejecutados. Eso es lo que le hace diferente a los demás héroes, lo que hace que este manga funcione y lo que conmueve al lector-espectador, pues este sabe que cada vez que Asa utiliza su catana, él desearía no tener que hacerlo. Así pues, Koike consigue sus objetivos (mover a la reflexión sobre la Justicia y la Vida) gracias a su pericia para crear historias y a un pj de una fuerza y carisma impresionantes, prueba de ello es que transciende culturas y el Tiempo.
Kojime despliega un dibuja tosco, rudo y un tanto indefinido a medio camino de la pintura tradicional y del manga. Un dibujo sencillo y limitado, pero eficaz para representar y transmitir el guión. Lo mejor de este autor es su enorme talento narrativo, cinematográfico y clásico, que provoca una lectura muy fluida y ágil. Un trabajo sencillo pero impactante por su sequedad y crudeza, ya que la poca inexpresividad de los rostros es ocultada y sustituida por un entintamiento, unos encuadres y una elección de lo que se dibuja en cada viñeta muy comunicativos. En suma, Kojime supera sus limitaciones o fallos para ofrecer un trabajo espléndido, que empuja el lector a seguir leyendo al no propocionarle ninguna excusa para detener la lectura y todas las facilidades posibles para continuarla. En menos palabras, que esta al servicio de la historia.
La edición? Correcta, barata y sencilla. Esta bien que incluyan pequeños artículos de japoneses donde se habla de la obra, ya que facilitan la comprensión y calibración de la misma. Pero no hubiera estado demás, incluir información sobre la cultura japonesa (sobre todo la de los 70, que es cuando se concibió el manga), pues sus lectores de por aquí no somos japoneses, por lo que nos perdemos detalles importantes, sobre todo sobre la intencionalidad de los autores.
Así pues este número de "Asa el ejecutor" es parangonable con el anterior. Historias duras e impactantes, originalidad por ser el prota un verdugo, voluntad no de entrener, sino de mover a la reflexión y una fascinante maestría narrativa es lo que nos ofrecen sus autores. Para mi una lectura obligatoria (no tanto su compra), en la que se puede encontrar perlas como esta: "no es la persona la que merece ser castigada, sino el delito". Frase genial, en la que nunca había caído y que creo que debería figurar en lugar de la foto del rey, en aquellos lugares donde se administra justicia.
Comentarios
¡Me encanta Asa!!!
Besitos
La edición no tiene planchas quemadas como el nene sanguinario y su paporro, pero podrían cortar bien las páginas y que siempre quedaran las viñetas alineadas y a la misma distancia de los bordes. Dentro de lo malo han mejorado y por 300 páginas el precio está bien porque no lleva cosa superfluas como la tópica subrecubierta, que básicamente encarece y se acaba rompiedo o deshilachando.