Wolverton: El Apocalipsis 1: DESTRUCCIÓN (1954)

Ya dije que el público echó a Wolverton de los cómics porque no le gustaba como dibujante. Afortunadamente se pudo ganar la vida bastante bien ilustrando. Desgraciadamente se metió en la típica secta protestante por lo que casi todo su trabajo se fue en dibujar para la revista questa publicaba. Así, ilustró todo el Viejo Testamento de la forma más mediocre y mojigata posible. El enorme respeto que Wolverton le tenía a la Biblia y el que la revista mencionada era proselitista y familiar le castraron. Así, su trabajo bíblico carece de imaginación, audacia y belleza. Aunque el tema no es exactamente ese sino que la Biblia es un libro archilustrado por lo que hay gente que lo ha mucho mejor que Wolverton. Lo único es que él es de los pocos que la han ilustrado entera. Pero es que ni siquiera Wolverton se documentó. Así, su trabajo no aporta nada ya que ni es historicista ni es mejor que lo que hay, que es muchísimo. PERO ilustró El Apocalipsis. Comparando las ilustraciones para ese libro con el resto es muy fácil ver que Wolverton perdió la mitad de su vida haciendo basura. El asunto es que  el estadounidense se pudo soltar con el Apocalipsis porque tenía que acojonar y podía ser imaginativo. Así, desatado y desencadenado, hizo uno de sus mejores trabajos. Wolverton colocó el Apocalipsis en su futuro próximo porque al ser un ferviente creyente no dudaba de que tal cataclismo va a ocurrir. Esto le da mucha distinción a estas ilustraciones pues no parecen ser bíblicas y permiten ver de forma inmejorable que El Apocalipsis son las fantasías de un fanático religioso acosado.

Todo el trabajo religioso de Wolverton se ha publicado en España. Pero, en mi opinión, en una mala edición. 1º porque sólo merecen la pena las ilustraciones de El Apocalipsis así que el libro resulta demasiado caro, 2º porque por temas de paginación los dibujos no se presentan en orden y 3º porque las citas bíblicas son muy pobres, seguramente porque se traduce las de la obra original, de modo que se pierde todo el sabor a antigualla que tienen estas que es la única gracia que tienen ahora. Yo he corregido todos estos fallos: les presento aquí sólo las ilustraciones de El Apocalipsis, ordenadas y con una traducción decente y más evocativa de la Biblia.

6:4 Y salió otro caballo bermejo; y al que lo montaba le fue dado el poder de quitar de la tierra la paz y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.

6:5-6  Cuando abrió el tercer sello oí al tercer ser viviente que decía: Ven y mira. Y miré, y vi un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los 4 seres vivientes que decía: 2 libras de trigo por un denario, y 6 libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.

6:8 Miré y vi un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra para matarla con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.

6:12-14 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.

8:7 El primer ángel tocó la trompeta y granizo y fuego mezclados con sangre fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.

8:8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.

9:16-18 Y el número de los ejércitos de los jinetes era 200 millones. Yo oí su número. Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, que tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y de su boca salían fuego, humo y azufre. Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca.