Página 17 del nº 11 de Avengers vol. V.
Esto lo dejé fuera del post en el que hablaba de que en el siglo XXI los superhéroes pretenden ser realistas, legales y serios para acomodarse al gusto burgués, que ni admite fantasías, ni alegalidades (aunque luego es la clase más corrupta de todas), ni juegos, para que no me quedase muy largo. Pongo en él como prueba fundamental de lo que digo la desaparición de los calzoncillos rojos de Superman. Puesto que el mensaje de un superhéroe está en su traje es natural que el aburguesamiento se manifieste ante todo en él. Así, hemos pasado de una indumentaria extravagante y manufacturada (mallas, capas, antifaces y calzoncillos por fuera) a una más profesional e industrial (monos con protecciones), y de unos colores brillantes y contrastados a un solo color oscuro. El superhéroe del siglo XXI quiere tener una imagen burguesa, parecer profesional, serio y responsable, y por eso ha sustituido su disfraz carnavalesco por un uniforme de trabajo. El colorario desto es la sustitución de la aventura y la fantaciencia por el noir y el espionaje, de los puños por las armas y de los supervillanos por los delincuentes. Así es como llegamos a la página que les resalto.
Lo 1º que sorprende (a un aficionado del siglo pasado) es que no parece formar parte de un cómic de superhéroes. No hay disfraces, el dibujo pretende ser realista, el coloreado es una sola gama que además es fría y hay mucha sombra, un claroscuro que pretende ser realista pero que en realidad indica maniqueísmo (o blanco o negro), cosa que revela la falsedad del realismo pues la realidad, más que gris, es multicolor, e hipocresía (2 caras), lo que ahonda la falsedad. Lo 2º que sorprende es la ultraviolencia. Sorpresa que se agiganta cuando nos percatamos de que han sido asesinatos a sangre fría. Pero lo que nos vuela la mente es la última viñeta: la asesina ha sido la Viuda Negra!!! Una Vengadora!! no un superhéroe oscuro o un justiciero disfrazado de superhéroe. Y además se ufana dello! Esa sonrisa de satisfacción es terrorífica. Como cualquier buen aficionado a Marvel sabe, los Vengadores no matan. Cuando uno lo ha hecho se han montado pollos tremendos. Pero no sólo eso, matar es un verdadero estigma en el Universo Marvel, es algo que coloca para siempre a los matadores fuera de la normalidad, como mucho pueden estar en la frontera. Eso es lo que hizo célebre al clásico Lobezno. Así pues, que una vengadora sea una asesina es algo tremendo porque es una auténtica sodomización forzada a los Superhéroes. Una auténtica violación de las normas del género ya que la muerte es algo que sobra en la ficción y en el juego. Cuando esta aparece desaparece la ilusión y la diversión porque es lo más real que hay. Pero tiene sentido por lo que hemos dicho en el párrafo anterior, el aburguesamiento significa realismo y eso significa que la muerte puede salir. El problema que a los estadounidenses se les escapa es que cuando en una historia de justicia paralegal metes la muerte llegamos al asesinato, y así los buenos dejan de serlo para alguien que cree en los derechos humanos.
El Superman Sin actual. No he caído hasta ahora pero con los calzoncillos se le ha ido la virilidad. Ahora parece que no tiene genitales. Como siempre en EE.UU. violencia sí, sexo no. Felación delito pero Pena de Muerte.
Hay que reconocer que Hickman usa vaselina. 1º no hay trajes de superhéroes. 2º la historia es de espionaje. 3º la asesina fue espía antes que superheroína, además de la KGB, y hoy en día, cuando del defensor y líder del Mundo Libre ha vuelto a asesinar a sus opositores como cualquier tirano, ha vuelto a serlo. 4º su triple asesinato rápidamente es reprochado, pero debería haber sido reprobado ya que así la cosa no se habría quedado sin consecuencias, ni siquiera ha habido remordimientos. 5º los asesinados eran asesinos. Sin duda esto es lo más importante para Hickman ya que con ello pretende convencer de que se lo merecían, exponer sus crímenes desa manera es una forma de edulcorar los asesinatos. Además no son poca cosa. Son los más radicales (bombas en una iglesia y en un banco, curiosa la mente del guionista) que se le han ocurrido a Hickman porque es consciente de que necesita lograr el mayor consenso posible para que nadie reproche nada a la Viuda Negra, es decir, a él, pues claramente es el que se esconde tras el personaje. Así pues, esto es lo que pasa cuando le quitas los calzoncillos rojos por fuera a los superhéroes. La realidad invade la fantasía y entonces el justiciero se convierte en asesino.
De todos modos esto no deja de ser algo insólito. Que Hickman haya llegado tan lejos seguramente se debe a queste nº lo estaba escribiendo cuando el atentado ese de Boston. El nº salió en julio del 2013 y aquel ocurrió el 15 de abril dese mismo año. Las fechas son bastante ajustadas pero sólo se trata de una página y Deodato es un dibujante muy rápido y las viñetas son sencillas. Así pues, aunque es comprensible que en esas circunstancias la realidad, los sentimientos y el conservadurismo se cuelen en la fantasía, también hay que reconocer que esto no hubiera pasado en la época de los calzoncillos rojos. Ahora me vienen 2 ejemplos. Ambos de Englehart. En un nº de Los Vengadores a partir de un guión suyo mueren unos bestiales terroristas. Pero no por algún miembro de ese supergrupo, el guionista los ejecuta con la pirueta inverosímil de que son suicidas. Así, en su crimen está el castigo. Algo parecido pasa con su saga celebérrima (pero a pesar dello inédita en condiciones en España) "Imperio Secreto" basada en el Watergate: el villano se suicida. Claramente Englehart cree que merece la muerte, pero sabe que el Capi no es un asesino y que el que mata de forma ilegal lo es. Ninguna sociedad, ni siquiera las de ojo por ojo, permite a cualquiera matar a sangre fría a un asesino. Así pues, esta página ha podido ser publicada porque los Superhéroes han cambiado su carácter juguetón pero moralizante por el realismo y la seriedad y sus calzoncillos rojos por fuera por un uniforme negro de cuero para ser burgueses.
Comentarios
Y yo que me lo he pasado bomba y me he reído un montón leyendo a Ariel Dorfman y sus cubanos del alma, gracias a que pude ir espigando de año en año por los tienduchos de la segunda oportunidad, casi desearía que ahora saliese un crítico antihegemónico como aquellos. Con lo bonito que es el maniqueísmo empleado desde la perspectiva simbólica y religiosa y no en estas sofisticaciones sociales de teleserie.